Por Zoila Mara, desde Caracas para Socialismo o Barbarie, 22/07/2016


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Para afrontar los graves problemas que padecemos los trabajadores y el pueblo, debemos organizarnos en independencia total del gobierno y la derecha proyanqui

Soportamos una inflación descomunal, el salario más los bonos sólo cubren el 10% de los gastos de alimentos e higiene. Pero aun a precios exorbitantes los productos más comunes del menú de los venezolanos como arroz, aceite, harina de maíz, caraotas [fRijoles], no aparecen por ningún lado. Se puede conseguir dos panes por persona, pero hay que hacer cola, como en las películas sobre la vida en Europa durante las guerras, algo nunca visto en Venezuela.

Es verdad que durante fines de los años 80 muchas familias venezolanas pasaban hambre, cuando el gobierno neoliberal pagaba la deuda con el FMI. Pero el que podía pagar conseguía de todo. Ahora la miseria llega incluso a las clases medias. Los más ancianos hasta lloran y se deprimen porque no reconocen su país. Pensaban vivir una merecida vejez tranquila y no pasando trabajo sólo para comer.

Las miradas se cruzan con cualquiera en la calle y no hacen falta palabras, se lee la desesperación y hasta incredulidad. En cualquier hogar, aún de clase media, pasan días sin que se pueda cenar. Ya se ven los cuerpos más delgados, del vecino, de uno mismo: ¡es la dieta de Maduro!

Y todos pendientes de unas bolsas que el gobierno debe vender a precio módico, con esos productos tan añorados: un kilo de arroz, azúcar, una botella de aceite, un kilo de harina, carne, pollo, papel higiénico. ¡Una bolsa por familia cada 15 días! Eso, cuando llega y no se queda en los meandros de las redes de distribución corruptas y mafiosas. Y como el Consejo Comunal es el encargado de vender las bolsas se arman peleas entre vecinos: “¡Aquel tiene plata no le vendan la bolsa!”, “¡Ese es escuálido!”, “A mí me tocan dos!”…

El precio anunciado por el gobierno de la bolsa es de 1.700 bolívares… pero en realidad hay que pagar de 3.000 a 4.000…Esos productos tan necesarios también se pueden conseguir en el mercado negro… pero a 400% del valor indicado!!!

Ahora el gobierno ha encargado a los militares de la distribución de comida desde el puerto hasta los consejos comunales. Aunque haya un poco de honestidad  –cosa dudosa en esta sociedad capitalista– y sin tomar en cuenta la sempiterna corrupción, no será sino una repartición de la miseria.¡ Porque se importa menos de la cuarta parte de los alimentos que llegaban en 2012!

El gobierno debe pagar las deudas que ha contraído con China y otros acreedores. Entonces, en lugar de comprar los alimentos que necesita la población, paga esas deudas. Pequeño detalle: nadie sabe cuánto es la deuda venezolana. Se dice que China obliga al estado venezolano a financiar importaciones que el pueblo no necesita prioritariamente. ¡Yo vi esta semana abastecer una tienda de aparatos de musculación chinos, en plena penuria de alimentos básicos!

La inflación, los bancos y la política económica del gobierno hacen muy difícil la vida. Con lo que se puede sacar diario del cajero electrónico, apenas se puede pagar un almuerzo en un restaurante común. Hay que sacar dinero todos los días.

En los pueblos del interior, cuando no hay o no funciona el cajero, las licorerías, que nunca cierran, cobran el 15% para facilitarle efectivo a los habitantes. Es una enorme estafa contra los más pobres. Es muy penoso hacer mercado por la hiperinflación. El efectivo se termina en dos productos y el resto hay que pagarlo con tarjeta bancaria. Y como no hay lo necesario en un solo comercio, hay que hacer cola por cada producto casi, y también para la conexión telefónica con el banco. En los pueblos las conexiones se interrumpen, lo que paraliza prácticamente el mercado. Imposible de comprar lo más necesario para vivir, aun teniendo dinero en la cuenta.

La corrupción sindical también ha cambiado. Antes los ministerios cedían al dirigente sindical una comisión de 0,1 % de las ventas de electrodomésticos a los trabajadores. Así los burócratas lograban tener apartamentos y automóviles, que no se podía permitir el trabajador de base.

Ahora como no hay electrodomésticos que vender, entidades asociadas a los corruptos del Ministerio prestan dinero a los trabajadores necesitados. Por 20 mil bolívares se debe reembolsar 52 mil, y el dirigente sindical recibe siempre el 0,1% del pingüe negocio. Ganan los usureros y los burócratas con la desesperación de los trabajadores. Es la adaptación de los métodos de control de sindicatos de la democracia burguesa venezolana desde 1958, o quizás el estado venezolano lo copió antes, de las petroleras extranjeras.

