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“El gobierno chino había sido elogiado por impulsar el crecimiento por varias décadas y mantener la solidez económica durante la crisis financiera global. En los últimos años, sin embargo, las autoridades han tenido problemas con los crecientes niveles de deuda y la necesidad de reformar la economía, pasando de su enfoque en programas de infraestructura a uno basado en el consumo”. (The Wall Street Journal Americas, La Nación, 9 de julio del 2015)

 

Mientras que en Grecia se juega la estabilidad del euro y la caída de la Bolsa en China hace temblar los mercados mundiales, nuestro país sigue transitando con inusitada parsimonia la transición electoral. Hasta cuándo durará exactamente esta “paz social” nadie lo puede saber. Sí es un hecho que no mucho más allá de la elección del nuevo presidente: los problemas acumulados son muchos y en algún momento harán eclosión.

 

De la pequeña a la gran depresión

 

Comencemos por algunos elementos de contexto para entender los alcances de la coyuntura electoral de “calma chicha” que está transitando el país.

En la Argentina los asuntos aparecen como “suspendidos” hasta tanto se consumen las elecciones de octubre. Es verdad que el dólar pegó un cierto respingo días atrás, pero luego volvió a calmarse. En lo que hace a la conflictividad social, la burocracia sindical contribuyó a la estabilidad: luego del segundo paro general se apresuraron a firmar paritarias en la línea con el gobierno y se llamaron a silencio.

Pero si la vida política argentina parece pasar por una suerte de “pasmo”, esto no quita que el entorno internacional se venga deteriorando aceleradamente en las últimas jornadas.

En Europa los mercados están en vilo observando cuál será el desenlace de la crisis griega. El pueblo griego tuvo una expresión contundente el pasado domingo 5 con un categórico NO a las instituciones europeas y su política de ajuste y colonización sobre el país heleno. Sin embargo, en la medida que el que administra de momento este triunfo es el gobierno de Tsipras, que quiere negociar a toda costa,  y que desde el otro lado del Atlántico Obama reitera su llamado a Merkel de que no se le ocurra expulsar a Grecia del euro (esto en función de consideraciones económicas y, sobre todo, geopolíticas), vuelve a ser probable a estas horas una capitulación del gobierno de Syriza. La misma arrancaría algunas concesiones menores pero no una reestructuración global de la deuda, ni evitaría una nueva ronda de ajustes antiobreros en el país. En todo caso, habrá que ver cómo vende Tsipras un acuerdo así en su país luego de la contundente expresión de rechazo el domingo a los chupasangres de las finanzas europeas.

De Europa a Asia en los últimos días el alerta se ha posado en China: hay que restregarse los ojos pensando que si el gigante asiático fue el gran contrapeso cuando estalló la crisis en el 2008, hoy la acumulación de inercias económicas podría disparar una crisis de imprevisibles consecuencias para toda la economía mundial (¡transformar la pequeña depresión vivida desde el 2008 en una verdadera gran depresión!).

China ha lentificado su crecimiento: de un 12% de crecimiento promedio anual ha caído al 7. Además, hace años que se alerta sobre los problemas de sobreacumulación de capitales (capital que no puede reproducirse, no puede producir ganancias, y al caer en desuso lleva a graves pérdidas). Simultáneamente, ahora resulta que la Bolsa china no para de caer y que, para colmo, muchos chinos de a pie tienen inversiones en la misma. La idea de que la Bolsa podría crecer sin límites aun a pesar de la reducción del crecimiento del producto –la llamada en la jerga del mercado “burbuja” bursátil- parece encontrar así una nueva desmentida.

La cuestión de fondo es la dificultad del gigante asiático de absorber todas las inversiones realizadas en los últimos años, además del problema que la burocracia administra un cierto aumento de los salarios y del nivel de vida, pero evitando perder sus ventajas competitivas en el mercado mundial (es decir, quedándose a mitad de camino, con lo que el consumo interno no logra ser motor suficiente de desarrollo).

La mala noticia, a la vez, para los países emergentes como el nuestro, es que la caída de China arrastra más abajo todavía el precio de las materias primas de lo que ya venía ocurriendo.

