UNA LUCHA TESTIGO CONTRA EL TECHO SALARIAL – 

 

En el marco de 14 días de huelga nacional del sindicato aceitero, desde las 6 de la mañana del día lunes 18/5, se realizaron 6 piquetes en San Lorenzo, localidad cercana a Rosario por parte de la Federación de Aceiteros (FTCIOD y ARA). Luego, a las 10 de la mañana se llevó a cabo un acto donde estuvieron las Federaciones provenientes de Rosario, San Luis, Córdoba, Buenos Aires, Reconquista, Esperanza, Entre Ríos, entre otras. También acompañaron dirigentes de la CTA, de la CGT San Lorenzo, de AMSaFe Rosario, movimientos sociales, partidos de izquierda y diversos activistas sindicales, totalizando una nutrida concurrencia por arriba de los 1.200 compañeros. El conflicto de los aceiteros está centrado en un reclamo por aumento salarial de $ 14.931  a la categoría más baja, es decir un 42%. Según manifiestaron los propios dirigentes  del gremio, ni las patronales ni el Gobierno«quieren reconocer lo que debe ganar un trabajador argentino de acuerdo a lo que marca la Constitución Nacional en su artículo 14 bis y el 116 de la ley de Contrato de Trabajo, que definen al Salario Mínimo Vital y Móvil como la mejor remuneración que debe recibir en efectivo el trabajador sin carga familiar, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión». Ellos sostienen que llegaron a dicha suma ($14.931) «en base a los datos oficiales de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares del INDEC y de acuerdo a la metodología aprobada por el Plenario Nacional de Delegados de nuestra Federación».

Ese mismo lunes 18 /05 se hizo por la tarde una reunión paritaria en el Ministerio de Trabajo de la Nación, donde no se llegó a un acuerdo con las patronales pero donde la Federación de Aceiteros (vinculada a la CTA Autónoma), volvió a reafirmar su pedido del 42% de aumento. “El último ofrecimiento que hicieron fue de $ 2.500, lo cual es irrisorio. Habría que preguntarle a los empresarios si ellos podrían vivir con esta suma o bien qué necesidades dejarían insatisfechas. Nosotros consideramos que es una cuestión de clase, no se trata de que las empresas no tienen plata”, disparó Walter Nardi, Secretario de Prensa del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de Rosario (SOEAR).» También el delegado destacó que “nosotros no pedimos que sólo la Federación Aceitera tiene que ganar $ 14.931, sino que esto es para toda la clase trabajadora. Eso es lo que necesita un trabajador con carga de familia para vivir dignamente».

 

Es evidente que este conflicto está cobrando lugar en el centro de las luchas obreras  en este momento en la Argentina, por varios motivos, primero por la importancia del sector: «la cuenca aceitera» que cuenta con empresas agro-exportadoras de nivel mundial (multinacionales como Cargill, Bunge y Dreyfus) que desde la famosa «década ganada» la siguen «levantando con pala» y que hoy se encuentran afectadas por el paro, especialmente en los sectores de molienda y tareas de carga en la vial zona de San Lorenzo (aunque el paro todavía no afectó sus embarques en las plantas procesadoras y terminales de Rosario Norte).

Segundo, por quienes dirigen, ya que hasta ahora y según las antecedentes de otras luchas (sobre todo el SOEAR, Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros), son sindicatos fuertes por así decir, que están mejor que la media de trabajadores y que sin embargo están yendo a la ofensiva con sus reclamos y en su lucha, llamando a la clase a la unidad contra los topes salariales. “Queremos dar un mensaje de unidad, solidaridad y lucha a los compañeros aceiteros de la región y a todos los trabajadores: que tenemos que pelear todos juntos por el salario digno, que es el Salario Mínimo, Vital y Móvil según su definición legal en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y artículo 116 de la ley de contrato de trabajo”. También llevan ese reclamo al plano político. «Es evidente que la actitud coincidente de las patronales y del gobierno nacional evidenciada, tanto en esta paritaria como en las declaraciones de los directivos de la Unión Industrial Argentina, como del ministro de Economía Axel Kicillof, y de la propia presidenta, Cristina Fernández, tiene origen en una política salarial que, en el mejor de los casos, sólo pretende mantener el poder adquisitivo y que pueda nuevamente finalizar con una caída del salario real de los trabajadores.»

En este punto nos permitimos disentir con la dirección del conflicto y su orientación legalista en la apelación a la Constitución de la «democracia de ricos» en la que vivimos, y en la confianza depositada en las leyes patronales como la de Trabajo. No se trata, en ésta como en todas las luchas, sino de la relación de fuerzas, de la capacidad que tengamos los trabajadores para torcerle el brazo a la «santa alianza» de los empresarios, el Gobierno y las burocracias sindicales de todos los colores que siempre quieren silenciarnos. Es por eso que saludamos las enormes ganas de luchar de la base trabajadora y su deseo de masificar el conflicto, máxime cuando patronales y Gobierno empiezan a jugar al desgaste con el paso de los días sin soluciones, generando al mismo tiempo falsas expectativas en reuniones «paritarias» donde a propósito para desmoralizar, no se les ofrece nada.

Y tercero, para terminar, esta lucha es importante porque objetivamente está convirtiéndose en una lucha testigo, que de ganar, rompería el tope salarial del Gobierno, lo cual ocasionaría impredecibles acontecimientos, alentando a trabajadores de otros sectores a luchar. Todavía es complejo ver cómo se puede procesar este conflicto en el «fin de ciclo» del Gobierno K, pero lo que sí está claro es que por la presión de las bases no será tan fácil cerrar las paritarias, por lo mal parados que quedarían los burócratas de los grandes sindicatos obligados a continuar los paros, y por las complicaciones electorales que podrían generarle a los «candidatos del ajuste» que sucedan a Kristina. Por ahora es difícil saberlo. Para los trabajadores, la situación económica está cada vez peor por la constante inflación y el aumento de la desocupación, etc., pero pese a que no hay luchas generalizadas y que quizás las elecciones canalicen el malestar, nadie sabe qué  hecho o qué  lucha pueda prender la mecha y desatar la bronca de los trabajadores.

El Gobierno Nacional y los provinciales, los partidos de la oposición patronal, la burocracia sindical y todo el empresariado, indudablemente, van a estar en contra del triunfo de esta lucha de los aceiteros, y aunque parezca que tenemos todo en contra podríamos tener a favor lo más importante: la solidaridad de la clase obrera y los trabajadores, o sea la mayoría de la población que si se organiza y orienta correctamente, no sólo puede ganar un conflicto sino cambiar la historia. Por eso es importantísimo llenar de solidaridad y apoyar de todas las formas que se pueda esta lucha, tratando de que todo el mundo y sobre todo  otros trabajadores sepan porqué se está luchando, que no es solamente una reivindicación sectorial, sino que es quizás el inicio de la resistencia a los ajustes y a las políticas antiobreras que, gane quien gane las elecciones,  van a llevar a cabo contra los trabajadores.   

 

  • NO AL TOPE SALARIAL DEL GOBIERNO DE CFK   
  • POR UN SUELDO MÍNIMO ACORDE A LA CANASTA FAMILIAR ($ 15.000) PARA TODOS LOS TRABAJADORES 
  • CLÁUSULA GATILLO PARA QUE AUMENTE CON LA VERDADERA INFLACIÓN
  • DEROGACIÓN DEL IMPUESTO AL SALARIO
  • POR EL TRIUNFO DE LOS OBREROS ACEITEROS!!!

 

                                                                                            Corresponsal

                                                                                        Nuevo MAS-Rosario

 

 

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