Conflicto en Programas Socioeducativos

 

Entrevistamos a Alicia, compañera coordinadora de uno de los Centros de Actividades Juveniles (CAJ) de una Escuela Secundaria de la Ciudad de Córdoba. Trabaja en los mismos desde el año 2013.

¿Qué son los CAJ?

Son programas socioeducativos que se implementan como estrategia para hacer efectiva la Ley de Educación Nacional que pregona una educación secundaria obligatoria. Hay distintas líneas que apuntan a fortalecer el acceso a este derecho, que es poder terminar la educación secundaria. Funcionan desde el año 2001. Apunta al fortalecimiento de las trayectorias escolares más discontinuas.

Venían funcionando con seis talleres que elegían los chicos. Se armaba un proyecto pedagógico colectivo, haciendo un diagnóstico participativo, con la comunidad educativa. Fundamentalmente con el protagonismo de los chicos y las chicas.

Contános en qué condiciones laborales se contratan a los coordinadores y talleristas…

Bueno, acá encontramos los mayores puntos en común de todos los programas socioeducativos. Y es el alto grado de precarización en el que estamos todos. Tanto el Plan de Mejoras Institucional, que es uno de los primeros programas que se cayó, que tienen tutorías en las escuelas y los CAI, que son los que funcionan en las escuelas primarias. Tutores y coordinadores firman contrato como monotributistas. Un contrato que dice, por ejemplo: “no genera ningún compromiso de continuidad con nuevas contrataciones”, que “el contratado debe velar en todo momento por proteger los intereses de la contratante”, “no puede hablar mal de la contratante”. Aún peor están los talleristas de CAJ y de CAI que están absolutamente en negro. El discurso que están queriendo instalar las autoridades es que nos estamos organizando ahora[1], pero nos estamos quejando ahora también porque hace cuatro meses que estamos sin actividad. Pero es porque ahora se nota la realidad de la precarización laboral. Porque, ¿de qué hablamos cuando hablamos de precarización? Hablamos de que no tenés obra social, no tenés aportes, no tenés licencia por enfermedad, por embarazo, por casamiento, ni aguinaldo, ni accidentes de trabajo.

Otro aspecto que se suma es que los sueldos de los coordinadores y talleristas están congelados desde agosto y son bajísimos. Y juegan con la vocación docente… se aprovechan de eso. Tenías talleristas de fotografía que ponían sus cámaras a trabajar en escuelas del Estado que no tienen ni tiza. Se dan situaciones muy injustas.

¿Cómo fue el proceso de organización?

Esto viene desde enero. Entre nosotros ya había inquietudes de organización; pasa que siempre fue un espacio hostil. No es que esto empieza ahora sino que siempre tuvimos miedo de organizarnos, de juntarnos, porque había habido antecedentes de despidos masivos, de persecución. En enero con el cambio de gobierno nacional, sabiendo el grado de precarización que tenemos, empezamos a saber que los compañeros de Mendoza se estaban organizando, juntándose en asambleas, solicitando información formal sobre la situación de los programas. Porque a nosotros siempre se nos vencían los contratos en diciembre, si bien sabíamos que se renovaban automáticamente, con la confianza que habíamos hecho un buen trabajo. Este año esa certeza no estaba. Desde enero empezamos a reunirnos en asamblea, primero con miedo a la exposición, de que no se enteraran que nos estábamos juntando.

Ahí nos sumamos al conflicto docente de principios de año. Vivimos el gran descontento de la traición de la Celeste[2] y los arreglos. Y ahí se estrecharon muchos lazos de solidaridad con nuestra precarización y también el reconocimiento del trabajo cotidiano realizado en las escuelas.

En febrero se inicia el ciclo lectivo y no somos convocados y no sólo eso, sino que en marzo, ingresa una circular en las escuelas notificando que ningún contratado puede ingresar a las escuelas. Obviamente, en las escuelas, a los directivos se les caía la cara de vergüenza de tener que decirte que no ingresaras. A partir de eso llamamos a una nueva asamblea interprogramas y ahí socializamos la situación. Nadie recibía notificaciones formales ni de que estás despedido ni contratado, nada. Ya después nos notifican que los programas continúan, nos depositan el salario.

Y otro punto álgido fue una reunión que tuvimos con Delia Provinciali, que es la Secretaria del Ministerio de Educación. Es prácticamente la segunda de Grahovac[3]. En esa reunión devastadora nos dicen en la cara que somos trabajadores golondrina, que somos unos desubicados, irrespetuosos y se nos niegan todos nuestros derechos. Nos dicen que todos son contratos que vienen de la Nación así pautados, que esas son las condiciones y que nosotros elegimos si trabajar ahí o no[4]. Que si no nos gusta nos vayamos. Y no sólo eso, sino que si a ellos no les gustamos “nos van”. Pero más allá de aprietes y tensiones, logramos un acta compromiso que contenía: boleto educativo que no estaba garantizado y que se regularice el cobro todos los meses.

