El movimiento de mujeres de nuestro país y la sociedad en su conjunto acaban de ser protagonistas de una jornada que marca un antes y un después en la historia de la lucha por los derechos de las mujeres. Si bien resulta aún muy temprano para hacer un balance de profundidad sobre lo sucedido en las últimas horas, es innegable que el saldo de la movilización ha sido progresivo, no sólo debido a la magnitud de la convocatoria de la misma sino también por el carácter indiscutiblemente popular de los concurrentes.

En efecto, medio millón de personas se congregaron frente al Congreso para exigirle al gobierno que se haga cargo de aquello de lo que es responsable. La masividad de la concentración demuestra que el flagelo de la violencia contra las mujeres debe ser una de las prioridades en la agenda política.

Durante el acto se leyó un documento acordado por las organizaciones convocantes con una serie de puntos entre los que se incluían: la implementación del Plan Nacional de Acción para la Prevención Asistencia y erradicación de la violencia contra las mujeres, contemplado en la Ley 26.485. Dicha ley, que fue sancionada en el año 2009 y reglamentada al año siguiente, no se aplicó nunca porque el Gobierno Nacional le asignó un presupuesto absurdo, el cual, según las cifras calculadas por la ONG La Casa del Encuentro, es el equivalente a la vergonzosa suma de menos de 1$ por mujer. Este dato pone de manifiesto que el gobierno nacional, que intentó hoy mediante las redes sociales hacerse eco de los reclamos como una suerte de manotazo de ahogado, es responsable de que los crímenes por violencia de género sigan aumentando.

La magnitud del evento sobrepasó los cálculos de las organizadoras que se vieron claramente desbordadas por la cantidad de personas que confluyeron en la plaza mucho antes de la hora a la que estaba anunciada la concentración. Este hecho se hizo notar en la manera adelantada y apresurada en la que se llevó a cabo el acto. Inclusive, para que no quedara ninguna duda de que tamaña movilización no era lo que las organizadoras habían esperado, una de las voces del escenario pidió que por favor desconcentran que el evento ya había terminado. Nada de eso sucedió, quienes convocaron no pudieron dirigir. Nada importó lo que se dijo, y la manifestación se desarrolló aún con más fuerza, todas las calles estaban llenas de mujeres con sus carteles de “Ni una menos” en alto cantando en contra de los violentos, la justicia y el Estado cómplices de la violencia machista hasta varias horas después de terminado el acto.

Las Rojas hicimos un gran aporte para convertir la convocatoria en una verdadera movilización y jornada de lucha por los derechos de las mujeres. Desde muy temprano, las compañeras se concentraron en las esquinas y repartieron stickers que decían “Basta de impunidad” y “Destitución ya de los jueces y funcionarios que amparan la violencia contra las mujeres” como una manera de que las consignas en contra del gobierno y la justicia patriarcal llegaran a todas y todos los concurrentes.

La batucada de Las Rojas tuvo un papel protagónico en la organización de la agitación antes y después del acto. Tanto las compañeras en el micrófono como las que tomaron la delantera con bombos y redoblantes cumplieron un rol destacado en llevar adelante la tarea de visibilizar con nuestras canciones la denuncia al gobierno y a los jueces que amparan la violencia de género.

Una vez terminado el breve acto llevado a cabo por las organizadoras del evento, miles de personas siguieron llegando a la plaza y sumándose a esta jornada histórica por los derechos de las mujeres. En todos lados se podía ver el entusiasmo de aquellas mujeres que, no haciendo caso a lo que se les dijo desde el escenario, se resistieron a abandonar la plaza. En ese momento y como parte de toda la jornada de protesta, Las Rojas concluimos nuestra participación con una marcha hacia la Casa de la Provincia de Buenos Aires donde realizamos un acto para exigir justicia por el femicidio de Laura Iglesias y cárcel a abusador de Iara Carmona. No más iniciamos nuestro camino a la Casa de la Provincia, la fuerza de nuestra columna llamó la atención de muchísimas mujeres que se sumaron su entusiasmo al del de Las Rojas. Fueron cientos las que se nos sumaron espontáneamente; las que cantaron con gran entusiasmo nuestras canciones y agitaron a la par nuestra para pedir justicia para las víctimas de violencia de género y cárcel a los femicidas.

Una vez en la Casa de la Provincia dimos cierre a nuestra participación es esta gran jornada de lucha con un acto que comenzó con la intervención de las compañeras del Centro de Estudiantes de la UNLU que exigieron justicia por Laura Iglesias, trabajadora social graduada de dicha universidad, asesinada impunemente hace dos años en el marco del ejercicio de su profesión con la desprotección total del Estado. Luego tomó la palabra Iara Carmona quien dio  un conmovedor testimonio de la lucha que lleva para meter preso a quien fue su padrastro y abusó de ella desde los once hasta los quince años, el policía de la Bonaerense Carlos Marcelo Cuello, quien fuera absuelto por la justicia patriarcal en noviembre del año pasado. Sin lugar a duda Iara es un ejemplo de lucha. Ella en una hermosa intervención expresó como mediante la experiencia ha llegado a la conclusión de que la única manera de luchar contra la violencia hacia las mujeres es organizándose en las calles; por lo que el próximo 23 de junio la acompañaremos nuevamente en su lucha para exigirle a la Cámara de Casación que dé lugar a la apelación para que Cuello vaya de una vez por todas preso.

Por último Manuela Castañeira, dirigente nacional de Las Rojas y precandidata a presidente de la Nación por el Nuevo MAS, estuvo a cargo del cierre del acto en el cual desarmó las falsedades que dijera Cristina Kirchner el día anterior en las redes sociales. Por medio de una intervención clara y concisa dijo que la violencia hacia las mujeres no es un problema de puertas adentro de las casas, sólo un problema cultural que se resuelve de manera individual, posición mentirosa que intentaron instalar los funcionarios del gobierno durante toda la semana anterior a la convocatoria, sino que es un problema político cuya solución es responsabilidad del Estado y del Gobierno Nacional.

La jornada tuvo indudablemente su epicentro en Buenos Aires pero contó con fuertes réplicas multitudinarias en todo el país. En Córdoba, La Plata, Rosario, Mar del Plata, Río Negro, entre otras ciudades y provincias, marcharon miles y miles de personas.

Esta concentración es un hito que demuestra que la opresión contra la mujer es un problema político, y que mal que le pese a al capitalismo patriarcal y a sus representantes políticos de toda laya ya no puede ser escondido.  La lucha no se termina acá, toda la sociedad pudo dar cuenta de este problema y además fueron muchas las mujeres que acaban de ser parte de una experiencia de lucha por primera vez. Esas compañeras deben mantenerse en la lucha y para eso es necesario organizarnos. Las Rojas han demostrado una vez más ser la organización más dinámica y consecuente del movimiento de mujeres y de la izquierda. Por eso debemos invitar a esas mujeres a que se sumen a Las Rojas y que sigan en esta lucha organizadas y en las calles exigiendo: cárcel para los violentos y los violadores, para pedir trabajo genuino para las mujeres, para luchar por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en el hospital, por el desmantelamiento de las redes de trata y explotación sexual y para que se vayan todos los Piombo de la justicia y los organismos de gobierno.

 

 

Verónica R.

 

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