“La agenda que viene no es la de suba de salarios” (Miguel Bein, asesor económico de Scioli)

 

El gobierno no ha abierto la boca a una semana del paro general. Roberto Fernández, jefe de la UTA, acaba de afirmar que si el gobierno no da respuestas “seguramente habrá una nueva medida”. Los gremios del transporte se reunirán el próximo 14 de abril para decidir los pasos a seguir. De todas maneras, no está claro todavía que convoquen una nueva medida. Dirigentes del sector han planteado que estarían a favor si “todas las centrales sindicales convocan” incluyendo a la CGT oficialista. Pero Caló parece más inclinado a cerrar rápidamente la paritaria de la UOM que a convocar a un paro general.

 

¿Paritarias a la baja?

 

Más allá que los dirigentes vuelvan a convocar (no es tan simple imponerlo; el paro fue muy masivo pero también pasivo y no hay grandes luchas por abajo), lo concreto es que dejó sobre la mesa la preocupación por el salario, problemática que sin ningún lugar a dudas debe ser uno de los ejes de la campaña presidencial: va más allá de la coyuntura y se extiende hacia las medidas que tome el próximo gobierno.

Pero en lo inmediato lo que está por delante son, específicamente, las paritarias del 2015. Caló ha señalado que la UOM pide un 32% de aumento; pero estaría dispuesto a acordar por un 27% si hay una respuesta con respecto al impuesto a las ganancias. Hay que delimitar, aquí, dos problemas.

Primero, que si acuerda ese último porcentaje, y oficia de “testigo” para otras negociaciones, significaría una nueva baja del salario real. Si bien la inflación pareció moderarse en algo en enero y febrero, el índice de marzo ha vuelto al 2%, lo que augura un 30% de aumento de los precios este año. A la caída del salario real el año pasado (en torno a los diez puntos), se le agregaría ahora una nueva de dos o tres puntos más. Esto ayudado por un contexto en el cual la actividad se mantendría estancada (a lo que se suma la crisis en Brasil, cuyo efecto ya se hace sentir en los rumores de despidos en varias terminales de nuestro país).

Segundo, está el impuesto al salario propiamente dicho. El gobierno ha dejado trascender -de manera extraoficial- que tomaría alguna medida luego de las paritarias y antes de las PASO en agosto; qué medidas: nadie lo sabe. Incluso los empresarios han manifestado su “preocupación” declarándose en contra de que dicho impuesto sea “privatizado”; es decir, verse obligados a “pagar más en las paritarias porque el gobierno no actualiza el mínimo no imponible y los sindicatos les exijan un porcentaje mayor de aumento como compensación” (varios analistas han señalado que para compensar dicho impuesto, los gremios deberían pedir un 40% o más).

Esta problemática no está resuelta, y de ahí los tironeos que subsisten entre los dirigentes sindicales después del paro general.

 

Sólo está en discusión el ritmo del ajuste

 

Más allá de las paritarias, en las últimas semanas han trascendido los diagnósticos y medidas que evalúan los economistas de los principales presidenciables para el año que viene. Son similares y confluyen en un punto: lo primero que hará el próximo gobierno es instrumentar un nuevo ajuste económico (profundizando el comenzado por Cristina en el 2014).

Miguel Bein, economista cercano a Scioli, acaba de declarar que la agenda del próximo gobierno “no podrá contemplar una suba del salario”. A esto le ha agregado que la tasa de interés debería ser mayor que la inflación (lo que restriñiría el crédito) y el gasto menor que la misma (lo que significaría una reducción de los gastos del Estado): ¡qué es esto si no la formula exacta de un ajuste económico en regla!

Si tomamos los casos de Macri y Massa, las cosas son iguales o peores; en realidad, la diferencia estaría solamente en el ritmo de la implementación del ajuste. Macri ha declarado que “eliminará el cepo al dólar en un día”. Esto quiere decir que los precios se irían para arriba a la velocidad de la luz salvo que se tomen medidas que eviten que todo el mundo salga a comprar dólares. Y la única medida que se podría tomar en ese sentido es un aumento general de las tasas de interés que planche más la actividad y de lugar a despidos en masa…

Por su parte, los economistas de Massa vienen afirmando que hay que llevar adelante “un plan antiinflacionario explícito”. ¿Y qué otras medidas “explícitas” son concebibles que no sean las clásicas recetas de ajuste donde los trabajadores pagan el pato de la crisis?: “No hay dudas de que, para el que llegue al poder, el primer tramo será el más empinado. Salir del cepo cambiario; solucionar el problema de los holdouts; corregir las tarifas de servicios públicos y el tipo de cambio; resolver las deficiencias en la infraestructura, sobre todo, energética y vial” (La Nación, 22 de marzo del 2015).

