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El pasado lunes 3 de agosto, Las Rojas junto a distintas organizaciones de mujeres, nos hicimos presente en los Tribunales de Morón para acompañar a Karina Abregú, a sus familiares y amigos en el pedido de cárcel efectiva para Gustavo Javier Albornoz, ex marido de Karina que intentó matarla al rociarla con alcohol etílico y prenderla fuego.

Karina había conocido a Gustavo Albornoz en la empresa donde ambos trabajaban (Intermedics Sudamericana SRL); se casaron en el año 2002 y un año después, el violento de Albornoz comenzó a maltratar a Karina mostrando su verdadera cara: fueron años de violencia física y psicológica que casi tienen un fatal desenlace el 1° de enero de 2014, cuando Albornoz después de propinarle una brutal golpiza tras una discusión, decide rociarla con alcohol y prenderla fuego; Karina logra sobrevivir porque se arroja a una pileta que había en el domicilio de ambos.

Con el 55% del cuerpo quemado, Karina debió implorar a su agresor para que la lleve a un hospital, pero éste le sugirió que se acostara porque “ya se le iba a pasar”; finalmente accede llevarla al hospital Eva Perón de la localidad de Merlo donde continúa violentando a Karina y con total impunidad pretendió convencer tanto a los médicos como a la justicia que Karina había intentado suicidarse.

Y Albornoz casi se sale con la suya, porque al ser su esposo, las autoridades –tanto del hospital como las judiciales- que debieron intervenir y resguardar la vida de Karina y que se manejan con la lógica del patriarcado y del machismo, dieron por ciertos sus dichos, tomando la denuncia como “intento de suicidio”; fue gracias a la incansable lucha de Carolina, hermana de Karina, que se logró meter preso a Gustavo Albornoz, pero permaneció en la cárcel sólo treinta y tres días.

Es Carolina quien además logra trasladar a su hermana a una clínica para que se le brinde una mejor atención, ya que había pasado cuatro días en una camilla de la guardia sin recibir la atención adecuada para la gravedad de sus heridas. Karina estuvo casi 6 meses internada y fue operada treinta veces, pero un día la brutalidad del capitalismo patriarcal volvió a golpearla: desde la clínica le informan que se había quedado sin obra social porque la habían despedido de su trabajo “por ausentarse de su puesto laboral”.

Cuando el Estado y la Justicia se ausentan, reina impune el violento

Karina había trabajado veinte años en Intermedics Sudamericana SRL, lugar donde conoce a Gustavo Albornoz; a ella la despiden y a él no. Karina, antes que Albornoz intentara finalmente matarla, había realizado entre 12 a 15 denuncias y la justicia prefirió no escucharla pero sí prefirió escucharlo a él cuando denunció que Karina había intentado “suicidarse”; Karina sin trabajo y sin dinero recurrió a distintos organismos estatales para solicitar que un abogado de forma gratuita pudiera ayudarla y le dijeron que no podían brindárselo, en cambio Albornoz pudo contratar a dos abogados que lograron sacarlo al mes de estar preso.

Albornoz llega impunemente libre al juicio oral que se llevará a cabo en el Tribunal Oral N° 1 de Morón en los primeros días de noviembre de este año, y esto es así porque Karina cuando tuvo que declarar la primera vez por sus lesiones, aturdida por el terrible dolor físico que sentía y el profundo terror que le tenía –y le tiene- a Gustavo Albornoz, dijo que lo suyo había sido un intento de suicidio. Albornoz se sabe impune, porque el patriarcado en la justicia no sólo le permite gozar de libertad sino que le permite además seguir amenazando a Karina que vive presa del miedo.

Y el gobierno K también es funcional a esta impunidad al mirar para otro lado cuando Karina era revictimizada por la justicia y sus funcionarios, quienes a través del silencio fueron cómplices de la brutalidad de Albornoz; al dejarla totalmente desamparada, al no brindarle ningún tipo de ayuda económica, psicológica y de asistencia legal para que pudiera meter preso a quien intentó matarla; y al permitir que la recuperación de Karina quede supeditada únicamente a la ayuda que con ciertas limitaciones desde su familia y las organizaciones de mujeres pueden brindarle (las quemaduras afectaron desde su cuello hasta la pelvis, con pérdida de movilidad en brazos y cuello).

A dos meses del #NiUnaMenos, sabemos que la única forma de que la voz de las mujeres se escuche y amplifique es a través de la movilización en las calles, porque con esa movilización se logró este 3 de agosto en los Tribunales de Morón que en una de las dos causas que tiene Albornoz por amenaza (en total tiene 3 en su contra sumando la tentativa de homicidio) desde la fiscalía se le otorgara custodia policial a Karina; y si bien es un tibio avance, fue arrancado por la movilización. Por eso seguiremos acompañando la lucha de Karina, sus familiares y amigos para lograr que efectivamente Gustavo Javier Albornoz se pudra en la cárcel.

Las Rojas-Zona Oeste

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