Por Roberto Sáenz



 

Una apuesta estratégica

 

El fin de semana pasado la dirección de nuestro partido tomó una importante decisión de cara a las PASO de agosto. Resolvimos hacer un cambio en nuestra fórmula presidencial colocando a la cabeza de la misma a nuestra compañera Manuela Castañeira, postulando para el cargo a gobernador (que teníamos vacante) al “Chino” Heberling y ratificando como vicepresidente a Jorge Ayala.

Una apuesta a las nuevas generaciones

El primer factor de esta decisión tiene que ver con una apuesta más estratégica. Se vive mundialmente la emergencia de una generación juvenil, obrera, del movimiento de mujeres y militante. Nuestra corriente ha identificado este fenómeno desde hace tiempo y de ahí, también, nuestra orientación constructiva, arrancando por la juventud para ir desde ella al movimiento obrero.

Este fenómeno generacional se expresa también a nivel electoral, que es lo que nos compete en estos momentos. Independientemente de su carácter reformista, no es casual que formaciones como Syriza, Podemos, incluso el PC en Chile, estén representados hoy por figuras jóvenes: buscan “dialogar” con el fenómeno al cual estamos haciendo referencia.

Se vive el reinicio de la experiencia histórica de los explotados y oprimidos; un momento en el cual la escena de la lucha aparece marcada, sobre todo, por los contingentes jóvenes; parte de este mismo fenómeno es la emergencia de una nueva generación obrera y trabajadora que comienza a hacer sus primeras armas.

Si bien todavía no se viven luchas históricas del proletariado, sino más bien preparatorias, este hecho es el segundo factor que creemos fundamental a tomar en consideración.

Y hay un tercero: como parte de este momento de recomienzo de la experiencia existe una mayor sensibilidad respecto de la opresión de la mujer a nivel internacional; esto se expresa en nuestro país en un movimiento de mujeres ascendente que tiene permanencia desde el 2001.

Son estas tendencias internacionales las primeras a las que nos referimos a la hora de hacer el cambio en nuestra fórmula presidencial, al intentar resumir en ella las mismas.

Consideraciones nacionales

Junto con lo anterior, están las consideraciones nacionales. Se viene un nuevo paro general por el salario y contra el impuesto a las ganancias, pero esto no quiere decir que, por abajo, se esté viviendo un ascenso en las luchas.

Más bien, lo que está ocurriendo es una transición político-electoral desacostumbradamente tranquila para los parámetros del país y donde, por añadidura, cada vez más analistas comienzan a plantear la probabilidad de un triunfo del oficialismo de la mano de Scioli, incluso en primera vuelta.

Esto no significa que no estemos ante un fin de ciclo en relación al perfil “progresista” de la gestión K; en todo caso, ese fin de ciclo será más mediado o “administrado” de lo que podría significar un triunfo de Macri.

Claro. La historia no está escrita y todavía habrá que ver el resultado electoral. Además, de todos modos, las tres principales candidaturas patronales se asemejan casi como una gota de agua en sus planes para el 2016: ¡son todos candidatos del ajuste más allá del “gradualismo” con que quieran hacerle pagar los costos de la crisis a los trabajadores!

En ese sentido, la elección se encuentra corrida hacia el centro-derecha aunque hay que alertar un elemento de importancia: las relaciones de fuerzas no se han modificado, no han sido probadas. Las duras derrotas del año pasado en Gestamp y Lear han tenido importante impacto en la amplia vanguardia obrera, pero no atañen a las relaciones de fuerzas en su conjunto.

Este es el contexto de la elección de la izquierda. El FIT se beneficia de su instalación y a pesar que está perdiendo votos, conserva sus expectativas electorales en alto, esto con la idea de mantener o ampliar su representación parlamentaria.

Sin embargo, una seria crisis se ha abierto en su seno: la cooperativa electoral cruje en la medida que a partir de un programa en términos generales de independencia de clase, termina siendo un armado oportunista donde lo único que importa es cuántos porotos pueden obtener cada uno de sus integrantes.

Para colmo, no discuten verdaderamente nada que no sean las candidaturas. El propio Del Caño ha reconocido en los medios que se trata de una pelea sólo de “matices”, aunque no se tomó el trabajo de explicar en qué consisten los mismos. No se conoce palabra de debate, siquiera, sobre la política electoral, y en esto hay que tener en cuenta que las campañas del PO y el PTS por ejemplo en CABA, fueron indistinguibles.

