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“Me gustaría saber qué tan pobres son los pobres. Yo tomo con pinzas la información sobre la pobreza (…) Es gente que pasó de estar muy cerca del límite de arriba a estar muy cerca del límite de abajo, no es que ha empeorado tanto”.

González Fraga, julio 2016

 

Aunque esta frase repugnante no es la más repugnante de todas las que ha lanzado González Fraga últimamente, nos pareció la mejor para descubrir los dos aspectos más importantes de las consecuencias sociales del plan económico del gobierno.

Primero digamos que, aunque este tipo no tiene un cargo formal en el gobierno, no es un comentarista más pasado de rosca sino el economista que dirige realmente el Ministerio ídem.

Segundo, mencionemos que lo que hace aquí no es “tomar con pinzas” los índices, sino directamente abolir toda posibilidad de hacer un índice, porque siempre que se traza una línea va a haber gente “muy cerca del límite”, y hacer un índice es justamente eso, trazar una línea. El tipo no quiere índices y ya, esa es la cosa, como no los quiere nadie del macrismo, que pasó de criticar la manipulación del Indec que hacía el gobierno K a silenciarlo absolutamente, no emitiendo ningún índice sobre la situación social.

Tercero, aclaremos que esta fue una de las contestaciones de Fraga a la publicación de los índices de pobreza medidos por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, que dice que “en los tres primeros meses del año la pobreza se incrementó en 1,4 millones de personas, mientras que otras 350 mil personas ingresaron a la indigencia, y estimó en 34,5 por ciento el índice de pobreza en marzo de este año, lo que equivale a 13 millones de individuos en todo el país”.

¿A qué dos aspectos nos referimos? En primer lugar, al crecimiento de la pobreza en términos cuantitativos y cualitativos: 13 millones de personas son pobres, y ser pobre es cada vez más fatal. Las conquistas pos Argentinazo como las bajas tarifas de servicios públicos y una inflación relativamente controlada, hicieron que muchos de esos millones, aunque tuvieran trabajos precarios y bajos salarios, pudieran apechugarla mejor: cocinar adentro de la casa con gas, calefaccionar las viviendas, acceder a cierta cantidad de proteínas, etc.

Los tarifazos y los incalculables aumentos de los comestibles bajo Macri hacen que un montón de gente, que quizás ya estaba bajo la línea de pobreza, viva mucho peor. O muera. En provincias como Córdoba, por ejemplo, el Dr. Carlos Presman, con datos del Instituto Médico Forense de la provincia, denunció: “Esta dificultad de poder mantener un clima templado, en condiciones climáticas adversas ha hecho que en lo que va del año tengan registrado aproximadamente 20 muertos por intoxicación con monóxido de carbono o muertos por hipotermia”.

Presman también se refirió al incremento de muertes por la gripe A: “Si el virus es el mismo, y nosotros somos los mismos, ¿qué cambió para que aumente tanto la mortalidad? Lo que cambió fueron los determinantes sociales. Cuando el Estado se retira o la accesibilidad a los servicios como el gas, la luz o la comida es extremadamente cara; y a eso le sumás desocupación, inflación, recesión, son determinantes sociales que causan enfermedad y muerte”.

La otra genialidad de Fraga: “La clase media en términos relativos está peor que la clase más baja, porque la clase más baja no depende tanto de las tarifas, consumen muy poco o están colgados de los servicios”, es una rotunda mentira. Hace años que en los barrios populares –en el conurbano por ejemplo– la mayoría tiene medidor de luz y se conectó al gas.

“Me pone triste tener frío adentro de casa”, nos dice una docente. El sentido común no cuenta a los docentes entre “los pobres”, pero tener frío en casa, por donde lo mires, es “cosa de pobres”. Y acá vamos al segundo aspecto que queremos destacar en cuanto a la pobreza en la Argentina de Macri. Ese millón y medio que según Fraga solamente pasó de estar un poquito arriba de la línea a estar un poquito abajo, son los trabajadores a los que él llama “clase media”, los que “pagan impuestos”, los de “la ilusión”, ¿se acuerdan?: “Le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior. Eso era una ilusión. Eso no era normal”.

Cristina les hizo creer a los trabajadores que les recortaba el salario para alimentar a “los pobres”. Entonces, muchos votaron al PRO pensando que Macri ni por las tapas iba a querer alimentar a los pobres, cosa en la que acertaron cien por ciento. Lo que no se imaginaron era lo que el macrismo considera “normal” para la vida de los trabajadores, que es, justamente, ser pobres. Y estar un poquito abajo de la línea de pobreza, o arriba pero más cerca de la línea, significa mirar al plasma cagándote de frío y caminar 30 cuadras para ahorrar bondi, porque el que tiene auto lo saca tres días a principios de mes, que es cuando tiene para el gas.

Significa también, por ejemplo, dejar la prepaga y empezar a usar la obra social sindical, muchas de las cuales, como la de la UOM, tienen a sus directivos encausados por haberse robado todo. O tener que pasar a los chicos a una escuela pública que se cae a pedazos y no tiene agua ni gas, las escuelas de los pobres.

Las medidas de este gobierno no se miden solo en números. Vidal manda a las escuelas un “menú” para perros de la calle. Anuló la ley que obliga a proporcionar leche a todos los niños. El plan es promover un cambio social profundo en la Argentina: que los pobres se mueran y los trabajadores ocupen su lugar.

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