Más allá de las consecuencias sociales y políticas provocadas por el ajuste del gobierno de Cristina tras la devaluación del 2014, la inflación, la bronca por el impuesto al salario, la muerte de Nisman, la marcha de los cacerolazos, el desprestigio cada vez mayor de La Cámpora, etc., nada hacía pensar al comenzar este 2015, que el mapa político del país no continuaría marcado por la hegemonía del FpV.

Sin embargo, desde que Carrió y Sanz anunciaron su alineamiento al PRO y enterraron para siempre al frente UNEN, lentamente el orden del tablero político empezó a tambalear. Pero con los resultados de las PASO el giro hacia opciones cada vez más conservadoras por parte del electorado, empezó a confirmarse que lo previsto a comienzos del año tendría un final inesperado.

Y si era difícil imaginar la derrota del kirchnerismo a nivel nacional y provincial, la sorpresa mayor se dio a nivel local con la victoria del frente Cambiemos que tiene a Carlos Ronda como nuevo intendente de Mar Chiquita.

Ahora bien, su arribo a la intendencia no será ni por asomo el deseado, ya que desde el primer día de su mandato tendrá que sortear una serie de conflictos sociales y expectativas depositadas en su futura gestión por parte de una inmensa y heterogénea cantidad de personas, no fáciles de resolver.

Es difícil hacer futurología y menos en política, como para vaticinar cómo será la gestión del señor Ronda, pero sí podemos analizar una serie de gestos y hechos que vienen sucediendo.

Cuando desde el Nuevo MAS presentamos la candidatura a intendente de nuestra compañera de Las Rojas, Marina Bolgeri, y más allá de no haber superado el piso de las PASO, pudimos dejar en claro cuáles eran las necesidades a resolver en nuestro distrito y que la salida era la organización de trabajadores y vecinos, llamamos a votar por Marina y a no fiarse de ninguna de las opciones tradicionales de los partidos patronales.

En primer lugar, denunciamos la descarnada precarización laboral de los empleados municipales, y contra todo lo que nos decían, finalmente éstos salieron a dar pelea.

Todo comenzó cuando el intendente saliente, por decreto, decidió el nombramiento de pase a planta de 166 empleados municipales, lo cual sólo alcanzó a militantes y funcionarios, dejando afuera de este beneficio a trabajadores que vienen desempeñándose en algunos casos hace más de 10 años como contratados. Ya llevan más de 10 días de protesta, dejando sin recolección de basura y sin el barrido habitual de las calles, en vísperas del inicio de una nueva temporada. La ciudad de Santa Clara del Mar, literalmente es una mugre, y a la espera de la asunción del nuevo intendente, el final aún continua incierto y sin ninguna respuesta contundente frente a lo que reclaman los trabajadores

La respuesta del nuevo ejecutivo revelada hasta el momento, nos resulta poco feliz, pues simplemente anuncia la derogación del decreto por el cual se nombró a los 166 empleados, una vez que asuman el poder el 10 de diciembre. Creemos que la salida es otra, la respuesta debe ser la eliminación de los contratos basura, el pase a planta permanente de la totalidad de los trabajadores, un bono de emergencia para sortear el fin de año y un salario igual a la canasta básica de alimentos. En tal caso lo que cabe es la revisión de los nombramientos de algunos puestos jerárquicos, pero de ninguna manera esta revisión debe afectar a los más humildes.

El otro gran conflicto que sigue abierto desde hace ya tiempo es el de los guardavidas. Los compañeros siguen reclamando la aplicación de la ley provincial; el intendente saliente, Jorge Paredi, decretó la reglamentación pero faltan los recursos que garanticen su implementación. Actualmente se encuentran llevando adelante un paro con manifestaciones públicas y recientemente han sacado un comunicado de solidaridad con la medida de fuerza que llevan a cabo los trabajadores municipales del corralón de Santa Clara del Mar, cosa que celebramos ampliamente.

Sin duda la unidad de acción de ambos frentes es la mejor decisión que podían tomar estos compañeros.

Por otro lado, también es interesante detenerse un instante frente al electorado marchiquitense de Cambiemos. El eslogan de “queremos un cambio” engloba una diversidad de expectativas tan grande, casi igual a la de los votantes.

Lo que prima son dos cuestiones, el voto bronca tras 12 años de un mismo gobierno y la continuidad de ciertas obras; vagos que tendrán que “volver a trabajar”, la prepotencia y la corrupción ocupan los primeros planos en ese voto bronca. Pero al mismo tiempo se reclama el mejoramiento del cuidado de los espacios comunes, la conservación de la albúfera de Mar Chiquita, que se tire para atrás el emprendimiento Lagos del Mar, más viviendas, mejorar el sistema de salud, cloacas, gas, el transporte, etc.

La gran incógnita es que en un contexto de más ajuste, según se anuncia de la propia boca del macrismo, es de dónde saldrán los recursos. La honestidad y el diálogo no son recursos que vayan a financiar las inversiones que este electorado reclama.

Además, cuando se analiza el gabinete, tampoco vemos referentes que se caractericen justamente por su popularidad. Su conformación es un fiel reflejo del gabinete macrista, ya que en puestos claves lo que puede notarse son personajes de tinte marcadamente conservador en la mayoría de ellos.

Desde el Nuevo MAS insistimos en mantener a rajatabla la independencia de los trabajadores, ninguna confianza en este gobierno ni en lo que queda del que se está yendo, llamamos a todos los vecinos a seguir rodeando de solidaridad a los trabajadores, a seguir con las asambleas y a no bajar los brazos hasta conseguir la victoria.

 

-Para los empleados municipales:

 

  • Pase a planta de todos los trabajadores contratados, basta de contratos basura
  • Un Bono de urgencia de 12 mil pesos para sortear el fin de año
  • Ingreso por concurso
  • Salario igual a la canasta familiar

 

-Para los guardavidas, urgente implementación de:

 

 

 

  • Ingreso por concurso público
  • 6 horas de jornada de trabajo
  • Operativo de 8 horas de trabajo
  • 2 guardavidas mínimo por puesto y por turno
  • 150 días corridos de contratación

 

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