Escuela nacional de cuadros del Nuevo MAS



El Nuevo MAS esta organizando una escuela de formación militante en todas las regionales del país, que ronda alrededor de las discusiones de estrategia y táctica revolucionaria en el siglo XXI. No es casualidad, ni es ocioso que planteemos esta escuela en estos momentos. Desde el comienzo de este siglo se empezaron a replantear los debates estratégicos al calor de los procesos de rebeliones latinoamericanas, y luego al calor de la crisis económica mundial, el surgimiento de las rebeliones en Medio Oriente y el Magreb con picos en Egipto, y de las respuestas que están intentando los trabajadores a los brutales ajustes que se están volcando contra ellos en Europa, siendo Grecia el principal laboratorio de la lucha de clases en la región.

Atrás quedaron las nebulosas ideologías neoliberales de la derrota y el conformismo que asolaron los fines del siglo XX. Nadie defiende hoy que el capitalismo sea la panacea contra la pobreza, ni siquiera un camino viable de cara al bienestar general. Pero de esta intuición generalizada al encuentro de una salida progresiva para los trabajadores y la humanidad toda, hay un trecho tortuoso y difícil de atravesar. Es decir, la salida socialista a la decadencia del capitalismo es una conclusión que las masas trabajadoras y populares deberán sacar al calor de su propia experiencia de lucha, y solo podrán resolverla por intermedio de la construcción de partidos socialistas revolucionarios que sean organizadores políticos de estas luchas. Esta limitación se esta viviendo en todas las rebeliones que se están desarrollando, siendo los ejemplos ya mencionados de Egipto y Grecia donde se sufren con mayor gravedad.

Presupuestos filosóficos

La clase obrera tiene en su acervo una riquísima experiencia de lucha, de triunfos y derrotas, de construcción de organismos, sindicatos y partidos que abarca más de 150 años. Ningún marxista que se precie de tal puede pretender construir una organización revolucionaria sin aprehender las lecciones de las generaciones pasadas y vivificarlas en las condiciones del presente. Como grandes maestros y dirigentes de la clase obrera destacan Marx, Engels, Lenin, Trotsky y Rosa Luxemburgo, quienes han vivido y encarnado grandes luchas y experiencias políticas revolucionarias a lo largo de sus vidas. Desde el Nuevo MAS retomamos la experiencia sintetizada y legada por estos revolucionarios como mojones desde donde partir y como eslabones desde donde jalar para avanzar en nuestra formación teórica, política y militante.

Por eso en nuestra escuela empezaremos con una introducción al materialismo histórico y a la praxis revolucionaria apoyándonos en el debate alrededor de La ideología alemana de Marx y Engels. En ella encontraremos, junto con un cúmulo de debates teóricos, la dialéctica entre hombre y naturaleza. Una aproximación a la relación del hombre y las condiciones exteriores que lo condicionan, pero que a la vez este modifica por medio de su práctica transformadora, modificando en este metabolismo su propia existencia. Para ahondar en el sentido y significación de esta praxis revolucionaria, estudiaremos las brillantes Tesis sobre Feuerbach, que realizó Marx en 1845. En ellas se exponen las limitaciones del materialismo vulgar, el cual, aunque partía del reconocimiento ontológico de la preexistencia de la realidad material por sobre los productos de la mente humana, despreciaba el rol creador y revolucionario de la actividad práctica humana transformadora. El idealismo, por su parte, cuenta con el mérito de haber reconocido la labor creadora del hombre, pero sólo para reducirla al campo de los conceptos y los productos de la mente; reconoce una creación solo por fuera de la realidad existente y alejada de esta y por lo tanto está imposibilitada de hacerse fuerza material transformadora entre las grandes masas.

Luxemburgo

De Rosa Luxemburgo abordaremos su clásica obra ¿Reforma o revolución? de 1899. En ella la revolucionaria polaca va a desarrollar una crítica fulminante al revisionismo de Eduard Bernstein. Este campeaba en el interior de la socialdemocracia alemana a finales del siglo XIX. Este revisionismo va a mostrar toda su putrefacción en oportunidad del desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial de 1914, y luego su rol abiertamente contrarrevolucionario frente a la Revolución Alemana de 1919. Entre tantos crímenes, van a cargar con el asesinato a sangre fría de Karl Liebknecht y la misma Rosa Luxemburgo, principales dirigentes del recién formado Partido Comunista de Alemania.

Prestaremos especial atención a los debates alrededor de la relación entre los fines y los medios; es decir: entre la lucha imperiosa e indispensable por las conquistas sindicales y políticas dentro del régimen capitalista y la pelea por el objetivo final, luchas que deben estar siempre en estrecha relación y subordinadas a la conquista del poder por parte de los trabajadores.

Rosa es la primera dirigente revolucionaria que alza la voz y empieza a postular un debate alrededor de la estrategia de la socialdemocracia. Frente al axioma reformista que dice: “el objetivo final no es nada, el movimiento es todo”, ella replica argumentando que sólo el objetivo final, la toma del poder por parte de la clase trabajadora, es lo que le da fundamento y sentido al movimiento. Por el contrario, los reformistas han optado por unos fines y unos objetivos que están dentro del sistema burgués de explotación. Con esta premisa Luxemburgo desarrolla un agudo análisis del rol de los sindicatos, de la lucha democrática y del parlamentarismo dentro de los marcos del Estado burgués, y de cómo y con qué política deben entrar los socialistas revolucionarios en su seno a dar sus batallas, algo de evidente actualidad para la izquierda argentina en estos momentos.