Y hoy la cuestión continúa, ya que se reducen de seis a tres los talleristas, con lo que quedan seiscientos trabajadores afuera y además una reducción de horas. De cinco horas pasan a cuatro. Todavía no tenemos establecido cuál va a ser el monto. No sabemos qué va a pasar con la plata de estos tres meses que no fue utilizada por toda esta demora.

¿Cuáles son las perspectivas de este conflicto?

Hay muchos frentes. En primer lugar, esto es la defensa de la educación pública. Por eso articulamos con otros sectores: la Universidad nacional y la provincial. Ante el conflicto sabemos que lo que nos va a fortalecer en la lucha es la unificación en la defensa de la educación pública, en la pelea por el presupuesto, en la defensa del salario de todos los profesores. Porque el presupuesto nos preocupa. Hay escuelas que se da clase en aulas-conteiner, en la Escuela Rodolfo Walsh donde yo trabajo no hay vidrios. De hecho en la escuela están organizando un torneo de fútbol para pagar esto. El abandono en el Estado no es del año pasado. Porque este ajuste viene dado de la Nación pero abrazado por el gobierno provincial y feliz de la vida nos lo comunica.

Por un lado, la unidad de los sectores afectados: estudiantes y docentes. Pero también queremos interpelar a la sociedad que hoy se muestran indignados con la inseguridad, la violencia. Es que creo que es una responsabilidad de la sociedad preocuparnos por lo que ofrecemos a los más chicos. Ayer en la reunión tuvimos que aguantar cuando pedíamos el PAICOR[5], que nos dijeran que guardáramos las sobras de la semana para dárselas a los chicos el sábado. Entonces esa violencia de las sobras, después vuelve. Funcionarios que trabajan en la Casa de Gobierno, lujosa y ostentosa, que no sé con qué cara plantean esto. De hecho hemos escuchado a funcionarios justificando el recorte en este programa, hablar de “despilfarro”.

Y por otro lado, el fortalecimiento en las escuelas. Nosotros queremos hacer escuchar la voz de los chicos. No podemos permitir que los chicos se queden callados cuando sus derechos son avasallados. Entonces, con los chicos en las escuelas, con los compañeros en las calles.

La unidad para ganar

Como saldo de este conflicto hoy queremos quedarnos con dos aspectos importantísimos. Uno de ellos es la organización independiente y democrática de trabajadoras y trabajadores. El método de la asamblea como canal de expresión y organización demostró la fortaleza para el sostenimiento de un proceso largo de una lucha que todavía no termina. Compañeros y compañeras de forma igualitaria, haciendo escuchar su voz y tomando medidas al respecto, sin mediaciones que impongan ritmos que retrasan o intereses ajenos a los trabajadores.

Y por otro lado, la importancia de la unidad de las luchas, y en esto queremos transmitir un mensaje tanto a estos laburantes como al resto de los sectores que hoy luchan en Córdoba por sus derechos[6]. No caigamos en la provincialización ni sectorización de los conflictos, cada proceso que hoy se ha desatado en nuestra ciudad tiene un común denominador: el gobierno nacional dispuesto a avanzar sobre los derechos de trabajadores y trabajadoras, así como de los sectores más vulnerables. Por eso, para pelear contra un enemigo que no se ve dispuesto a dar ni un paso atrás, es necesaria la más amplia unidad en la lucha y coordinación de las mismas para que de esta forma se fortalezcan y golpeen contundentemente contra los responsables que, en definitiva, son los mismos en cada caso.

 

Julia Di Santi

[1] Aclaramos: Estas condiciones eran las mismas en la gestión kirchnerista con lo que, el gobierno provincial alineado a la nueva gestión macrista, intenta deslegitimar el reclamo con el supuesto de que serían reclamos “políticos” antimacristas.

[2] Lista que dirige la UEPC, gremio docente cordobés.

[3] Walter Grahovac, el mismo Ministro de Educación que en 2010 aplicó la Ley de Educación Provincial que permite a las iglesias dar educación sexual en la escuela pública, recortar el contenido de horas de arte y avanzar en la relación escuela – empresa con “pasantías”, es decir, trabajo precario para estudiantes secundarios.

[4] El mismo discurso reproducía casi en simultáneo Monserrat, secretario general del gremio docente cordobés.

[5] Programa Alimenticio de Córdoba.

[6] Estudiantes de la Universidad Provincial y Nacional de Córdoba, el colectivo de Médicos Residentes y el conjunto de trabajadoras/es que vienen llevando un largo proceso en defensa de su trabajo y por la reincorporación de despedidas/os.

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