Compañeras y compañeros, buenas tardes a todos.

Este Primero de Mayo nos encuentra frente a un año electoral donde se vive una baja coyuntural en las luchas obreras.

El paro general del 31 de marzo marcó que hay bronca entre los trabajadores por el salario, por el impuesto al trabajo, por las apretadas generalizadas para aumentar los ritmos de trabajo, por los despidos y los “retiros” compulsivos de compañeros. Pero Moyano y Cía. se encargaron de no darle continuidad a la pelea, dejándole el campo abierto a la burguesía para hacer del año un festival de elecciones. La burocracia está arreglando sumas a cuenta, postergando las paritarias, cualquier cosa con tal de no llamar a luchar.

Es verdad que tampoco están saltando luchas desde abajo. Cristina está postergando las medidas más duras, dejándoselas al gobierno que viene, y eso ayuda a esta coyuntura de “calma chicha” en materia de conflictos.

Pero ¡ojo! No hay que descartar que salte alguna lucha, como ahora la de los docentes, que han salido a pelear para cobrar el sueldo en tiempo y forma. Les mandamos nuestro total apoyo y comprometemos todo el esfuerzo de la Lista Gris Carlos Fuentealba para que esta lucha triunfe.

 

Polarización electoral

 

Así las cosas, gobierno y oposición patronal están construyendo un escenario de polarización electoral. El bochorno en el que terminó el caso Nisman dejó, de todas maneras, una herencia: una amplia porción de las clases medias terminó girando a la derecha, a diferencia del 2011, cuando prevaleció un corrimiento hacia la centro-izquierda.

Los contendientes principales de esta polarización electoral son, evidentemente, Scioli y Macri. Scioli marcha primero en las encuestas y tiene el voto de amplias porciones de los trabajadores y sectores populares. Sobre todo, lo que pesa es la comparación con 15 años atrás. Se vive un deterioro económico, crece la inflación y están volviendo las suspensiones y los despidos, ¡como acaba de denunciar Jorge sobre FATE!, pero en la comparación con el 2001 y el desempleo de masas que campeaba en aquella época, el gobierno sale ganando, y ese es el factor principal que tracciona el voto para el oficialismo. Que ese desempleo haya bajado a partir de la rebelión popular que obligó a la burguesía a dar concesiones, no es algo que entienda el conjunto de los compañeros y compañeras.

Estos factores explican los triunfos del oficialismo en Salta de la mano de Urtubey, el segundo puesto en Mendoza, incluso la buena elección en Santa Fe, esto a pesar del traspié en la Capital.

En la otra punta viene creciendo Macri. Ya Manuela se refirió al triunfo del PRO en la Capital, que se suma a los triunfos en Santa Fe con Del Sel y en Mendoza en acuerdo con los radicales de Sanz. La situación de la Ciudad es muy particular: ¡en ninguna otra parte del país el PRO reúne un 50% de apoyo! Pero de todas maneras, es un indicador de que una franja muy importante de las clases medias se ha desplazado a la centro-derecha, comiéndose el discurso gorila contra la “cretina” que quiere una “Argenzuela” y burradas por el estilo.

Así que la polarización electoral refleja, hasta cierto punto, una suerte de “polarización de las clases sociales” donde de algún modo las clases estarían siguiendo a alguna de las dos principales candidaturas patronales.

De ahí la necesidad de que la propaganda electoral no solo denuncie a los candidatos patronales, sino que dialogue con los trabajadores explicando los límites del progresismo K, que sólo es un sueño que en la Argentina “obreros y patrones podemos estar todos bien”; hay que batallar por que dejen de votar al peronismo y se vuelquen a una alternativa que defienda los intereses de los trabajadores, una alternativa socialista.

 

El ajuste que viene

 

La de este año es una elección corrida a la centro-derecha. Pese a esto, los candidatos solo hablan generalidades cuando se refieren a sus planes para el 2016. El verdadero debate aparece en la parte económica de los diarios, que prácticamente nadie lee.

Todos los equipos de las candidaturas patronales están discutiendo ya las medidas del ajuste que viene. Sólo se diferencian en el ritmo con el cual se llevarían adelante las medidas.

Hablan del “atraso” del dólar, de la necesidad de “aumentar las tasas de interés”, de acordar con los fondos buitre y pagar la deuda externa, de la necesidad de volver a endeudar el país, de “sincerar” el costo de la luz, el gas, el ferrocarril, los colectivos.

Incluso Miguel Bein, principal economista de Scioli (que aparece como la “continuidad del proyecto”), ha planteado que “no es el momento de los salarios sino de la inversión”, y todos podemos entender lo que esto significa.

Los economistas de Macri y Massa han ido más lejos todavía. Macri ha hablado de “acabar con el cepo del dólar en un día”, lo que en castellano significa una gran devaluación, aumento de las tasas de interés, recesión y despidos en masa, amén de una reducción automática del salario real. Massa ha dicho que quiere lo mismo, pero en “100 días”.

Pero el actual jefe de la UIA es el que fue más lejos, al plantear que “las paritarias deberían ser eliminadas” y que el método debería ser “sacar corriendo a los que nos vienen con reclamos de aumento de salarios muy altos”… Esa es la verdad de la burguesía.

