Panamacri, Familia y Amigos SA

 

Macrilandia se mudó hasta nuevo aviso a paraísos fiscales, y esta vez la columna viene recargada. Sepan disculpar. Presentamos un salpicadito de negocios offshore de la familia Macri, socios, ex empleados y amigos PRO. Lázaro Báez se debe estar muriendo de envidia.

 

Aclarando de entrada que este asunto de los Panamá Papers puede dar lugar a novedades casi por día, veamos con qué nos encontramos cuando miramos el estado de los negocios del presidente y su familia en paraísos fiscales. Algunos saltaron por los Papers, pero otros ya se conocían. Empecemos por Mauricio, como corresponde.

 

Mauricio tiene algunas offshore…

 

Lejos de la declaración oficial de que figuraba en una sola empresa radicada en el exterior, casi por casualidad, sin cuentas y sin actividad, el presidente tuvo en su carrera empresaria participación en por lo menos cuatro sociedades offshore: Kagemusha SA (fundada en 1981 y activa, sede Panamá), Fleg Trading (1998-2008, Bahamas), Opalsen (1997, Uruguay) y Sideco Americana (sede en Panamá, activa), de la que nos acabamos de enterar no por los Panamá Papers ni por investigaciones ultra confidenciales, sino por el Boletín Oficial, como veremos más abajo. A esa lista se podría sumar Macri Group Investment, señalada el lunes 11 por el periodista de La Nación Hugo Alconada Mon.(1)

La primera, Kagemusha (como en realidad todas las demás), fue obra del patriarca familiar, Franco Macri, dueño en su momento de una fortuna cercana a los 800 millones de dólares, según la revista Forbes, que luego se fue desgranando en parte por la decisión del propio Franco de dividir los emprendimientos familiares. ¿A qué se dedica Kagemusha? Pues bien, la lista de actividades alcanza los 44 verbos sobre todo lo imaginable, tras lo cual se agrega que está autorizada a  “la compra, venta, manufactura, distribución, comercio, despacho, transporte (…) de toda clase de artículos, mercancías y bienes en general” y “garantizar el pago de dividendos sobre cualesquiera acciones del capital social de cualquier persona natural o jurídica” (Perfil, 5-4-16). En una palabra: sirve para todo.

En cuanto a Fleg Trading, la versión de Macri de que era una “empresa inactiva que no tenía ni cuenta y se cerró” porque se creó para “extender Pago Fácil a Brasil”, lo que no se concretó y explicaría la ausencia de actividad, es un cuento: el negocio sí se hizo. Socma operó allí en los sistemas de pagos y cobranzas electrónicos a través de Global Collection Service (GCS) do Brasil, controlada por su homónima argentina, más conocida por su nombre comercial: Pago Fácil. Esto empezó el 5 de abril de 2001, tres años después de la fundación de Fleg Trading, conforme al registro existente en la Junta Comercial do Estado de Sao Paulo. La filial brasileña era administrada por Mariano Macri, hijo de Franco, hermano de Mauricio y también miembro del directorio de Fleg Trading. Según cuenta el primer CEO de GCS Brasil, Marcelo Temporini, el negocio marchaba fenómeno (T. Lukin, Página 12, 13-4-16).

Lo de Opalsen SA es más pintoresco, conocido y local. Primero, porque la empresa se radicó en Uruguay (que en los 90 era considerado paraíso fiscal, recordemos). Y segundo, porque fue el instrumento de una operatoria típica de la burguesía argentina: triangular exportaciones e importaciones para beneficiarse de  reintegros y aranceles. Por esta maniobra, tanto Franco como Mauricio Macri estuvieron procesados por contrabando; en el caso de papá, con un embargo de casi 5 millones de dólares.

El asunto era así: Sevel Argentina (Sociedad Europea de Vehículos en Latinoamérica), le vendía autopartes a Sevel Uruguay, es decir, se autovendía, para luego reingresarlas en forma de automóviles terminados, de modo que importaba con un arancel diferencial del 2% y después cobraba reembolsos por exportaciones. Las primeras operaciones se hicieron en 1993 y la causa judicial se inició en 1997. Sólo por esas operaciones de 1993, los Macri habían cobrado reintegros por unos 7 millones de dólares. Cerca de 2.000 autos ingresaron como lo que fue tipificado como contrabando a través de Opalsen SA, controlada por Sevel. Medio directorio de Sevel figuraba en el de Opalsen (Ámbito Financiero, 4-4-16). Por suerte para los Macri, la Corte Suprema menemista de mayoría automática se encargó de sobreseerlos. ¡Ésos son amigos!

El caso de Sideco Americana es tan jugoso que lo dejamos para el final. Antes, veamos lo que hace gente del entorno cercano.

