Luego del repudio de los trabajadores al editorial fascista

El día después del triunfo de Macri en el balotaje, el diario La Nación publicó un editorial pidiéndole al nuevo gobierno que terminara con los juicios a los genocidas del proceso, a los que se calificaba como actos de “venganza”.

El repudio fue tan unánime, que hasta Ritondo tuvo que salir a aclarar que el gobierno de Macri va a “respetar la independencia de la Justicia” para seguir con los juicios por delitos de lesa humanidad.

Incluso la senadora Norma Morandini, que votó por Macri en el balotaje y que aparece citada en la repudiada editorial, lo consideró “una utilización”. “Yo no propicio el fin de los juicios, mucho menos cuando se ha leído el alegato sobre la desaparición de mis dos hermanos, Néstor y Cristina, desaparecidos en la ESMA”, declaró Morandini.

Pero el más importante de los pronunciamientos fue el de los propios trabajadores del diario, tanto los gráficos como los de prensa, que repudiaron también el editorial y reclamaron la continuación de los juicios a los genocidas.

Frente a lo que todos leímos como el primer ataque de los sectores más reaccionarios del país aprovechando el giro a la derecha que significa el triunfo del macrismo, la reacción de los trabajadores del diario parecía preanunciar que el gobierno y la derecha recalcitrante van a encontrar resistencia en sus intentos de atacar conquistas populares, como son los juicios contra los milicos genocidas.

Pero la cosa no terminó allí. Días después, la patronal del diario empezó a despedir gente, y anunció más despidos. La reacción de la comisión interna fue sacar un comunicado donde le pide a la patronal “que recapacite” y la llama a “no cerrar el diálogo para poder encontrar una solución conjunta”.

Explicaron que “este año hubo despidos en septiembre a través de retiro voluntario, como vienen haciendo desde hace años, y como hubo gente que quería que se vaya y no se fue, la despiden”. La interna dice que esto tiene que ver con un plan de ajuste dentro de la empresa, pero que los despidos no tienen nada que ver con el repudio al editorial del que estamos hablando (Radio Télam).

La primera idea que surge de esta secuencia de situaciones es la siguiente: frente a un giro a la derecha, no sólo cambian las cosas contra las cuales los trabajadores tenemos que luchar; también tienen que cambiar los métodos de lucha. Y sobre todo, hay que comprender que estamos en una situación distinta. El discurso de la interna de que la patronal hace lo mismo “desde hace años” parece no dar cuenta de que, si bien es cierto que despidos hubo siempre, en esta y en muchas empresas, y que el plan de ajuste en La Nación y en todas las empresas periodísticas ya se anunciaba desde hace rato, no es lo mismo enfrentarlo en un país donde los triunfadores de las elecciones son los que no quieren más piquetes y anuncian represión a troche y moche.

En el período K se puso de moda la lucha por la vía de denuncias, manifestaciones, declaraciones y selfies con cartelitos, porque el gobierno K posaba de progre y era “presionable” políticamente. Mucho nos tememos que estos métodos han quedado un tanto inútiles en el nuevo período que se abre. Llamar a “recapacitar” a una patronal que clama por la libertad de los genocidas del proceso, es tan iluso como suponer que el gabinete mezcla de ceos y fachos que armó el macrismo se va a conmover con lamentaciones y llamados a la legalidad y la convivencia.

Lo que es completamente inexplicable, si es que la interna quiere defender a los despedidos, es su intento de separar los despidos del acto de repudio de los trabajadores al editorial de la patronal. Que los despidos sean parte de un ajuste económico, no hace ninguna diferencia, porque los dos hechos están relacionados igual: los planes de una empresa que también es un medio de propaganda al servicio de un sector de la patronal, siempre combinan los ajustes económicos con los “ajustes” políticos, cercenando el derecho de expresión de sus trabajadores.

Y en todo caso, los trabajadores tienen la posibilidad de utilizar a su favor el repudio generalizado al famoso editorial para llamar en su auxilio a todos los funcionarios y figuras que lo rechazaron: hay que defender a los trabajadores que arriesgaron sus puestos de trabajo para frenar el primer intento de exculpar a los genocidas.

Así se podría embretar a los organismos de derechos humanos y a los propios funcionarios K, que por supuesto, consecuentes con su eterna posición antiobrera, no movieron un dedo para defender a los trabajadores de La Nación.

Desde aquí nos ponemos a disposición de los trabajadores para llamar a un acto en la puerta del diario, a los trabajadores de los demás medios, así como a los organismos de derechos humanos y a todos los que quieran enfrentar los ajustes de las patronales y también los seguros intentos que va a hacer este gobierno para acabar con los juicios a los genocidas del proceso.

 

Trabajadores de prensa del Nuevo MAS

 

 

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