La batalla de la Panamericana

 

“La Panamericana militarizada de uniformes verde oliva es una postal escalofriante. La imagen, que debería ser en sepia, remite de manera inevitable al terror de los 70 pero también a un pasado más contemporáneo: Kosteki y Santillán, Fuentealba, Mariano Ferreyra” (La Nación, 29 de julio del 2015).

 

Ayer miércoles 28 explotó el conflicto de los compañeros de la 60 en la Panamericana. Y no es para menos. Hace 34 días que están en huelga sin que el gobierno les dé una solución. La patronal de DOTA montó una provocación despidiendo primero a un compañero y luego a 52 más, con el objetivo de “racionalizar la empresa” dejando en la calle a parte del personal, bajando los salarios y aumentando las condiciones de flexibilización del trabajo.

Los compañeros respondieron a estas provocaciones. Ante el despido del primer compañero, no hicieron paro sino que llamaron a trabajar sin cobrar boleto. La empresa apeló a la Justicia contra esta medida, logrando que Servini de Cubría le diera la razón. Así logró parar la salida de los colectivos. En el ínterin despidió a 50 compañeros más, configurando todo su accionar una provocación para dejar en la calle a los despedidos y derrotar a un sector de trabajadores del transporte que es muy combativo.

En este marco, los compañeros se comenzaron a organizar en las cabeceras. En Constitución se atrincheraron en el playón para evitar que la empresa, mediante maniobras fraudulentas, se llevara los coches: 20 compañeros están encerrados allí hace semanas ante el cerco policial del predio.

También en las cabeceras de Maschwitz y Rincón de Milberg (Tigre) se organizan los compañeros. Ante la falta total de respuestas y las maniobras empresarias (y del gremio de la UTA, que mira para otro lado en complicidad con DOTA), los compañeros decidieron profundizar su plan de lucha.

Lo del gobierno es burdo, porque a un mes del conflicto nunca se involucró, nunca intentó paso alguno para una solución. Esta es la razón por la cual los compañeros decidieron los cortes en Panamericana y 197, para forzar la mano al gobierno y los empresarios.

No solo el gobierno no dio solución alguna: pretendió quebrar el conflicto, primero por desgaste y luego mediante la represión. Pero quizás subestimó a los compañeros: los 1000 choferes de la 60 tienen enorme tradición de combatividad. Y además cuentan con una dirección independiente enfrentada a la burocracia de la UTA (el rompehuelgas Fernández, su secretario general, declaró que el conflicto “es un juego político de la izquierda, que quiere un muerto y le interesa instalar el conflicto”).

De ahí surge la decisión de lucha de los compañeros, que hace recordar al conflicto de la Emfer del año pasado. Era evidente (hasta para los periodistas presentes) que los choferes eran los protagonistas de la pelea. Para colmo, los medios desataron toda una campaña antiobrera y macartista luego de la represión, y en lugar de denunciar la actuación de la Gendarmería (¡que se llevó a decenas de choferes detenidos!), se ensañaron contra los trabajadores que opusieron dura resistencia al intento de ningunear su reclamo: ¡el rechazo a que decenas de familias sean dejadas en la calle!  

Parece ser que a los medios les importa un bledo que lo que está en juego sea el despido masivo de trabajadores, el sustento de sus familias, el descarado intento de DOTA de vaciar y/o racionalizar la empresa. Parece importarles un comino también que 200.000 usuarios, mayoritariamente trabajadores, estén “varados” sin su habitual –y en algunos casos, único– medio de transporte, no en función del paro de los compañeros, sino de un lock out llevado adelante ex profeso por la empresa.

¡Cualquier cosa si de lo que se trata es de defender la propiedad privada!

En todo caso, los compañeros son un ejemplo de combatividad para todo el movimiento obrero. Y más aún cuando lo que se viene es un duro ajuste económico.

Desde nuestro partido seguiremos acompañando la lucha de los compañeros como lo venimos haciendo desde el comienzo. Al cierre de esta edición todavía no hay ninguna solución al conflicto. Acompañamos la exigencia de reincorporación de los 53 despedidos, exigimos poner fin a las acciones represivas, el pago de los días caídos y el rechazo al plan empresario de racionalización: ¡es hora de que la 60 sea estatizada bajo control de sus propios trabajadores!

 

Corresponsal

 

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