 

Papá, hermanos y amigos tienen muchas más…

 

Franco Macri, el patriarca y fundador del emporio, es presidente y director, además de Kagemusha, de otras cuatro empresas radicadas en Panamá según los registros del sitio opencorporates.com: Sideco Americana SA (paciencia, esperar el final), Fracsocma International SA, Macri Group Corp. y Argeconsa SA. Cinco en total, vayan llevando la cuenta.

Porque a ésas hay que agregar las de otro amigo de las offshore, Gianfranco Macri, hermano menor de Mauricio que prefiere el perfil bajo, sus propiedades solariegas en Pilar y Punta del Este y su pasión por el golf. El hermano Gianfranco preside otras cinco compañías de cartón en Panamá, cuatro de ellas fundadas el 12 de octubre 2007, dos días después de que su hermano Mauricio asumiera como jefe de gobierno porteño (pura casualidad, malpensados). Sus curiosos nombres son Le Mare A-18, Joy B-28, Serenity C-44, y Yoo H-45. Más sobrio es el nombre de la sociedad de fantasía creada en agosto de 2010, Inmobiliaria de Negocios. Todas figuran como “vigentes” (Página 12, 6-4-16).

No nos olvidemos del primo Jorge Macri, intendente de Vicente López y firme candidato PRO por la provincia de Buenos Aires para 2017. Tiene dos empresas offshore, una en Miami y otra en Panamá, Latium Investments Inc, cuya titularidad comparte con Carlos Libedinsky y Enrique Fraga. Libedinsky es un arquitecto muy cercano a la familia Macri; tanto, que es quien diseñó el semipiso de Palermo Chico al que Mauricio Macri se mudó en 2010. Decididamente, los Macri tienen vocación de “famiglia unita”.

Posiblemente el más inmediatamente comprometido sea el intendente de Lanús y ex ministro de Hacienda durante las dos gestiones de Macri como jefe de gobierno porteño (2007-2015), el ex empleado de Socma Néstor Grindetti. Es apoderado de la sociedad offshore registrada en Panamá Mercier International entre 2010 y 2013 y de una cuenta en el banco Clariden Leu con sede en Zurich, Suiza.

Grindetti tiene una denuncia penal de la Asociación por la Igualdad y la Justicia en 2010 por una colocación de deuda de la Ciudad por 475 millones de dólares a través de los Bonos Tango S8. Por esa operatoria, el Credit Suisse y la ignota consultora KBR cobraron nada menos que 9,5 millones de dólares de comisión, el 2%, siendo que otros bancos, como el Deutsche Bank y JP Morgan cobraban ocho veces menos, el 0,25%. Tres meses después se abrió una cuenta en el Clariden Leu. Este poco conocido banco es asociado o perteneciente a ¿cuál otro más conocido banco? Adivinaron: el Credit Suisse. Ah, el presidente de “KPR Finance Ltd.” es argentino, aportante a la campaña de Macri y también imputado, por supuesto.

No queremos aburrir, pero la lista sigue. La vicepresidenta primera de la Legislatura, Carmen Polledo, figura en una sociedad anónima radicada en Panamá junto con su hermano y su marido: Rank International Corporation, abierta en 1988 por Fonseca y Asociados (no Mossack Fonseca). El presidente es el marido de Polledo, Fernando Polledo Olivera, miembro del directorio de Costa Salguero, escenario habitual de los bunkers y festejos electorales del PRO.

El ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido, es vicepresidente de la panameña Supernova Productions Inc, presidida por Antonio de la Rúa. No es un producto de las épocas de sushi compartido bajo la presidencia de De la Rúa padre: fue creada en abril de 2008 y también está “vigente”.

El jefe de los espías y titular de la AFI (ex SIDE), Gustavo Arribas, se anota con una empresa en Nueva York, La Veneziana Corp., creada en 2009, mucho después que la del secretario de Derechos Humanos y hombre del jefe de gabinete Marcos Peña, Claudio Avruj. Él y su mujer manejan la empresa panameña Kalushy, vigente desde 1992.

¿Se acuerdan de Fernando Niembro, cabeza de lista de diputados del PRO en 2015 que debió bajarse cuando se supo que había cobrado 21 milloncitos del Gobierno de la Ciudad por servicios dudosos o inexistentes? Quién les dice que algo de eso aparece en Three Lions, la sociedad panameña a nombre de su hijo Diego creada en 2014.

Para terminar la lista de amigos, tenemos a Daniel Angelici, operador de Macri en el Poder Judicial, heredero del trono de Boca Juniors y director de Corbalan Services Inc, empresa registrada en Panamá. Y no nos olvidemos del más amigo de todos, Nicolás Caputo, dueño de, hasta ahora, una empresa offshore en Florida, EE.UU., MB 2014 LLC, de ese año. Todavía falta lo mejor.