Así las cosas, a las inercias económicas del país: atraso del tipo de cambio, carencia de divisas, inflación, déficit fiscal, retraso en los precios relativos del transporte y los servicios públicos y un largo etcétera, demoradas en ser abordadas hasta el recambio presidencial, se le viene a sumar un escenario económico mundial deteriorado, lo que puede hacer del 2016 un año muy movido en gran contraste con la parsimonia actual.

 

El súper domingo dejó todo donde estaba  

 

Sin embargo, y por lo pronto, el país vive de elección en elección. Lo característico o paradójico del domingo pasado, es que la simultaneidad de cinco elecciones provinciales no alcanzó para definir gran cosa.

Varios analistas han señalado el gusto amargo y lo contradictorio del caso del balance del domingo, que no dejó a ninguno de los actores principales de la elección (Scioli y Macri) con un triunfo claro.

Es verdad: el PRO volvió a ganar y por amplio margen en CABA y el oficialismo quedó afuera del balotaje. Sin embargo, Larreta perdió dos puntos en relación a las PASO de abril y no pudo evitar ir a la segunda. ¿Con quién? Con un Lousteau que supuestamente es parte de una misma alianza electoral con Macri: Cambiemos. ¡Ridículo de toda ridiculez!

Es decir: una parte de esta alianza va a un balotaje contra la otra parte dentro de quince días y a sólo tres semanas de las PASO de agosto, lo que evidentemente no es algo muy clarificador para los votantes.

En Córdoba también se dio otra comedia de enredos, si podemos calificarla así. El delasotismo se volvió a alzar con la votación reteniendo la provincia. Si bien con un porcentaje menor al esperado, el peronismo no K que se expresa en la provincia mediterránea logró ganar la elección.

Pero la paradoja del caso es qué irá a pasar después de agosto. Es muy previsible que De la Sota salga derrotado por Massa en las internas de la UNA. ¿Acaso alguien duda que al otro día de dichas internas Schiaretti llamará a Scioli y le dará su apoyo? Quizás esto no sea tan explícito, quizás se cuiden las formas. Pero de todos modos, por si acaso, incluso antes de las elecciones del domingo pasado en Córdoba, ya aparecieron carteles que indicaban el voto al gobernador electo y a Scioli…

Estas fueron las dos elecciones más importantes del domingo pasado, sin olvidarnos que en La Rioja triunfó el oficialismo, que en La Pampa ganó un peronista díscolo con los K y que en Corrientes el que se alzó con el éxito fue Colombi, un radical que forma parte de la alianza opositora con Macri.

En todo caso, lo más característico de la jornada es que no ha definido nada, no ha cambiado gran cosa de lo que venía.

En todo caso, lo que ratificaron las elecciones del fin de semana pasado es el patrón que se viene expresando a lo largo del año y que sólo se quebró en Mendoza: triunfan los oficialismos, un voto conservador, dejar todo más o menos como está; un fenómeno opuesto al fenómeno del voto castigo, característico de situaciones de crisis.

 

Las lecciones de Córdoba

 

Otro elemento de análisis de importancia, es la votación obtenida por la izquierda. No hay que naturalizar la ubicación que viene logrando la izquierda revolucionaria en nuestro país en el terreno electoral. De a poco es como que nos vamos acostumbrando a porcentajes electorales altos para los patrones históricos. No es que esto no admita desigualdades. Es verdad que la izquierda ha venido creciendo en su conjunto, aún de manera desigual, tanto en las luchas como en representación sindical y electoralmente.

Pero también es verdad que el peso electoral no tiene suficiente correlato orgánico. Ya hemos señalado en estas páginas que en otras oportunidades históricas las cosas se han expresado de manera diferente: por ejemplo, con un gran peso orgánico que sin embargo no tenía mayor expresión electoral; o con grados de radicalización mayores que los actuales.

En todo caso, lo que resta es que más allá de matices y de análisis más finos, la izquierda parece encaminarse este año a llevar adelante una campaña electoral exitosa, con porcentajes de cierta importancia. Quizás no tan altos (como algunos quisieran) si no se diera este escenario de casi segura polarización al ser una elección presidencial.

Pero, en todo caso, lo que parece ser una evidencia (marcada por todas las elecciones ocurridas en el país hasta el momento), es que hay votos para la izquierda.

