“En el horizonte centelleaban las luces de la capital, incomparablemente más bella de noche que de día, semejante a un dique de pedrería que se alzaba al borde de la llanura desnuda. El viejo obrero sujetaba el volante con una mano, y con la otra señaló en un gesto de alegría la capital que brillaba a lo lejos. —
¡Eres mío! —exclamó, con el rostro radiante—. ¡Ahora sí! ¡Mi Petrogrado!”
John Reed, Diez días que conmovieron el mundo

La Revolución Rusa cumple cien años en un mundo convulsionado. El triunfo electoral de Donald Trump en EEUU ha abierto todo tipo de especulaciones sobre un giro “nacional-imperialista” en la política de la mayor potencia mundial. La llegada de este demagogo al poder es reveladora de problemas profundos en la situación de EEUU y el mundo, avanzada la segunda década del siglo XXI.
La crisis mundial abierta en el 2008 sigue presente. La economía internacional está marcada por una mediocridad en los desarrollos que ya ni China (que ha reducido su ritmo de crecimiento) logra contrapesar. Al mismo tiempo, la hegemonía internacional del gran país del norte viene debilitándose, como lo refleja la principal consigna de campaña de Trump, “Make America Great Again”.
A la crisis económica internacional no resuelta se le suma una tendencia a una crisis creciente en el terreno geopolítico (relaciones entre Estados), lo que conjugado con la aparición de una nueva generación explotada y oprimida que hace sus primeras experiencias de lucha augura una eventual radicalización de los desarrollos en todo el orbe.
Es verdad que la coyuntura política mundial está teñida hoy por un curso reaccionario; también que el nivel actual de las luchas obreras se mantiene bajo, y una fracción de esa clase se expresa electoralmente hacia la derecha en diversos países. Sin embargo, en una mirada más de conjunto, lo decisivo es que la experiencia está recomenzando: una nueva generación hace sus primeras armas, y bajo las condiciones de una acumulación capitalista que se renueva, está surgiendo la más grande clase trabajadora conocida en la historia de la humanidad.
Es aquí donde cobra toda su relevancia el centésimo aniversario de la Revolución Rusa. Las condiciones objetivas en las cuales se desenvuelve el mundo están haciendo posible –en un plazo difícil de estimar– una tendencia a la ruptura de los equilibrios mundiales del imperialismo y el capitalismo construidos en las últimas décadas: una nueva época de crisis, guerras y revoluciones podría estar reabriéndose.
Y aunque entre las nuevas generaciones sigan pesando los relatos del “fin de la historia”, la “posmodernidad”, el vivir exclusivamente el presente y una grave crisis de alternativas al capitalismo, el debate del balance del siglo más revolucionario de la humanidad seguramente se abrirá paso a lo largo de 2017, así como el de cómo relanzar la perspectiva del socialismo en su sentido más auténtico: la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos.
En este contexto, en una serie de países el socialismo revolucionario, el trotskismo, está viviendo experiencias de gran riqueza y debates estratégicos. Parte de esto es la formación en la Argentina de la Izquierda al Frente por el Socialismo entre uno de los partidos de nuestra corriente, el Nuevo MAS, y el MST; un nuevo frente sobre la base de un programa de independencia política de clase y una perspectiva de gobierno de los trabajadores. Se trata de un instrumento de enorme importancia, que busca ser una alternativa ante la vacancia política que se vive entre amplios sectores como subproducto de la crisis del “progresismo” burgués que se vive en la Argentina y toda Latinoamérica.
Por lo demás, en nuestro continente y en diversos países europeos asoman procesos de búsqueda y realineamiento fundados en discusiones más de fondo respecto del período actual y el balance del último siglo. Son debates estratégicos bienvenidos que comienzan a abrirse paso y en los que queremos tallar con elaboraciones que venimos desarrollando desde la fundación de nuestra corriente.
Recogiendo esas lecciones y sobre todo de manera preparatoria para las tareas que nos deparará el 100º aniversario de la Revolución Rusa, en la Argentina realizamos en agosto de 2016 la I Jornada del Pensamiento Socialista, iniciativa que pretendemos repetir y ampliar en 2017 en Argentina y en otros países.
El conjunto de estas temáticas es abordado en esta edición doble de nuestra revista: desde el significado del triunfo de Trump, pasando por los problemas económicos y geopolíticos del mundo actual, hasta cuestiones de balance histórico del siglo XX y la problemática del derecho en la transición socialista. Este número doble marca así un momento de particular riqueza en la elaboración teórica y política, reflejando la madurez de nuestra corriente en este aspecto, con una revista militante y reflexiva de edición ininterrumpida a lo largo de más de una década.
Esta maduración teórico-política es concomitante con el fortalecimiento y crecimiento de nuestra corriente, que ha ido acumulando condiciones para un salto en calidad y numérico expresado en la consolidación de algunos de sus núcleos fundacionales, así como la apertura de otros en Latinoamérica y Europa.
Dejamos entonces en manos de nuestra militancia, simpatizantes y lectores en general esta edición doble y de especial significado como homenaje a la generación que protagonizó la mayor revolución en la historia de la humanidad: la Revolución Rusa, que llevó al poder a la clase obrera con sus organismos de poder y autodeterminación, los soviets, y su partido revolucionario, el partido bolchevique.

Consejo de Redacción

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