 

Pero en Buenos Aires también hay grandes negocios

 

Hagamos primero una observación: según los implicados, de estas decenas de empresas radicadas en Panamá y otros paraísos fiscales, no hay una sola que, según los implicados, tenga cuenta bancaria, actividad, movimiento financiero o transferencias de acciones. Todas parecen haberse hecho “por las dudas”, para ideas de negocios que en ningún caso fructificaron. Nadie es accionista de nada, nadie movió plata, nadie nunca hizo nada desde que se crearon. Esto podría ser cierto respecto de alguna; ahora bien, creer que ninguna de esas empresas-pantalla estaba vinculada al ocultamiento de identidad con fines de evasión fiscal o lavado de dinero (fin prioritario de tales compañías-cáscara) supera nuestra cuota de buena voluntad.

Si tanta mala suerte para los negocios fuera verdad, hay que decir que Argentina es el principal benefactor de Panamá, ya que muchos ciudadanos de este país parecen dedicarse a crear empresas en el istmo, pagando tasas y honorarios de estudios jurídicos, para después tenerlas en hibernación durante décadas. La burguesía argentina se dedica a la ayuda humanitaria a paraísos fiscales mediante la radicación de compañías para no hacer nada con ellas…

Pero volvamos a las impolutas y transparentes actividades financieras del presidente Macri, que nos vendió el “relato” de que, salvo esa olvidada compañía que no registró movimiento alguno y ya se cerró, no tuvo ni tiene ningún vínculo con empresas en Panamá y otros centros internacionales de lavado y evasión.

Ya vimos que Macri figura en al menos una empresa más, Kagemusha, todavía activa, y posiblemente en otras. Pero lo interesante es su relación con Sideco Americana SA. Dijimos que el emporio Macri ya no es lo que era debido a las subdivisiones, pero la familia aún controla varias empresas a través de justamente Sideco Americana, que no es un bolichito ni una compañía residual: en los primeros seis meses del año facturó 385 millones de pesos y reunió activos por más de 700 millones de pesos.

Sideco Americana SA es la compañía madre del grupo, que participa o controla empresas subsidiarias en infinidad de actividades. No por nada Franco Macri, como dirigente patronal, condujo entidades tan diversas como la Unión Argentina de la Construcción y la Asociación de Fabricantes de Autos. Y bien, Sideco Americana está radicada en Panamá. Digamos de paso que el estudio de abogados Tapia, Linares y Alfaroencargado de constituir la sociedad, tiene frondosos antecedentes de patrocinar sociedades involucradas en lavado de dinero.(2)

Pues bien, el presidente Macri le vendió a Sideco Americana hace menos de dos meses, ya siendo presidente, por un valor superior al millón de pesos, el 5% de las acciones de Yacylec SA, una compañía energética donde participan Endesa (España), Dumez (Francia), Impregilo (Italia) y Electroingeniería (Argentina), entre otras,. La noticia no es ningún secreto de Estado: fue publicada en el Boletín Oficial el 1º de marzo; la operación fue autorizada por el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) por la resolución 24/2016 del 19 de febrero de este año, y difundida por el periodista Roberto Navarro en su programa de C5N.

Primera rareza: en la declaración jurada de 2014 (última disponible), Macri decía tener el 0,01% del paquete accionario de Yacylec SA, cuyo capital social era entonces (y es ahora) de 20 millones de pesos (http://mapaeconomico.wikidot.com/yacylec-sa).  Es decir, Macri decía ser titular de la irrisoria suma de 2.000 pesitos en acciones de Yacylec. Pero ahora vendió acciones por más de un millón, es decir, 500 veces más.

Segunda: Macri hizo una operación de venta de acciones propias a una empresa… que podría también ser propia, ya que el titular es su padre, y van muchos casos en que padre e hijo comparten parte de la propiedad de una firma. Si es así, es una autoventa de activos a través de Panamá. Transparente de toda transparencia, no es.

Resulta que el patrimonio del presidente, siempre según su última declaración jurada, es de unos 60 millones de pesos y 2 millones  de dólares. De ese total, unos 27 millones están invertidos en sociedades. “Dicen desde su entorno que el 80% de su capital está invertido en sociedades agropecuarias. Y agregaron que tiene campos para actividades agrarias y ganaderas en Buenos Aires y Entre Ríos. Sin embargo, el jefe de gobierno no detalló en qué empresas participa” (La Nación, 8-7-15). Sería realmente interesante conocer ese “detalle”, porque si la distancia entre lo declarado y la realidad es la misma que en Yacylec SA (del 0,01% al 5,33%), todo es posible.

