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Entrevistamos a Benjamín Caviedes, conocido como el “Mostro” por los compañeros de FATE, delegado de los trabajadores y protagonista de una lucha de más de 100 días que enfrentó a la patronal, al Ministerio de Trabajo, a la represión, a la justicia, a la burocracia sindical y sus lacayos. De esas jornadas memorables nos relata algunas de las enseñanzas que nos dejaron hacia el presente y el futuro de la nueva generación obrera.

SoB: ¿En qué marco político comienza el conflicto y cuál es el reclamo?

El conflicto estalla por un atraso salarial. ¿De dónde venía ese atraso? De la hiperinflación del 89. De haber  firmado, en ese momento, un acuerdo de 9 meses en vez de por un año. En esos tiempos muchos gremios firmaban en las paritarias, lo que se llamaba la cláusula “gatillo” de ajuste salarial. Significaba que el costo de vida, o la inflación, “disparaba” mes a mes, automáticamente el ajuste en los salarios, acorde a esta misma inflación mensual. Esto duraba el tiempo de vigencia del acuerdo, que  generalmente era de un año. La cláusula gatillo tenía la ventaja de “mantener” el poder adquisitivo del salario, o dicho de otra manera, de “no perder” frente al costo de vida, de forma que al final del acuerdo anual, tu salario estaba “igual” que el año anterior. Pero si querías un aumento real de tu sueldo, de manera de estar por encima de la inflación, el acuerdo anual no era lo mejor. Esa fue la razón del acuerdo por 9 meses: no quedar atados a un acuerdo que considerábamos “pijotero”. Nuestra aspiración, y me incluyo, era pelear un aumento “real” del salario, al término de los nueve meses. El problema es que sobre el final del acuerdo, vino la hiperinflación y la patronal se niega a abrir las paritarias por salario. Cuando lo hizo (tres meses después),  se volvió a firmar la cláusula gatillo, pero el “piso” sobre la que se aplicaba había  quedado muy  bajo. La pérdida fue muy grande. Este atraso, esta pérdida salarial es la que está detrás de la bronca inmensa que un año y medio después explota, pero en una situación totalmente diferente.                                                                                                                                                                      ¿Que había cambiado? Que Menem  había derrotado a los telefónicos,  privatizando la empresa estatal;  a los ferroviarios les dijo:”ramal que para, ramal que cierra” y cerró los ramales; despidió a miles en SOMISA con la complicidad de la UOM, etc. Además  logró frenar la inflación a casi cero para los primeros meses del 91. Es en este año (julio/agosto), cuando sacan el Decreto 1334, de “salario por productividad”. Supuestamente no podías conseguir, o discutir salario si no era en el marco de la productividad, pero eso fue una estafa, una mentira. En Fate habíamos pasado de producir 4500  a  6000 cubiertas diarias en pocos meses, significando un 30% de aumento en la producción. Y  la presión de los compas por hacerlo valer era muy fuerte. Ese 30%  fue el reclamo que hicimos, y que la patronal se negó a dar. Esta estafa es la que explica la dureza y la fuerza de los compañeros durante el largo conflicto.

SoB: ¿Cómo se resuelve finalmente?

Después de la conciliación obligatoria que rechazamos, viene el cierre de la planta (lock-out patronal), que la justicia nunca declaró ilegal. Luego vino el bloqueo en la puerta por parte de los trabajadores y la dura represión para desalojarnos de la puerta. Recién en enero la empresa llama al SUTNA a dialogar. Traen la propuesta del cronograma de productividad, que era un cronograma de ingreso paulatino para reiniciar las tareas, de salario no se hablaba y todo el cronograma era una modificación del convenio, se autorizaba a flexibilizar los estándares, se modificaban hasta las rondas de mate, la propuesta del cronograma eran 550 que entraban escalonados, los otros 300 y el salarios se discutían después. Nosotros nos manteníamos firmes en “Todos adentro y con salario digno”. Pero frente a esto ya había dos posturas. De una parte los compañeros que más habían empujado, que se jugaron durante todo el conflicto, estaban en desacuerdo con aceptar el cronograma de productividad, entre los que se encontraban algunos delegados de planta, no todos, y por otra parte la directiva del sindicato que quería aceptar. La última asamblea es el día 17 de enero. Ésta fue una de las asambleas más masivas, hay alrededor de 500/600 compañeros, fue muy peleada. Y fue la definitoria. Se vota después de una discusión muy fuerte: trescientos y monedas, cansados y desgastados por la extensión del conflicto, y confundidos por la directiva votan a favor de aceptar y unos doscientos y votan por el rechazo del cronograma y sostener el reclamo de salario y todos adentro. La directiva del SUTNA, para que se acepte la propuesta de la patronal, la adornaba diciendo que era positiva para el trabajador. Pero era mentira. Quedaron cerca de 200  compañeros afuera, no hubo recomposición salarial, en fin. Fue una dura derrota.

Creo que el objetivo de fondo de la patronal y el gobierno era terminar con las conquistas que quedaban del convenio del 75. El gremio tuvo una actitud de condescendencia frente al cambio del convenio y termina aceptando que se modifique.

SoB: ¿Por qué razones les dirías a los trabajadores que deben apoyar la candidatura a vicepresidente de Jorge Ayala como parte de la fórmula presidencial del Nuevo MAS ,  junto a Manuela Castañeira?

Por tres razones: La primera tiene que ver con el pasado, con los años en que los trabajadores de FATE sólo recibían golpes de la patronal, con la complicidad de la burocracia nefasta de la Bordó (el “Pollo”, seccional) y de la Violeta (Wasiejko, nacional). Jorge representa para mí, a los trabajadores que se sobrepusieron a esos golpes y supieron comprender que para luchar por salario, para frenar la permanente ofensiva de los aumentos de los stándares de producción, había que organizarse para enfrentar y derrotar  a los delegados y dirigentes vendidos, fueran del  color que fueran. Él es uno de los que estuvo a la cabeza de esa comprensión, de esa organización y de esa lucha. La segunda es del presente, tiene que ver con que Jorge es parte de una “movida” obrera más numerosa, la que acostumbramos a llamar “nueva generación obrera”,  que en  distintas fábricas y gremios lucha y defiende los intereses  de todos los trabajadores. En ese sentido, Jorge representa también a esta “nueva generación”. Pero no hay que negar que esta vanguardia tiene límites  de distinto tipo y tendrá que enfrentar a  empresarios, dirigentes sindicales traidores y gobiernos que tienen mucha experiencia en engañar, maniobrar, reprimir a los trabajadores, para mantener su sistema de explotación capitalista. En este ámbito es donde Jorge decide dar un paso importante. Al presentarse como candidato a vicepresidente por el  Nuevo MAS, por el socialismo, le está diciendo a todos los trabajadores, a todos  los jóvenes, que hay que enfrentar y derrotar al capitalismo. Eso a mí me parece muy bueno. Por eso lo apoyo.

 

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