La campaña electoral de la izquierda revolucionaria, además de ponerse al servicio de toda lucha que despunte, debe tener como punto principal llamar a los trabajadores a enfrentar el duro ajuste que se viene, tomando el ejemplo de Gestamp; explicar la necesidad de un plan económico obrero que defienda los intereses de los trabajadores, planteando un inmediato aumento de salarios ajustado por inflación, derogación del impuesto al salario, prohibición de despidos y suspensiones, basta de aumento de los ritmos de producción, no pago de la deuda externa.

Desde esta tribuna levantamos esas banderas:

¡Unidad de los trabajadores contra el ajuste patronal!

¡Que la crisis la paguen los patrones, no los trabajadores!

 

La pelea por una alternativa socialista

 

A pesar del corrimiento electoral a la centro-derecha, la izquierda ha logrado en nuestro país un lugar de jerarquía. Esto se puede ver en la representación que se ha ido logrando en comisiones internas, seccionales como el Sutna San Fernando, centros de estudiantes y federaciones estudiantiles, en el movimiento de mujeres y sus multitudinarios encuentros anuales.

Y esto es también lo que está ocurriendo en el terreno electoral. Más allá de todas sus limitaciones y su política oportunista, parte de esto es el millón de votos obtenido por el FIT en el 2013, así como nuestra votación de 115.000 votos en las PASO del 2013.

La campaña electoral de este año ya ha comenzado con el FIT negándose a concretar un acuerdo con nuestro partido. En las elecciones de Salta, Mendoza, Santa Fe, Neuquén y ahora CABA se refleja un desinfle electoral de dicho frente.

Es verdad que nuestra elección en Neuquén y Capital expresó un retroceso mayor que el del FIT. Pero en el fondo se trata de una comparación mentirosa, atendiendo a la enormidad de recursos del FIT, de que es un frente de varias organizaciones, de lo instalado que está, etcétera. Y aun así le caben las generalidades de la ley: aunque estén cayendo desde un piso más alto y obteniendo votaciones que tienen su importancia para los números habituales de la izquierda, su retroceso electoral es un hecho.

Pero el principal problema es su política electoral. Su campaña luce más rebajada que la del 2013, que por lo menos tenía rasgos reivindicativos. Ahora ni eso: solo se destaca su autoproclamación como “la única izquierda en la Ciudad” o el llamado a aumentar la representación legislativa, lo que en sí mismo no está mal, ¡salvo porque nunca se dice para qué se quiere meter más diputados!

Para colmo, el FIT carece de un planteo que a nuestro modo de ver es cada vez más fundamental y que será parte esencial de nuestra política electoral: el planteamiento de una alternativa global frente a todas las candidaturas patronales, trazar una perspectiva más estratégica: ¡la necesidad de una alternativa socialista!

 

La campaña presidencial del nuevo MAS

 

En las recientes elecciones en CABA y Neuquén, junto al empuje de la militancia pusimos a prueba nuestro discurso electoral, obteniendo una riquísima experiencia que, sumada a las campañas que se vienen en Córdoba y La Rioja, hay que tomar como una preparación para el desafío más grande: la elección presidencial donde Manuela, Jorge, yo y tantos otros compañeros y compañeras en todo el país tenemos un enorme papel que cumplir: ¡representar frente a amplios sectores la política revolucionaria de nuestro partido, sabiendo traducirla al lenguaje de ese público más amplio!

La cosecha en votos en CABA y Neuquén no fue la mejor; eso se explica por el peso de los aparatos en dichas campañas, el bajón coyuntural que se vive en las luchas, las reglas antidemocráticas con las que están organizando las elecciones, ¡llegándose al escándalo en la Capital, donde Macri, un empresario millonario que recauda millones en grandes comilonas con empresarios, impone las PASO sin propaganda gratuita impidiéndonos el acceso a los grandes medios de comunicación!

Las condiciones en agosto no van a ser iguales. Aunque debemos enfrentar las consecuencias de la ley proscriptiva K del piso del 1,5%, una campaña organizada de manera tal que signifique un salto constructivo del partido, y el hecho de que contaremos con propaganda gratuita en los medios, nos plantea un desafío quizás histórico que debemos aprovechar al máximo.

Esa es la gran tarea que se viene, un escenario que no será igual al de las recientes elecciones y para el que convocamos a redoblar la militancia a todo el partido, a simpatizantes, amigos y todos los que se quieran sumar, para hacer llegar a nuestra clase el llamado a luchar contra el ajuste que viene y también para pelear un voto por la independencia de clase y una alternativa socialista, pero sobre todo para poner en la cabeza de la nueva generación obrera la semilla del socialismo, que termine germinando como revolución de la clase obrera que destruya la explotación del capital y construya una sociedad libre de opresión y explotación, una sociedad socialista.

 

Para terminar, compañeros, recordemos a nuestros caídos en la lucha obrera y socialista. Carlos Fuentealba, ¡presente!, ahora y siempre.

 

¡Viva el 1º de Mayo!

¡Viva la lucha obrera por el socialismo!

¡Viva el Nuevo MAS!

¡Viva la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie!

Muchas gracias, compañeras y compañeros, un enorme abrazo a todos.

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