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La histórica movilización del NiUnaMenos, los avances del movimiento de mujeres, los preparativos de la delegación de Las Rojas al Encuentro Nacional de Mujeres, nos trajeron a la memoria, siempre presente, de luchadoras que “hicieron época”. Una de ellas fue Martha Ferro, oriunda de Olavarría, lugar a donde volvió los últimos años de su vida.

Ella se definía como feminista y socialista. Pero ¿qué tipo de feminista y de socialista? Agregamos nosotros. Porque lo que menos fue Martha es un estereotipo, una personalidad común entre las activistas feministas ni entre las socialistas.

“Tenía diez años cuando vi que un tipejo le pegaba a una mujer por celos y yo me lancé sobre sus piernas y lo empecé a patear” (1)

Fue una activista espontánea, natural, que empezó a pegar (en el sentido literal del término) a los golpeadores y a luchar contra las redes de explotación sexual a los 10 años, como ella lo grafica. Pero como para nada despreciaba el conocimiento intelectual y el aprendizaje, su capacidad, tesón y pasión por todo lo que hacía la llevó a viajar a EEUU en la década del 60, conociendo el poderoso movimiento feminista de la época. ”Por supuesto que leí sobre el tema, sobre todo a las feministas norteamericanas. Yo viví siete años en Nueva York, entre 1965 y 1972, y por entonces las gringas tenían un grupo – ‘Las Vengadoras’- donde devolvían palizas a los golpeadores.” (2)

“La violencia hacia la mujer no existe para la policía, los jueces y los machos” (3)

Periodista de policiales en Crónica durante 18 años, de donde fue despedida después de una gran huelga, creadora del documental Tinta Roja, titiritera virtuosa, fue una luchadora contra el sistema global que amparaba a los violadores y femicidas. Consecuente con esa concepción, Martha nunca abandonó la lucha por el socialismo en aras de un feminismo “utópico”. Con su franqueza y sencillez habituales, su pinta de porteña “arrabalera” de La Boca, donde vivió muchos años y donde una biblioteca popular lleva su nombre. Antes de volverse a Olavarría hacía sus pasadas por el local del Nuevo MAS a comprar el periódico, charlar con los compañeros y dejar su colaboración mensual al partido. Sus visitas eran cortas pero “jugosas”; siempre nos dejaba una anécdota, una vivencia, que eran una enseñanza.

Feminista y socialista consecuente

Como socialista, fue de las consecuentes. Martha se ligó al socialismo revolucionario a través del PST, en el cual dirigió la revista Todas en plena época de la clandestinidad. Pero siguió siendo una socialista consecuente. Acompañó el proceso de fundación del Nuevo MAS, siendo parte de la construcción de la revista feminista La mujer es el negro del mundo. Nunca se preocupó en avanzar como cuadro revolucionario, ni en tener una “ubicación” definida en el partido, pero la relación con él siempre fue como era ella: franca, abierta, frontal, no callándose críticas ni elogios. Tampoco encandilándose con otras salidas menos difíciles.

Su legado es múltiple, en los dos aspectos que señalamos con los que ella se definía.

Pero no fue sólo eso, desde ya muy valioso. Martha fue una “adelantada” de los tiempos que se vinieron. Estuvo, en un sentido, “a contramano” de su época, porque si bien fue parte de una vanguardia feminista importante, no pudo trasladar su enorme experiencia y sabiduría hacia un movimiento de masas, un gran movimiento de mujeres. Ahí Martha hubiera sido un pez en el agua, porque así se hizo como activista, pegando a los golpeadores.

Pero su experiencia viva seguramente ayudó a cimentar y formar este movimiento de mujeres que ha ido avanzando y nuestra agrupación Las Rojas, del cual ella fue también simiente, aunque no haya estado en su fundación.

Movimiento y agrupación de mujeres que seguramente avanzarán en la formación y superación de una nueva generación de luchadoras feministas socialistas consecuentes hasta el final.

  • Cinealsur (28/2/11)

 

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