En este contexto se inscribe la elección de la izquierda en Córdoba y CABA, y el enorme resultado obtenido por nuestro partido en la provincia mediterránea. Si se arranca por lo más objetivo, como corresponde, se puede decir que el FIT hizo, nuevamente, una importante elección, consagrando tres legisladores provinciales: un resultado nada menor.

Pero el FIT es un frente que viene instalado y nada podía hacer suponer que se vendría abajo en esta instancia. Más “sorprendente” fue, si se quiere, la enorme elección de nuestro partido: abrirse paso entre los votantes de izquierda frente a un frente de tres fuerzas, y por añadidura instalado, es un resultado de enorme importancia. Y más aún cuando se trata de la segunda elección consecutiva en la provincia con los mismos guarismos. Y no sólo esto: ¡es una promesa de batalla para las PASO nacionales que se vienen!

Es verdad que ningún resultado electoral debe ser extrapolado: de elección a elección las condiciones han cambiado mucho. No es lo mismo PASO como las de abril en CABA, con 27 postulantes, sin espacios gratuitos y prácticamente vedado el acceso a los medios para nuestro partido, que elecciones como en Córdoba, sin PASO, con sólo 7 candidatos a gobernador, sin propaganda gratuita pero con acceso a los medios.

Pero de todas maneras, lo que se puede anticipar, es que las condiciones para las PASO nacionales para nuestro partido no serán tan adversas como en la Capital: quizás se encuentren en un punto intermedio entre CABA y las recientes en Córdoba.

Por otra parte, hay una serie de enseñanzas de importancia a ser señaladas, algunas de las cuales ampliamos por nota aparte. Una, que el FIT no logra sostener el pretendido monopolio de la representación de la izquierda: ¡fue derrotado por Zamora y la proporción con nuestro partido en Córdoba fue de tres a uno a gobernador! Dos, que en condiciones no tan desiguales de acceso a los medios, lo que vale es la política que se lleva adelante. Esta es una enseñanza o conclusión desprendida de los hechos, verdaderamente revolucionaria, porque desmiente la teoría de que los “aparatos” serían amos y señores. No es así: dados determinados supuestos, la política (¡y, sobre todo, claro está, la lucha de clases!) es la que define las cosas: los votos, y, también, la continuidad de cooperativas electorales como el FIT, entre tantas otras cosas.  

 

¡Existen condiciones para superar las PASO!

 

Queremos subrayar una tercera enseñanza hacia las PASO de Agosto desprendida de la enorme elección que realizamos en Córdoba el último domingo: ¡la pelea por superar las PASO ha dejado el campo de las fantasías políticas para transformarse en una posibilidad real!

Atención: sigue siendo una batalla enormemente difícil, obtener 400.000 votos presentándonos fuera de una alianza electoral y por añadidura instalada como el FIT, es una pelea muy compleja.

Pero de todas maneras el resultado en Córdoba muestra precisamente eso: obtuvimos resultados que tanto en la categoría a gobernador como a legisladores nos dejó a las puertas del 1.5% o arriba de ese guarismo.

¡E hicimos esto por segunda elección consecutiva, lo que muestra un determinado grado de consolidación de nuestra votación! En el 2013 instalándonos a partir de los espacios gratuitos, el domingo pasado por el acceso a los medios.

En agosto del 2013 hicimos una enorme elección en los cuatro distritos que nos presentamos: CABA, Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Neuquén; ¿dónde está escrito que no podamos repetirla o aún aumentarla el 9 de Agosto, nacionalmente o por distrito?

En todo caso, la enseñanza que desde el punto de vista de la orientación se desprende de los resultados del domingo pasado es clara: la militancia del partido, sus amigos y simpatizantes en todo el país, los viejos compañeros, en todas las regionales, en las nuevas localidades y barrios que estamos abriendo, con la fuerza del resultado obtenido en Córdoba, debemos “romperla” en la campaña hacia el 9 y dejar instalado al Nuevo MAS como una de las principales fuerzas de la izquierda de nuestro país.

Una fuerza que se muestra en un ascenso creciente, a lo cual le agregamos el enorme orgullo de haber encabezado este miércoles la recuperación de la interna de la fábrica Pilkington como efecto “retardado” y acumulativo de la enorme lucha del 2009. ¡Redoblemos entonces nuestros esfuerzos de campaña para quebrar el 1.5% y estar como una de las opciones presidenciales en octubre!

 

 

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