Lenin

Con este bagaje a cuestas, nos adentramos en el estudio de Lenin y una de sus obras clásicas sobre la estrategia y la táctica revolucionarias: El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo. Se trata de un texto de inmenso valor educativo para las jóvenes generaciones y en general para todos los partidos que están bregando por dar un salto hacia un partido de vanguardia o con influencia de masas en el seno de la clase obrera. Este folleto fue escrito por Lenin en oportunidad del Segundo Congreso de la Tercera Internacional en 1920.

El contexto histórico-político que caracterizaba el momento según el gran revolucionario ruso, era que la primera oleada revolucionaria que había desatado la Revolución de Octubre en Rusia había concluido; que la conquista del poder por parte de la clase obrera dirigida por sus partidos revolucionarios no estaba de momento a la orden del día; que se debía pasar primero por que los jóvenes partidos comunistas conquistaran a las masas.

En las condiciones concretas donde la socialdemocracia había conseguido –pagando con su bancarrota histórica como organización del proletariado revolucionario– salvar al capitalismo y estabilizar momentáneamente la situación política, la tarea de los jóvenes partidos comunistas era ganar a las masas obreras, quitarlas de la influencia de la socialdemocracia traidora y preparar las condiciones para una nueva ola revolucionaria.

Con la clara firmeza teórica y política que caracteriza a Lenin, con su impresionante capacidad de realizar un análisis concreto de la situación concreta, él plantea la necesidad de que los revolucionarios sepan acompañar la experiencia política de las masas trabajadoras, pero no de un modo pasivo, sino que sean agentes activos en esta experiencia, que sepan dar las luchas en todos los ámbitos donde se encuentran las masas y donde estas le prestan su crédito: sean los sindicatos, dirija quien los dirija, las cooperativas, o el putrefacto parlamento burgués.

Pero en todos estos ámbitos, so pena de perder todo criterio de clase y en sintonía con los criterios de Rosa Luxemburgo, deben actuar como revolucionarios, denunciar los límites y naturaleza de cada institución, no amoldarse a los criterios y condiciones que, en principio, imponen las reglas de juego de la república burguesa.

Trotsky

En la última jornada del taller, estudiaremos la estrategia y táctica revolucionaria en condiciones del imperialismo y del debilitamiento de las mediaciones de la democracia burguesa, cuando la lucha de clases deviene en guerra civil, la lucha entre la revolución y la contrarrevolución, entre el poder proletario y el fascismo. Trotsky es el maestro y gran estratega del movimiento obrero, y, por añadidura, de las principales figuras del marxismo revolucionario; el único dirigente que fue actor y testigo de la confrontación que abarcó desde mediados de la década del 20 hasta la Segunda Guerra Mundial: ¡veinte años de las revoluciones y contrarrevoluciones más profundas de la historia de la humanidad!

Sus aportes sobre las experiencias de Alemania y España en su lucha contra el fascismo son un material de una riqueza inigualable y que todo revolucionario debe estudiar minuciosamente, más aún cuando lentamente se va reabriendo el debate estratégico en este nuevo siglo.

Junto con esas obras destacan sus escritos sobre Francia de mediados de la década del 30 (estos, al igual que los escritos sobre Alemania y España, han sido publicados por Editorial Antídoto-Gallo Rojo). Allí toda la experiencia revolucionaria del dirigente de la insurrección de Octubre se pone en evidencia en una elaboración de enorme riqueza. Con una maestría y esfuerzo pedagógico sin igual, analiza la fisonomía política y la lógica del fascismo; la descomposición de los partidos de la izquierda burguesa; el rol y la psicología social de la pequeña burguesía; el peso de la acción política del partido revolucionario como dirección de las masas obreras; la importancia de la iniciativa política de los revolucionarios y de la lucha contra las visiones fatalistas; la relación entre partido y sindicatos; la huelga general; las milicias obreras y el armamento del proletariado.

En cualquier caso, obras de Trotsky de enorme valor en materia del debate estratégico, que pueden ser puestas a la altura de otras como La Tercera Internacional después de Lenin y La Revolución Permanente señaladas por el propio Trotsky como de referencia para la formación en materia de la estrategia de los revolucionarios, y que consideramos de enorme actualidad hoy.

La teoría como guía para la acción revolucionaria

Como dijimos arriba, nuestra escuela no se limita a un juego “filosófico” ni a un ejercicio historiográfico sobre las posiciones de los marxistas revolucionarios a través de la historia. Para nuestro partido la teoría es una herramienta que nos sirve como guía para la acción revolucionaria. Entendemos que los debates estratégicos se están replanteando a nivel mundial porque la lucha de clases los va trayendo al centro como producto de la experiencia y las necesidades de las grandes masas.

Por eso es que como cierre de este curso se desarrollarán charlas en las regionales donde se analizará todo este bagaje teórico político al calor de las condiciones y tareas que les plantea a los revolucionarios la actualidad: la crisis en Medio Oriente y el norte de África, la posibilidad de un gobierno de Syriza en Grecia, la experiencia parlamentaria del FIT en la Argentina y el fin de ciclo del kirchnerismo; la crisis el chavismo en Venezuela y del castrismo en Cuba.

Con este espíritu esperamos avanzar en la formación de una nueva camada de cuadros y militantes que se terminarán de forjarse al calor de su propia experiencia militante y de las enseñanzas que nos traerá nuestra actividad revolucionaria en la lucha de clases.

Martín Primo

Dejanos tu comentario!