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El pasado martes el Ministerio de Trabajo dictó, en relación al conflicto de la Línea 60, la conciliación obligatoria por diez días. La misma implica el reingreso de cincuenta trabajadores despedidos, el pago del 50% de los salarios caídos y licencias gremiales. Mientras tanto, continúa la negociación sobre las condiciones de trabajo y sobre qué ocurrirá una vez vencido el plazo.
Desde el Nuevo MAS nos venimos volcando a esta lucha, que ubica a los más de 1.100 trabajadores involucrados como la punta de lanza de las peleas que se vienen luego de las elecciones, cuando el sucesor de Cristina (sea este Scioli o Macri) traten de descargar el ajuste de forma aún más dura.

Nos parece importante realizar un balance de cómo se llegó a este momento, mientras aportamos algunos elementos de la experiencia de luchas recientes para prepararnos para lo que puede venir.

Una lucha emblemática contra el ajuste de la patronal y los K

A partir del 2014 el kirchnerismo, mediante el Ministerio de Trabajo y el propio Poder Ejecutivo1, las patronales y las burocracias sindicales (SMATA, UOM, UTA, etc.) vienen descargando el ajuste sobre los hombros de los trabajadores, a la vez que buscan desarmar la organización de los mismos atacando a su sector más activista. Lear y Gestamp fueron los casos más resonantes por su ubicación y su envergadura, en pleno corazón industrial de la Argentina. Pero casos más o menos similares tuvieron su réplica a lo largo y ancho del país.

En este marco se inscribe la lucha de los trabajadores de la Línea 60. El conflicto comenzó al ser despedido un activista, un claro ataque por parte de la patronal DOTA y MONSA (verdaderos monopolios del transporte urbano de pasajeros). Estas empresas están fuertemente cuestionadas por “chuparse” diez millones de pesos de subsidios por mes, mientras las condiciones de trabajo son cada vez peores para los choferes y el servicio es paulatinamente más deficiente para los pasajeros. Es evidente que nada de esto sería posible sin la complicidad del Ministerio de Trabajo y el de Transporte.

La respuesta al ataque no se hizo esperar: para no aislarse y poder visibilizar el conflicto, a la vez que golpear a la patronal produciéndole pérdidas, prácticamente el conjunto de los trabajadores llevó adelante el no cobro de boleto y la difusión de la situación. Fue entonces cuando la patronal despidió a 52 trabajadores más y comenzó lo más duro de los 40 días de lucha que se cumplen actualmente, durante los cuales el Gobierno Nacional y la UTA demostraron de forma inapelable para qué lado juegan. A lo largo de ese tiempo el Gobierno militarizó las cabeceras de Constitución, Maschwitz y Rincón de Milberg para garantizar que la empresa pudiera realizar un lock-out patronal.

Es fundamental destacar, para entender el desarrollo de esta lucha, la enorme capacidad de organización y movilización de los trabajadores de la 60. Como producto del estado de ebullición social del 2001 y los años siguientes, comenzó un lento pero continuo proceso de organización en la línea, en un comienzo de forma clandestina para evitar las represalias de la patronal y la UTA. Así nació la Agrupación Al Volante, que logró arrebatarle la totalidad del cuerpo de delegados a la burocracia sindical. Desde ese momento, se multiplicaron los ataques de toda índole contra este activismo, que fueron rechazados por el mismo.

La clave es que la base entre en la lucha

Una de las lecciones más importantes de las últimas peleas es que todo conflicto se vuelve extremadamente adverso si se rompe el vínculo entre el activismo (o los despedidos) y el resto de los trabajadores. Tal fue el caso tanto en Gestamp (donde se intentó generar ese vínculo pero el esfuerzo realizado no alcanzó) y en Lear (donde existió una orientación consciente por parte del PTS de no generar dicho vínculo).

La lucha de la 60 ha demostrado la veracidad de esta conclusión por la positiva. Con la participación activa de prácticamente la totalidad de la línea, los intentos del Gobierno y DOTA de desgastar a los trabajadores fueron en vano hasta el momento.

No queremos decir con esto que la lucha sea fácil, o que el desgaste no exista. Pero las condiciones son muchísimo más favorables cuando el fondo de lucha, cuando cada medida es apoyada por un enorme colectivo de trabajadores, llegando, por ejemplo, a cortar la Panamericana con más de 500 trabajadores de la 60, a lo cual hay que sumar el apoyo de las organizaciones y de trabajadores de otras líneas o gremios.