Dejemos de lado el aspecto simbólico de que Yacylec, como lo indica su nombre, trabajaba para Yacyretá, el mismo emprendimiento que fue calificado de “monumento a la corrupción” por la cantidad de sobreprecios, demoras, negociados y demás matufias a lo largo de su construcción. Sólo queremos subrayar que Macri, ya siendo presidente, hizo transacciones financieras con una empresa radicada en Panamá, cuyo titular es su padre.(3) Alguien debería preguntarse si el propio Macri es además accionista de esa empresa. Tenemos el pálpito de que la Oficina Anticorrupción no se hará esas preguntas.

Para terminar, digamos que algo hay que reconocerle a Macri: es un verdadero amigo de sus amigos. Por eso le prestó a Grindetti 440.000 pesos, que tal vez su ex ministro de Hacienda pensaba devolver ahorrando en Panamá o Suiza con su sueldo de intendente de Lanús. Pero al que es amigo, pero amigo-amigo, no se le niega nada. De modo que a Nicolás Caputo le prestó nada menos que la cuarta parte de su patrimonio declarado, más de 18 millones de pesos repartidos en dos préstamos. Por suerte, tiene chances de recuperarlos: Caputo ya puso en venta en las últimas semanas sus acciones (el 50%) de SES SA, con la que ganó contratos por no menos de 1.300 millones de pesos en la Ciudad desde 2007, según los registros presupuestarios de la Ciudad, lo que es sólo una parte de la facturación total de SES SA al gobierno porteño (http://www.iprofesional.com, 26-3-16).

¿Un detalle curioso? Caputo quiere desprenderse de sus acciones en esa compañía constructora, de la que deliberadamente sacó su apellido al bautizarla, para “evitar que lo comparen con Lázaro Báez” (ídem). Vaya ingenuidad. No se imaginaba cuán generosa iba a ser la cobertura de Clarín, La Nación y los otros medios pro PRO de la obscena fortuna de Lázaro Báez, nada menos que 66 millones de pesos.

¿Cómo? ¿Que eso equivale a sólo el 5% de los contratos que cerró Caputo oficialmente a través de una de sus empresas con el gobierno porteño? ¿Que mientras los Panamá Papers son un escándalo mundial y se apilan las empresas de Macri y sus secuaces en paraísos fiscales, en la tele no vemos otra cosa que a Fariña y el video de La Rosadita? Bueno, a no desesperar, que en cualquier momento nuestro “periodismo independiente” se despierta. Si hasta Lanata ahora se da el lujo de decir que “una offshore en Panamá es sinónimo de evasión de impuestos” e insinuó que desde el gobierno hubo “gestiones oficiales para operar sobre los diarios y darle menos entidad al tema”. A confesión de parte…

Marcelo Yunes

 

Notas

1-Alconada Mon, de La Nación y miembro argentino del equipo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación que develó los Panamá Papers, dijo que no se llegó a investigar la relación de Macri con el Macri Group Investment SA, y hasta sugirió que podría ser un “falso positivo”. Pero eso se desmorona enseguida si se tiene en cuenta que a) Franco Macri fundó en el Reino Unido Macri Investment Group LLC, que hoy está controlada por otra compañía offshore con sede en Panamá, y b) en su declaración jurada, Macri informa tener participación en la versión argentina, de nombre muy similar, fundada en el año 2000 y aparentemente inactiva desde 2006.

2-En el directorio de Sideco Americana Panamá figuran Tapia y Alfaro, que le dan nombre al estudio de abogados, como “suscriptores”. Es una práctica habitual de los estudios panameños y de otros paraísos fiscales: como muchas de las sociedades-pantalla, por razones muy comprensibles, son tan secretas que sólo las conocen dos o tres personas, que no alcanzan para cubrir todos los puestos del directorio, esos huecos los llenan los propios estudios. Eso es no sólo común sino legal, y de hecho es parte de los servicios que los estudios ofrecen a sus clientes.

3-No se trata sólo del padre: los directivos de Sideco Americana Panamá son gente de total confianza del grupo desde hace décadas. Es el caso del vicepresidente Miguel Ángel Pucci, director de Sevel en 2000 cuando Franco y Mauricio estaban procesados; el secretario Luis Da Costa, directivo de Sevel también procesado en su momento, y el tesorero Roberto Righini, hombre de Macri en la Comisión Vial del Ministerio de Obras y Servicios Públicos bajo el menemismo, cuando el ministro Roberto “Cometa” Dromi (ése era el apodo que se había ganado) le concedió al Grupo Macri un jugoso porcentaje de las concesiones de rutas nacionales.

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