El gobierno nacional presentó un proyecto de reforma electoral en el Congreso Nacional. Este proyecto fue acordado a priori con los principales partidos patronales, por lo que es de esperar que sea aprobado con algunas modificaciones menores que permitan simular un debate democrático donde no lo hay.

Recordemos que el actual sistema electoral organizado alrededor de las PASO es profundamente antidemocrático y proscriptivo. Antidemocrático porque las internas abiertas compulsivas limita el poder de decisión de los militantes y afiliados de los partidos en pos de un tercero ajeno al mismo. Que se entienda bien, si un partido es un conjunto de personas organizadas alrededor de un programa político que defiende unos intereses específicos, es un despropósito que cualquier persona que no comparte ese programa tenga potestad para definir quién es el candidato que representa a esa fuerza. Es un atropello a la democracia que, por ejemplo, una señora como Mirtha Legrand, con reconocidos pergaminos reaccionarios, tenga el derecho a decidir sobre quién es el mejor representante de un partido de trabajadores. Esto es una intromisión descarada en la vida interna de las organizaciones que, lejos de fortalecer los partidos, los debilita.

El otro elemento eje de las PASO es el piso proscriptivo que impone para participar de la elección. Antes de las PASO todo partido político reconocido, es decir, que cumpla con los requisitos legales, tenía derecho a participar de las elecciones. Ahora no. Las PASO le imponen a todos los partidos superar el 1,5% de los votos.

La actual reforma electoral deja todo esto como está, por lo tanto, no mejora en nada al sistema vigente. Más aún, lo empeora, puesto que una de las modificaciones que impone es que en las PASO no se puede cortar boleta. Hasta ahora uno podía optar por elegir el candidato a presidente entre los postulantes de un partido o frente electoral y a los candidatos a diputados entre los postulantes de otro. Esto ayudaba a algunos partidos a superar el piso proscriptivo del 1,5%, puesto que mucha gente cortaba boleta para ayudar a los candidatos a diputados de los partidos más chicos a sortear esa trampa. Ahora no. Esta modificación le quita derechos al votante y a los partidos con menos recursos en favor de los partidos más grandes, y además es funcional al sistema de listas sábana, puesto que si el votante quiso optar entre los candidatos a presidente de una lista, ahora está forzado a elegir entre los diputados que están colgados a ese partido. En el mismo sentido fuerza a las organizaciones locales a tener que subordinarse a los grandes partidos o alianzas nacionales: ¿cómo va a hacer un partido vecinal para pasar el piso proscriptivo si por definición no tiene candidatos a presidente, ni a diputados ni a gobernador?

Otro aspecto que el proyecto deja en las sombras es el sistema de financiación de las campañas electorales. Se argumenta que se ampliarán la cantidad de auditores contadores, pero esa es una formalidad. El actual sistema de financiación vigente y que nadie pretende modificar, es intrínsecamente corrupto. Los candidatos no responden a programas o ideas políticas, sino a los empresarios y grupos económicos que los financian.

Desde el Nuevo MAS denunciamos que esta reforma no tienen nada de progresivo y que tras la farsa de ser una modernización del sistema electoral, se esconde un afianzamiento y endurecimiento del sistema antidemocrático vigente, que busca fortalecer a las principales partidos patronales en detrimento de los derechos democráticos de los ciudadanos y de los partidos más pequeños y las organizaciones de los trabajadores, explotados y oprimidos.

 

Martín Primo

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