La Policía es el brazo armado del Estado burgués cuya función social es reprimir a los trabajadores que salen a luchar. Pero además es de las instituciones más podridas y corruptas de todo el sistema “democrático” capitalista. De manera cotidiana el pueblo trabajador puede ver que es la fuerza policial la garante de los más turbios negocios en los barrios (trata, narcotráfico, secuestros extorsivos): la policía genera inseguridad. Además de tener este funesto rol como organizador y encubridor de las más podridas redes delictivas, la policía se carga todos los días pibes con el gatillo fácil o mandándolos a robar y exponiéndolos a la muerte. Y por supuesto, el encubrimiento está a la orden del día en dichos casos. También condenan a la muerte a las mujeres que van a denunciar violencia y son desestimadas y hasta ridiculizadas, dejándolas desamparadas ante la violencia machista, re victimizándolas con más violencia machista e institucional.

Tres policías fueron apartados de la investigación sobre el femicidio de Araceli Fulles. Uno de ellos es el hermano de dos de los implicados en el asesinato, Elián Ismael Ávalos, y dos más por negligencia en la realización del primer allanamiento, el subcomisario Hernán Humbert y el principal José Gabriel Herlein[1]. Nuevamente, complicidad y encubrimiento tan burdos que el propio Estado tiene que salir a darle una reprimenda a alguno de sus perros guardianes.  Un tristemente célebre antecedente es el de Candela Sol Rodríguez, la nena de once años que fue asesinada en Hurlingham en 2011, en un episodio que aún no fue esclarecido. Se manejó desde el vamos la teoría del encubrimiento policial, pero sin quedar claro qué había detrás de este: si era trata de personas, narcotráfico o algo relacionado al pasado delictivo del padre de Candela. Lo único que se sabe es que a un año del femicidio removieron de sus cargos a  Roberto Castronuovo, el jefe policial a cargo de la investigación, al superintendente de Delitos Complejos y Crimen Organizado, Walter Carballo, y de Seguridad Interior Norte-Oeste, Sergio Zudaire. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que hubo encubrimiento policial, y que Candela está muerta.

El reciente descubrimiento del cuerpo de Araceli Fulles en una casa que ya había sido allanada luego de 25 días de su desaparición puso nuevamente este problema sobre la palestra. Desde el primer día la familia de Araceli señaló a la policía como la principal causa de que la investigación no avance. El padre de Araceli acusó a la policía de robar un porta maquillajes cuando revisaban el cuarto de Araceli –todavía desaparecida- y plantarlo en Villa Ballester, a 3 kilómetros de donde finalmente encontraron el cuerpo,  para entorpecer la investigación[2]. Se los acusa de interferir en los rastrillajes y de filtrarle información a los imputados del caso: se trataba del hermano de un policía, de los amigos de los narcos del barrio, que son los amigos de la yuta también, no dudamos que dichas acusaciones sean ciertas. La familia siempre sostuvo que la fiscal mostró una completa apatía al caso y que la policía entorpecía las investigaciones, que los allanamientos eran irregulares y que se desoían testimonios clave (como el del propio Badaracco) mientras daban lugar (y prensa) a testimonios claramente falsos, como los que decían haber visto a Araceli viajando hacia otra provincia. Desde la propia municipalidad de San Martín también denunciaron que la policía no usó perros entrenados en encontrar cadáveres en los primeros allanamientos[3]. La policía se escuda en que al ser una investigación por persona perdida, por averiguación de paradero no correspondían dichos perros. Sin ir más lejos Badaracco, quien estuvo prófugo y casi escapa gracias a que sus amigos en la fuerza le avisaron que estaba por caer, había declarado más de una vez frente a la fiscal Graciela López Pereyra y si bien se había establecido que fue el último en ver con vida a Araceli no se lo detuvo en ningún momento. Claramente Badaracco tuvo siempre información muy precisa de cuándo corría riesgo de captura y cuándo podía presentarse a declarar sin temor alguno.

Esta fiscal no solamente lo dejó ir, sino que además se negó –mientras Araceli estaba todavía desaparecida- a cambiar la carátula de la causa. Hasta la aparición del cuerpo la causa estaba caratulada como “averiguación de paradero”: la negativa de la fiscal López Pereyra a cambiar la carátula le restó recursos a una investigación de por sí absolutamente contaminada. La fiscal Graciela López Pereyra debe ser inmediatamente apartada de su cargo. La familia de Araceli, el 26 de abril anunció que cambiaba de abogado, iban a contratar a uno privado para que inicie el pedido de cambio de carátula a la fiscal, al día siguiente apareció el cuerpo de Micaela.

No puede ser que con más de un femicidio por día contemos con un sistema judicial expeditivo para encarcelarnos por abortar, por salir a luchar o por defendernos de los abusadores pero que cuando desaparecemos en la comisaría les pregunten a nuestras familias si no nos habremos ido “de gira”. Ni siquiera la detención de Badaracco fue gracias al accionar de la Justicia sino que fueron los propios vecinos de la villa 1-11-14, donde estaba oculto, quienes alertaron primero a la policía, que los desoyó, y luego a la Gendarmería y a los medios hasta que finalmente lo apresan.

Hay que tener presente que esta es la norma, no la excepción. Que de este gobierno archi reaccionario y misógino de Macri sólo podemos esperar más avanzadas sobre nuestros derechos. Que así es ser mujer en este país, que en todo caso algunas mujeres tendrán más suerte porque al hacerse público su caso quizás la presión mediática acelere algunas cosas. Pero estos entramados mafiosos, estos encubrimientos grotescos suceden en muchos de los casos de los que sólo tomamos dimensión por las estadísticas. En esos casos de los que nadie se entera, Araceli podría haber sido uno de ellos: era una piba pobre, fácilmente estigmatizable, vulnerable.  Todos los días hay gente que encubre femicidas y violadores especulando con el olvido de la prensa y la sociedad, especulando con los pocos recursos de una familia, con los tiempos que enfrían las causas, hasta especulando con la enorme cantidad de femicidios por mes que no permiten que todos tengan la misma repercusión. Y esa es la normalidad. La negativa a olvidar un solo nombre, a una sola compañera, es lo único que nos puede garantizar algún tipo de Justicia. Ubicar exactamente a nuestros enemigos, los encubridores de femicidas y violadores y las instituciones podridas de este Estado capitalista bananero, y salir de conjunto a luchar contra ellos es la única manera de terminar con la impunidad.

La organización política de las mujeres y la construcción de un movimiento de mujeres independiente de todo sector patronal y de lucha en las calles es la única posibilidad real que tenemos para detener el flagelo de la violencia machista que todos los días nos arranca pibas de entre las manos y que cuenta con la protección de todo el aparato estatal.

Violeta Roble

[1]https://www.clarin.com/policiales/crimen-araceli-policias-mira-hermano-detenidos_0_H1rLvhlkZ.html
[2] Idem.
[3]http://www.perfil.com/policia/caso-araceli-las-increibles-irregularidades-de-la-policia.phtml

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