Esta situación hizo quedar en ridículo a los funcionarios (por ejemplo Aníbal Fernández) que intentaron deslegitimar la lucha diciendo que eran “sólo 40 trabajadores”. El apoyo de la población se hizo sentir en cada momento.

Un elemento fundamental para garantizar esta unidad de la base es la democracia de los trabajadores, con sus asambleas y sus órganos de decisión. Obviamente, la orientación de un conflicto que involucra a más de mil trabajadores no surge de la unanimidad, existen diversas opiniones en el conjunto y una experiencia que se va desarrollando. Pero estas diferencias fortalecen la lucha si son dirimidas por los propios trabajadores y sus organismos democráticos.

Un gran paso adelante que se debe cumplir y profundizar

El martes 28 la Gendarmería de Berni y la Bonaerense de Scioli intentaron desalojar el corte en la Panamericana mediante una feroz represión. Aun con un saldo de detenidos y heridos, por todo lo dicho anteriormente no lograron quebrar esta pelea, y luego de más de un mes de “hacerse el distraído” el Ministerio de Trabajo abrió un canal de diálogo.

Existió una primera propuesta, aceptada por los trabajadores, para reincorporar a 50 compañeros y pagar parte de los sueldos caídos. Sin embargo, poniendo en pie una obvia provocación, a último momento Tomada dio marcha atrás con la propuesta y los trabajadores decidieron continuar y endurecer la lucha.

No podemos perder de vista que nos encontramos a pocos días de las PASO, para las cuales Scioli y el kirchnerismo ensayan un discurso continuista que oculte el ajuste que viene. Eso ubica al Gobierno en una situación incómoda frente a la lucha, porque repetir la represión o tolerar un nuevo corte son dos opciones que no le convienen en lo más mínimo. Como defendimos y defendemos desde el Nuevo MAS, la clave es más que nunca golpear y presionar al Gobierno para que dé una solución.

El día de ayer, el Ministerio de Trabajo ofreció una propuesta similar a la que retrotrajo previamente: conciliación obligatoria por 10 días, la reincorporación de 50 despedidos durante ese plazo y el pago de parte de los sueldos caídos.

Evidentemente, arrancarle a la alianza Gobierno-patronal-UTA esta medida es un gran paso adelante. Sin embargo, el ejemplo reciente y tantos otros demuestran que no se puede depositar ninguna confianza en este gobierno ni en la patronal a la cual defiende. Existe la posibilidad de que busquen descomprimir la situación para “pasar tranquilos las PASO” y luego retomar la ofensiva. La organización de los trabajadores debe continuar y profundizarse para conquistar todos y cada uno de los reclamos de los trabajadores y las luchas que vienen y para darle más fuerza a la dura pelea de fondo por la estatización de la Línea 60 bajo control de sus trabajadores y usuarios.

¡Felicitaciones por este gran paso adelante a los compañeros de la 60 y a todos los luchadores que hemos sido parte de esta pelea! ¡Vamos por todo!

Marcos Duch

RECUADRO
Reproducimos a continuación el pliego de reivindicaciones de los trabajadores de la 60

  1. Reincorporación efectiva de los 53 despedidos, esto es Siricevic, Lema, Canullán, Benítez y todos los despidos posteriores al 26/06/2015.

  2. Que se firme el acta-acuerdo que estaba a punto de firmarse por las condiciones de trabajo del cuerpo de delegados.

  3. El pago de todos los días caídos desde el inicio del conflicto 25/06/2015.

  4. Cambios de tarea para los compañeros imposibilitados de conducir (art. 14 CCT 460/73).

  5. Reposición del PREMIO MONSA actualizado y el pago retroactivo desde que fue quitado.

  6. Diagrama mensual (para poder programar nuestra vida).

  7. El pago de los 5 días de la última huelga.

  8. Un solo horario den la planilla del recorrido (primero de ida y luego de vuelta).

  9. Comisión de Seguridad e Higiene reconocida por la empresa y su ART.

  10. Baños y comedores dignos en las cabeceras de Constitución y Rincón.

  11. Convenio de partes para finalizar los estudios primarios o secundarios con facilidad horaria.

  12. Por la correcta liquidación de las licencias especiales.

  13. Y a todo esto ahora se agrega por el retiro de las denuncias penales a los compañeros y por el desistimiento de los juicios de desafuero a los delegados.


1 Un ejemplo de esto son las cadenas nacionales de Cristina Kirchner. Si ocurren durante un conflicto de trabajadores, no pierde oportunidad de dedicar unos minutos para atacarlo (recordar su referencia a la “toma del Palacio de Invierno” en simultáneo a la toma del puente-grúa de los despedidos de Gestamp).

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