Por Rafael Salinas


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Al compañero Pdte. Maduro: Que lo intrascendente quede para otro momento, estamos parados sobre un polvorín… ¡¡Por favor!! ¿Será que alguien no se ha dado cuenta todavía? Esto se está tornando insoportable para nuestro pueblo…

Que si vivimos una guerra económica, que la derecha fascista, que los vende-patrias… Que las firmas contra Obama, que nuestro justo reclamo contra Guyana, que los actores intelectuales de ciertos hechos que se suscitan…

¡¡¡Los precios escandalosos de las vestimentas y calzados, se están mudando también para los alimentos y esto el pueblo no lo va aceptar!!!…

Compañero presidente… Cuando la papa falta en la mesa de los pobres, la cosa se le pone color de hormiga para cualquiera… Las colas ya se tornan insoportables… Los alimentos que no terminan de llegar y tampoco serán una solución definitiva… El pueblo chavista y no chavista quiere oír de sus labios… ¡¡¡Soluciones!!!

Hace dos años que corremos la arruga y dichas soluciones no llegan… Es urgente que cambiemos el libreto… La papa presidente… El problema de fondo… ¡¡Es la papa!! […]”

(Citas de una larga carta a Maduro del militante chavista José Varela, publicada en el sitio ultra-chavista Aporrea, 05/08/2015)

 

Esta carta a Maduro lleva por título: “Parados sobre un polvorín”. Efectivamente no fue publicada en el Miami Herald ni fue escrita por algún pitiyanqui venezolano que aguarda en las playas de Florida “la caída del comunismo” en su país. Fue escrita por un desesperado militante chavista en una publicación incondicionalmente oficialista.

En efecto, la situación de deterioro de la economía en general y del abastecimiento en particular –desde la comida hasta las medicinas o los pañales– ha llegado a límites insufribles. Esto acumula material explosivo que ya ha comenzado a estallar en protestas y saqueos que (hasta ahora) son relativamente aislados… Pero nadie puede prever si esas no son ya las chispas que mañana hagan estallar el polvorín sobre el cual –según el autor de la carta– está parada hoy Venezuela.

¿“Guerra económica”?

El gobierno de Maduro se lava las manos y justifica la situación, diciendo que Venezuela es víctima de una “guerra económica” que le ha declarado la oposición de derecha con el apoyo del imperialismo yanqui. Por supuesto, somos enemigos incondicionales de ambos. Pero, precisamente para poder combatirlos, hay que decir la verdad, que tiene poco que ver con esas explicaciones infantiles.

Los “profesores” a sueldo del chavismo hacen el ridículo cuando tratan de dar ejemplos de esta guerra:

Si alguien tenía alguna duda –dice uno de ellos– sobre la guerra económica desatada por los factores de poder… la reciente ola especulativa debe haberlas despejado. De qué otra forma se puede explicar que el gobierno otorgue dólares a una tasa preferencial de 6,30 para subsidiar las importaciones y ofrecer productos a precios solidarios, pero luego quienes reciben la divisa barata hagan trampa, fijando el precio de venta como si hubiesen comprado el dólar al precio caro del mercado paralelo.”[1]

¿Este “profesor” emérito es idiota o se hace? ¿Qué capitalista de cualquier país del mundo va a despreciar la oportunidad de hacer ganancias? ¡Ése es el funcionamiento normal, no de “estado de guerra económica” del capitalismo! Y en Venezuela lo aprovechan todos, los burgueses, los altos funcionarios chavistas que van en el negocio, etc., etc. La canallada es del gobierno que les sirve en bandeja “la divisa barata” para que “hagan trampa”.

Más allá de que todos los capitalistas (de la oposición o de la boliburguesía) aprovechan para llenarse los bolsillos, lo que está sucediendo es la crisis inevitable de una economía y un Estado absolutamente dependientes de los ingresos del petróleo, en circunstancias que los precios internacionales de los hidrocarburos se han derrumbado… sin perspectiva a la vista de remontar.

Con distintas formas y detalles, crisis como la presente se han repetido desde que Venezuela, en el siglo pasado, se convirtió en exportador exclusivo de materias primas… e importador de infinidad de productos de primera necesidad que su parasitaria burguesía podría producir y no lo hace. Por eso, cada vez que se derrumba el mercado mundial de hidrocarburos estalla la economía… y la política.

El anterior estallido (marcado en lo político-social por el Caracazo de 1989) expresó una brutal crisis que finalmente se llevó puesto al régimen de la IV República y dio paso al chavismo (la V República). Chávez, en buena parte de su mandato, vivió la fiesta del aumento del petróleo (10 U$A al asumir en 1999 y 146 U$A en 2007/8). Maduro vive el drama del derrumbe.