Así las cosas, se está en presencia de una mera disputa de aparatos.

Cimbronazo

En el contexto de estas condiciones objetivas, la dirección de nuestro partido consideró que había que producir un cimbronazo en nuestra campaña electoral. En realidad, toda campaña partidaria (y no sólo electoral) no deja de ser una relación del partido con la realidad que debe pasar por la prueba de la experiencia, operando las modificaciones que sean necesarias a partir de esa misma experiencia: una construcción por aproximaciones sucesivas (como discutimos en nuestra Conferencia Nacional).

A pesar de nuestra baja votación en la Capital Federal (como subproducto del carácter de aparatos de la campaña misma y de la falta de espacios gratuitos), la realidad es que la figura de Manuela se comienza a instalar cada día que pasa en más amplios sectores proyectándose de la ciudad a todo el país.  

La misma campaña fue una experiencia para que Manuela comenzara a ensayar un discurso más global. Se trata de una campaña presidencial; campaña presidencial donde el partido presentará un conjunto de representantes de su política, de “figuras”.

Con Jorge Ayala como vice lo que pretendemos es dar el mensaje de que la clase obrera debe tomar en sus manos los asuntos políticos; el ejemplo de uno de los mejores representantes de la nueva generación obrera que asume responsabilidades políticas; un candidato verdaderamente de lujo que es orgullo de la militancia de nuestro partido.

Con el “Chino” a gobernador de la provincia de Buenos Aires, lo que queremos hacer es colocar un dirigente con amplia trayectoria en el socialismo revolucionario en una batalla que no será fácil, en una campaña que será dura como son las campañas en la provincia de Buenos Aires, el corazón del poder en el país. Es la segunda candidatura en importancia para las PASO de agosto y deberá medirse con candidatos no sólo burgueses, sino del FIT también, que son de talla.

Con Manuela a la presidencia es evidente lo que pretendemos: reflejar el ascenso a las principales responsabilidades políticas de la nueva generación militante en general y de nuestro partido en particular. El movimiento revolucionario se renueva por generaciones, decía Trotsky, y así asumimos esta decisión: como una apuesta estratégica que, obviamente, va más allá de las elecciones.

Pretendemos aprovechar la oportunidad que nos dan las presidenciales para instalar una joven figura partidaria, sobre todo para ponerla al servicio de las luchas cotidianas de los trabajadores, las mujeres y la juventud, a la vez que, obviamente, sin ningún “izquierdismo” infantil, buscar la mejor manera de dar una batalla electoral en condiciones que serán difíciles, dada la instalación del FIT y su cerrazón aparatista y porotera a cualquier diálogo con nuestro partido.

La lucha por la conciencia de los trabajadores

El fin del ciclo K muestra los límites del progresismo. Éste ha dado todo lo que podía dar, sobre todo cuando se han deteriorado las condiciones generales en las que opera la economía del país. El mismo fenómeno ocurre en toda la región, más allá de que a falta de una mayor radicalización en la lucha de clases y política, sólo franjas de amplia vanguardia o minoritarias de las masas trabajadoras sacan la conclusión de que hay que ir más allá del posibilismo, hacia una perspectiva de transformación social, hacia el relanzamiento de la lucha por el socialismo.

El FIT no habla nada de esto con la excusa de que sería “abstracto”. Desde ya que colocar esta conclusión como el principio de nuestra política electoral sería un propagandismo completo.

Hay que comenzar por delimitarnos de los tres candidatos del ajuste y tomar en la campaña las principales reivindicaciones que vienen desde abajo: paritarias sin techo, aumento general de salarios, eliminación del impuesto al trabajo, pase a planta permanente y poner fin al trabajo precario, expropiación bajo control obrero de toda empresa que pretenda suspender o despedir masivamente, no pago de la deuda externa; en definitiva, el planteo de la necesidad de un plan económico de los trabajadores que incluya la pelea contra Monsanto y las agroquímicas y la expropiación de los grandes propietarios de la tierra.

Junto con esto, hay que poner en alto, también, las reivindicaciones de las mujeres, la juventud, los docentes y trabajadores de la salud (los estatales en general): aumento del salario docente, aumento del presupuesto educativo, basta de sostener la educación privada y confesional, acabar con los femicidios, imponer el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en el hospital público ya, etcétera. Un listado que aquí no pretendemos sea exhaustivo.

