«Oíd mortales el grito sagrado, libertad, libertad, libertad”. Lo anterior no es un brote exacerbado de nacionalismo que profesamos. Es hacer mención a uno de las tantas muestras de cómo el capitalismo y dentro de éste las llamadas democracias, repiten hasta el hartazgo que su sistema y su régimen son los paladines de la libertad y le enrostran enfáticamente a sus enemigos y hasta adversarios, la falta o la limitación...