Los trabajadores luchan

Hay huelgas y manifestaciones de trabajadores contra esta situación insoportable. Los de hospitales, los maestros, los técnicos y obreros de la empresa estatal de electricidad Corpoelec, a los que acompañamos en movilización por el centro de Caracas.

Los trabajadores de Corpoelec, unos 50 mil a nivel nacional piden nueva contratación con un sueldo de 100 mil bolívares, que no alcanzaría tampoco para los gastos de una familia. Pero muy pocos estaban presentes en la movilización, y en los sectores movilizados se han declarado en huelga el 80%. No todos están parados porque tienen miedo a ser despedidos. Y los que están, tienen dudas, porque a través del mecanismo de los bonos salario, pierden más del 50%, en una situación de derrumbe sideral del salario.

Es un conflicto difícil, se trata mayoritariamente de trabajadores que hacen labores de mantenimiento preventivo y de reparación de incidentes. Los bajísimos salarios son un factor de los tan numerosos cortes de luz, sobre todo en la provincia. El dirigente del sindicato de Corpoelec, bolivariano, es el mismo de antes de la época Chávez, un antiguo adeco. Como muchos arribistas, cambió de camisa para continuar en posiciones de poder. Los trabajadores lo saben y no tienen ninguna confianza en él. No se ha logrado crear sindicatos independientes por el control que conserva el chavismo y la debilidad de las alternativas revolucionarias, que hasta hace poco actuaban separadamente.

El gobierno

A pesar del enorme descontento, el gobierno tiene controlada la situación. Cuenta con el apoyo de los militares, quizás el sector más privilegiado en estos años. Ejemplo: ahora  las fuerzas armadas dirigirán la explotación minera del Amazonas: oro, coltán, hierro y diamantes. Es el decreto del arco minero. Del petróleo pasaremos a seguir el con extractivismo, produciendo un daño ecológico inmenso, y sin desarrollo de fuerzas productivas para el bienestar de la población.

Diosdado Cabello, militar, que viene a ser una especie de primer ministro, la mano dura «socialista» del régimen,  amenaza con represión a todo el que critique, haciendo una amalgama entre la derecha proimperialista, la MUD (Mesa de Unidad Democrática) y los partidos y luchadores de izquierda. Esto también lo hace en un lenguaje civil populachero, que se cree divertido.

El gobierno logró controlar los masivos desórdenes y saqueos en junio de este año, provocados por hambre en el estado Sucre, al Oriente del país. Para evitar otra revuelta, ahora los productos alimenticios importados llegan al puerto de esa región, dejando más en la penuria al Centro y Occidente del país. Lástima que las manifestaciones espontáneas de los trabajadores y el pueblo no logran una expresión política revolucionaria. Es la tragedia desde 1992. Chávez se hizo representante de las aspiraciones del pueblo venezolano para desmovilizarlo, restaurando la dominación burguesa, bonapartista, populista y nacionalista.

También el gobierno está logrando impedir el referéndum previsto por la Constitución. La oposición de derecha recogió seguramente las firmas necesarias, el gobierno y sus organismos se niegan a reconocerlo. Dice que las firmas son fraudulentas. Si el referéndum se hace, Maduro pierde casi seguro como en diciembre, y sale del gobierno. Perdería, aunque los jóvenes, una gran parte de los trabajadores y el pueblo no son tontos y saben que un gobierno de la derecha sería peor. Se perdería lo que queda de las misiones, atención médica inmediata, escuelas con comida para los niños, etc. Un desastre peor tal vez que el caso de Dilma en Brasil.

El gobierno viene reprimiendo las luchas de los trabajadores y de sectores de izquierda. A primera vista no se parecen los organismos represivos de aquí a los de Alemania, Francia etc. Allá son verdaderos robocops violentos, tienen la apariencia para hacer daños físicos, y para eso están. En Venezuela los policías hablan y se ríen con los manifestantes… parecen más inofensivos… Pero a la hora de reprimir no son menos dañinos que los de los países desarrollados. El gobierno monto una OLP (Organización de Liberación del Pueblo), que tiene carta blanca para matar hampones, azotes conocidos, sin previo proceso. Por el hartazgo del pueblo con los delincuentes son cada vez más frecuentes los linchamientos en los barrios populares.

Una nueva generación militante

Hemos visto a jóvenes universitarios de diversos grupos de izquierda manifestar juntos contra el decreto del arco minero. Esta nueva generación no se ilusionó con Chávez, critican al gobierno, y no esperan nada de la derecha. Tenemos esperanza que estas nuevas generaciones logren montar una alternativa revolucionaria autónoma frente al chavismo y a la derecha proyanqui. Sin muchas explicaciones ellos pueden entender que sólo la clase obrera organizada, con participación específicamente de los jóvenes, las mujeres, puede dirigir una sociedad justa, verdaderamente socialista.

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