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En estas últimas semanas hubo graves ataques contra trabajadores de prensa. Estas agresiones vinieron tanto del lado de las corporaciones mediaticas, como del gobierno K.

El embargo que Magnetto le mandó a VHM tiene aspectos más profundos que la ya aburridísima y vacía pelea Clarín-gobierno K. El periodista le había lanzado al público una de las monedas más relucientes del botín del multimedios: goles de Boca, cuya televisación gratuita, como la de todo el fútbol, estaba por ese entonces (2005) prohibida.

Si el embargo es o no correcto en términos de procedimiento legal, no es importante: es la reacción de un monopolio capitalista para castigar una acción que perjudicó sus privilegios, en favor de un derecho de la población como es ver gratuitamente los partidos de fútbol. Eso es suficiente para que los trabajadores repudiemos la medida, a los jueces que la ordenaron y a los periodistas carneros que vergonzosamente la avalaron, y nos solidaricemos con VHM.

Por otro lado se está produciendo un nuevo ataque de una patronal a los trabajadores, también utilizando a la Justicia, en una situación que puede tener consecuencias muy graves e injustas: se trata de la causa en que la dirección de Télam acusa a la comisión gremial interna de constituir una “asociación ilícita” (¡!), por haber asumido a través de unas elecciones que no habían sido convocadas por la UTPBA.

Según explican los trabajadores, “hace 15 años que la UTPBA –luego de un proceso de lucha donde hubo una ruptura con la conducción del sindicato– dejó de convocar a elecciones de comisión interna. Por eso los trabajadores debieron seguir haciéndolas a través de escribanos o veedores del Ministerio de Trabajo”, y la empresa siempre los reconoció, hasta ahora.

El directorio de Télam (hasta hace unos días en manos de Santiago Álvarez, de La Cámpora, y hoy a cargo de otro funcionario de la misma agrupación) se ensaña particularmente con uno de los delegados, Mariano Suárez, que es abogado, al que acusa de utilizar su empleo en la agencia para “buscar clientes para su negocio”, por el hecho de que Mariano es abogado defensor de varios trabajadores en causas contra la patronal. La empresa presentó esta denuncia en la Asociación de Abogados, llevando la persecución más allá de los límites de Télam, ya que intenta perjudicar incluso la posibilidad de Mariano de ejercer la profesión de abogado.

La actitud de los funcionarios K no difiere ni un pelo de la de Clarín: la misma utilización de un Poder Judicial corrompido, antiobrero y reaccionario; el mismo desconocimiento olímpico de los derechos de los trabajadores; y hasta el mismo ensañamiento personal.

Sólo que en este caso, las consecuencias pueden pesar sobre todos los trabajadores si “pasa” esto de considerar un delito penal la mera constitución de una comisión interna, y el simple ejercicio de la profesión por parte de un abogado laboralista que defiende a los trabajadores.

Llamamos a los trabajadores, a los periodistas a solidarizarse con los compañeros de Télam y repudiar el accionar persecutorio de la patronal de esa agencia.

 

Trabajadores Socialistas de Prensa

 

 

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