Pero este conjunto de reivindicaciones que debe tomar toda campaña obrera y socialista en la actualidad, debe ser puesto en una perspectiva más general.

No se trata solamente (¡y ya esto es un crimen de leso socialismo!) que el FIT haga campaña y no diga nada; de ahí, también, que su interna sea tan de aparatos: ambas fuerzas que la componen han hecho campañas que se asemejan como dos gotas de agua. Se trata, además, que no trazan perspectiva estratégica alguna.

Frente a la crisis del progresismo, así como también ante el giro a la derecha electoral, una de las principales tareas de la izquierda revolucionaria en las elecciones debe ser ayudar a formar la conciencia de franjas crecientes de los trabajadores.

Hoy no estamos en presencia de un gran partido de trabajadores que permita ir masivamente para el lado de una campaña del tipo “trabajador vote trabajador” (aunque esta consigna deba ser, también, y en su medida, parte de nuestra campaña sobre todo alrededor del perfil de Jorge Ayala).

Sí es posible colocar el debate sobre una perspectiva de transformación social, sobre la necesidad de la misma: relanzar la propaganda por el socialismo.

Manuela dijo muy bien en el programa de Silvestre en C5N: “si sos de izquierda tenés que proponer otra sociedad”. Nuestro partido recogerá esta bandera como parte de su campaña presidencial en un intento por ayudar a la formación de la conciencia socialista de los trabajadores de nuestro país.

 

 

 

Vamos por 2.000 candidatos y candidatas para nuestras listas obreras y socialistas

¡Anotáte como candidato del Nuevo MAS!

Nuestro partido se va a presentar por primera vez bajo sus propias fuerzas en una elección presidencial, una elección de importancia histórica.

Esto demanda un esfuerzo organizativo y constructivo de enorme importancia, atento, incluso, que presentamos una fórmula presidencial partidaria y no como parte de un frente con otras fuerzas.

Por esta misma razón, en la reunión de la dirección nacional del último fin de semana, discutimos a fondo el esfuerzo que vamos a desplegar las próximas semanas alrededor de la recolección de candidaturas.

Contra los candidatos del ajuste, por una alternativa socialista

Manuela Castañeira presidente, Jorge Ayala vice 

 

 

Nos falta decir algo respecto de las perspectivas electorales de la izquierda. Altamira ha dicho que la situación del país es “revolucionaria” dado que el FIT podría acceder a un desacostumbrado cuarto lugar en las presidenciales, si logra dejar atrás a Stolbizer.

Es verdad que una ubicación así sería un logro de importancia; inclusive si ese eventual cuarto lugar (por ahora Altamira marcha quinto en las encuestas) ocurre a demasiada distancia de los tres competidores reales por la presidencia.

El viejo MAS realizó elecciones de importancia a finales de los años 80 en medio de una crisis general mayor que la actual y eso no transformó, mecánicamente, la situación en revolucionaria.

Eso dependerá de la lucha misma; de un alza generalizada de la lucha de clases en un nivel que no se viene verificando en los últimos años, y si el 2016 augura ser movido, habrá que ver a qué nivel se llega.

Además, incluso como fenómeno electoral el FIT vive hasta cierto punto un cierto “desinfle” respecto de las elecciones del 2013, aunque cuenta a su favor con que al pasar el corte proscriptivo de las PASO y quedar afuera muchos competidores, realiza elecciones de importancia logrando consagrar nuevas representaciones parlamentarias.

A esto se le agrega que el FIT probablemente (pero no seguro) vaya a internas, eventualidad que podría cuestionar el “monopolio” que dice tener de la representación de la izquierda en el país.

Nuestro partido está saliendo a partir de hoy a realizar una campaña presidencial militante a lo largo y ancho del país. Con las candidaturas de Manuela Castañeira y Jorge Ayala a presidente y vice y del “Chino” Heberling a gobernador, vamos a dar una pelea de fondo contra los candidatos del ajuste que viene, por las reivindicaciones de los trabajadores, las mujeres y la juventud y por colocar sobre la mesa la alternativa del socialismo.

Mientras nos preparamos para hacer activo el eventual paro nacional de comienzos de junio, salimos a recoger candidaturas para nuestras listas obreras y socialistas en todo el país y a instalar nuestra fórmula presidencial:

 

¡Manuela presidente, Jorge Ayala vice!

 

 

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