Bien tempranito, pasaditas las siete de la mañana los alrededores del Obelisco comenzaron a poblarse de trabajadores con llamativos mamelucos naranjas y azules, muchos de ellos lucían sobre sus cabezas un robusto casco con su correspondiente lámpara, los automovilistas no entendían lo que pasaba, creyeron que se trataba de una emergencia ecológica o alguna catástrofe ambiental, pero no, se trataba de algo que en los últimos tiempos se ha...