Pero el verdadero drama es que ese período de ingresos fabulosos no fue aprovechado para cambiar la matriz productiva de Venezuela… y no hablemos de socialismo… del siglo XX o del XXI.

Esto que ahora estalla en las narices del chavismo, lo alertamos desde hace una década por lo menos, junto con algunas corrientes y economistas marxistas. Lamentablemente, el supuesto “socialismo del siglo XXI” (del que ya no se habla) logró confundir a muchísimos más. Por supuesto, no criticamos a las masas trabajadoras y populares que con toda honestidad –dentro y fuera de Venezuela– adhirieron a lo que además se presentaba como un renacimiento del socialismo.

Pero a quienes es difícil disculpar es a las direcciones que se dicen marxistas y que, sin ningún sentido crítico ni de clase, se compraron entero el “buzón” del chavismo, del socialismo del siglo XXI… y hasta de la V Internacional que organizaría Chávez.

Las perspectivas políticas, un panorama difícil

El gran problema no es tanto el desastre (previsible y en gran medida inevitable) del chavismo, sino qué alternativas de recambio se dibujan. Es que lo muy grave es que las alternativas fuertes para reemplazarlo, vienen de la derecha. En contraste, las alternativas a su izquierda son hoy extremadamente débiles y dispersas.

La oposición de derecha se delinea, con más posibilidades que nunca, a ocupar el vacío que deja el fracaso de los herederos de Chávez. Tiene lazos directísimos con el imperialismo yanqui, que la financia públicamente a través del National Endowment for Democracy, que compra por kilo dirigentes políticos, “sociales” y sindicales.

Sin embargo, esto se da más por la catástrofe del chavismo, que por la fuerza “intrínseca” de la derecha y sus partidos. Está dividida en distintas organizaciones que a su vez conforman dos corrientes. Una, la más “legalista” que encabeza Henrique Capriles. La otra, es la que intentó derribar a Maduro por la fuerza el año pasado, mediante las “guarimbas” que llevaron a la cárcel a su líder Leopoldo López.

La crisis cada vez más aguda del chavismo y la convocatoria a elecciones parlamentarias en diciembre próximo ha vuelto a reunificarlos en la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) que maneja Capriles, aunque no sin tensiones. A diferencia de lo que fue el chavismo en sus buenos tiempos, la MUD es lo más parecido a una bolsa de gatos.

Sin embargo, la posibilidad de derrotar al chavismo en las elecciones de diciembre es un cemento que mantiene la unidad, pese a todo. Y las estimaciones, incluso en las mismas filas del chavismo, son profundamente pesimistas. Las encuestas hasta ahora son unánimes en predecir una derrota, que podría ser aplastante.

Y en eso se juega no sólo la mayoría del parlamento, sino la continuidad de Maduro y el chavismo en el gobierno.

Notas:

1.- Víctor Álvarez, “Una economía se altera cuando las divisas no provienen del esfuerzo productivo”, El Joropo, 15/04/2015.

 

 

 

Frente a la probable derrota del chavismo y el peligro de la derecha

La necesidad y las dificultades de una alternativa obrera y (realmente) socialista

Durante los primeros años del chavismo, montada en un ascenso del movimiento obrero, se esbozó una alternativa independiente sindical y política, alrededor de una Unión Nacional de Trabajadores independiente. El chavismo hizo todo lo posible para destruir esa alternativa en su mismo nacimiento, el congreso obrero realizado en el 2006. Es que si de allí hubiese surgido una gran central independiente, hubiese nacido también una alternativa política al chavismo.

Chávez, que comprendía muy bien la magnitud de ese peligro, se jugó a aplastar a toda costa esa posibilidad, incluso con la represión.

Eso no ha impedido que en todos estos años haya habido luchas importantes de los trabajadores, y con repercusiones políticas. Luchas que generalmente el chavismo combatió, muchas veces violentamente.

Estos hechos, combinados con el curso cada vez más desastroso del régimen, le fueron enajenando el apoyo inicial que tuvo, en especial en el proletariado industrial. Pero eso de por sí no generó una alternativa a la izquierda.

Peligrosamente, aprovechando los ataques del chavismo (que en un momento llegó a plantear la liquidación de los sindicatos en aras de unos supuestos “consejos obreros”… manejados por los agentes de Chávez) desde la oposición pro-imperialista comenzaron las movidas para ganar sectores descontentos. Esto ha tenido cierto éxito, no tanto en lograr apoyos políticos directos, pero sí en impedir la construcción de una fuerte alternativa independiente.

Hoy esto se vuelve particularmente peligroso…

(Para más información ver: “El desastre es que no hay una alternativa de izquierda”, Socialismo o Barbarie, semanario, 20/03/2014 ( http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=2143 )

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