El presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, ya está un poco asustado por el ingreso de dólares golondrina, y ahora quiere impedir que los inversores extranjeros puedan entrar al negocio de las Lebac con tanta facilidad, obligándolos a pasar por la Caja de Valores en vez de la agencia de compensaciones Euroclear, que permitía hacer el negocio desde afuera y en segundos. Vaya ironía: eso no es otra cosa que una forma suave de control de capitales, concepto que siempre olió a azufre en los manuales del PRO. Pero la “patria financiera” no tendrá por qué quejarse, ya que Sturzenegger quiere aliviar la tremenda carga que sufren los pobrecitos bancos al sostener esas sucursales pequeñas e ineficientes del interior. ¿Cómo? Pues adaptando las sedes del Correo Argentino (estatal) para que cumplan tareas de atención bancaria, como instalar cajeros automáticos. Y todos contentos.

 

Una más del Banco Central. Ahora que “llueven dólares” (golondrina, claro, que van a la bicicleta financiera de las Lebac) y el dólar tiende a bajar, casi nadie se pone a pensar en las reservas en divisas como un problema. Pero como esto es Argentina, ese tema nunca se puede dar por resuelto: en 2010, el kirchnerismo pasó por una situación similar de “abundancia de dólares” y creyó incautamente que tenía la vaca de divisas atada. Sólo un año después Cristina tuvo que cerrar la canilla de verdes (el famoso cepo), y terminó su gestión contando los dólares del BCRA con cuentagotas. ¿Cuál es la situación al respecto hoy? Un garconomista mayor, Nicolás Dujovne (columnista habitual de La Nación), calcula que las reservas netas propias, no prestadas, del BCRA, no exceden los 1.200 (mil doscientos) millones de dólares.

 

Cunde el desconcierto en las usinas neoliberales ante las medidas del gobierno. Alguno, como Javier Milei (otro garconomista polifacético de envidiable prontuario), se queja de que Prat Gay es “keynesiano”, que va demasiado despacio y que toma medidas “de corte socialista” (juramos que lo dijo en TV). Pero gente más seria como FIEL, de donde salieron López Murphy, Artana y otras joyitas, se mostró preocupada por lo que llamó un “sobreajuste tarifario” como el del gas. Estos garcas se asustan de que el PRO es ya peligrosamente garca …

 

Precisamente a propósito del tarifazo de gas, hay que decir que el gobierno debió retroceder un poco en su intento de implementación de un ajuste brutal. En particular en la Patagonia se verificó una verdadera rebelión, impulsada, digámoslo, por todo el mundo, desde los trabajadores hasta los mismos empresarios y funcionarios, porque los aumentos de hasta el 2.000% eran una locura que invitaba, directamente, a la desobediencia civil: el gas es un insumo vital en el sur del país. En las reuniones urgentes de los gobernadores patagónicos con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el de Energía, el CEO de Shell Juan José Aranguren, la respuesta inicial del gobierno fue una burla. A saber, que las boletas se paguen 50% ahora y 50% en cuotas en los meses de primavera-verano de este año y el próximo. Encima, eso era sólo para las pymes, que para colmo no tienen consumo estacional sino continuo todo el año. El lunes 23 ya la cosa fue más en serio: poner un tope del 400% al aumento en la tarifa residencial (sólo para la Patagonia). Pero los gobernadores no agarraron; entre otras cosas, no les da ninguna solución a las empresas de sus provincias. Además, ¿el gobierno nacional no sabe que en el resto del país no va haber temperaturas precisamente tropicales? Del lado empresario (y los gobernadores) se espera un aluvión de recursos de amparo ante la justicia. ¿Y el pueblo, qué puede hacer? Puebladas contra el tarifazo, ¿no?

 

No sé si un veto justifica convocar a un paro, porque está previsto en la Constitución nacional. Lo que no queremos es que después del voto sigan los despidos” (Antonio Caló, de la UOM). Los ruegos de Caló fueron escuchados: desde el momento en que Macri anunció el veto no hubo un solo despido más en la Argentina… Era firme candidato a la PROtudez de la semana hasta que recordamos que Caló no es del PRO. Pero merecería.

 

Hablando de los muchachos cegetistas, y tal como señalamos la semana pasada, su “pasividad” (por decirlo suavemente) tiene un explicación demasiado sencilla: 2.700 millones de pesos de excedentes del Fondo Solidario de Redistribución que van a ir a parar a las obras sociales administradas por la burocracia sindical. Luego viene la negociación por el pozo grande, que son 30.000 palitos. Según cuenta el periodista Mariano Martín, “en el Ejecutivo dijeron que antes de mitad de año se hará el desembolso prometido” (Ámbito Financiero, 23-5-16). Bueno, al menos alguien va a poder festejar la llegada del segundo semestre. Vendidos, dijo el martillero.

 

Frase PROtuda de la semana:

“No la conozco personalmente a la señora Bonafini, pero es difícil encontrar otro argentino que haya sido tan agresiva y ofensiva contra todo aquel que pensara distinto que ella” (sic Marcos Peña, jefe de gabinete).

Hebe de Bonafini puede ser verbalmente agresiva, y muchas veces no coincidimos con ella. Pero ya que tanto le cuesta a Peña –además de expresarse en correcto castellano– encontrar otro “argentino tan agresivo contra el que piense distinto”, lo ayudamos: Videla, Massera, Galtieri e infinidad de oficiales de las Fuerzas Armadas; los servicios y policías que desaparecieron a Julio López, Luciano Arruga y tantos otros; los funcionarios de la Alianza que mandaron a matar en Plaza de Mayo en 2001 (algunos de ellos, condenados a cárcel esta semana); Eduardo Duhalde y sus secuaces, autores de la masacre del Puente Pueyrredón; Jorge Sobisch y su policía asesina de Carlos Fuentealba; José Pedraza y sus mafiosos que mataron a Mariano Ferreyra; Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, que responden a casi cualquier manifestación de trabajadores con balas de goma, gases lacrimógenos y bastonazos policiales.

¿Le alcanza, señor jefe de los ministros, o quiere que extendamos la lista? Mire que no cuesta nada, eh.

M.Y.

 

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