Conclusión: Scioli, Macri y Massa preparan un duro ajuste económico para el 2016; ajuste que será más duro aun si se tiene en cuenta que las condiciones económicas internacionales se han deteriorado, que el ciclo de altos precios de materias primas se acabó, que Brasil está sumido en una fuerte crisis y que se prevé un aumento las tasas de interés en los EE.UU. lo que encarecerá el crédito internacional.

 

Por un Primero de Mayo unificado de independencia de clase

 

Cristina ha dicho que espera “no tener que volver en el 2019”… La interpretación correcta de sus dichos es la inversa: ¡espera volver en el 2019! Hizo estas declaraciones como parte de su propia campaña política: la que alerta “que nadie le quiera sacar al pueblo las cosas que se hicieron”. La campaña típica del progresismo polarizando contra “la derecha” y tratando de recuperar apoyo por izquierda asustando si no ganan los candidatos k: ¡no importa si, finalmente, ese candidato k es Scioli, que viene con la fórmula del ajuste “gradualista” bajo el brazo!

Por eso de lo que se trata es, precisamente, de lograr que la alternativa al gobierno, el balance de 12 años de gestión, se procese por la izquierda. La mezcla de banderas con la oposición que ha caracterizado al FIT no ayuda a esto. Luego de los desastres de la “izquierda sojera” en el 2008 y, también, de las ridículas elucubraciones del PO durante el caso Nisman imposibles de separar de la derecha cacerolera, lo que hay que lograr es que la izquierda aparezca con posiciones clasistas; como oposición desde los trabajadores a los k.

El FIT se ha negado a responder a nuestros llamados a poner en pie una alternativa socialista unificada para las presidenciales. Cae enteramente bajo su responsabilidad esta realidad; y también consideramos un error el carácter rebajado de su política electoral, una campaña vaciada, autorreferencial.

De cualquier manera, y como hemos afirmado mil veces, reconocemos que el FIT es un frente de independencia de clase; una cooperativa electoral con una política general oportunista, pero sin embargo independiente. Pero la coyuntura está marcada no solamente por la campaña electoral (aunque la campaña es sin duda el elemento dominante de la misma). Venimos de un exitoso paro general y aunque no puede descartarse una nueva convocatoria. Además, si no hay luchas de importancia, los trabajadores están muy pendientes del salario y podrían despuntar luchas que desborden los techos en las paritarias.

Así las cosas, nos parece que sería muy útil levantar el próximo 1° de Mayo una tribuna unificada de independencia de clase donde se den citas otros sectores que están en esta misma perspectiva, y donde democráticamente cada uno defienda su opción electoral al tiempo de comprometemos a intervenir de manera unificada en las luchas que estén por delante.

 

Una campaña nacional por la alternativa socialista

 

Nuestro partido está llevando adelante su campaña en la Capital Federal y, simultáneamente, también en Neuquén. Vivimos un salto cualitativo: de haber quedado prácticamente sin legalidades en el 2011, conquistamos la legalidad nacional así como las legalidades del orden federal y provincial en 7 provincias, un logro mayúsculo hecho con la fuerza militante de la nueva generación partidaria y que nos está permitiendo presentarnos en varios distritos simultáneamente.      

En CABA estamos poniendo sobre la mesa la pelea por el derecho al aborto como gran debate de la ciudad, así como ampliando el espectro político a una ubicación global por una ciudad al servicio de los trabajadores, las mujeres y la juventud. En Neuquén, en la figura de nuestro compañero Alcides Christiansen, nuestro planteo es alrededor de que gobiernen los que nunca gobernaron: los trabajadores; esto en la figura del propio Alcides gobernador, recogiendo toda su tradición.

Por su parte, el “Chino” Heberling sale a recorrer el país en su primera gira nacional como precandidato presidencial, gira que lo llevará a Córdoba, la Rioja y Santa Fe, y cuyo eje político general será el planteo de la necesidad de una alternativa socialista.

Vamos, entonces, a redoblar nuestra campaña electoral en CABA, Neuquén y a nivel nacional, y por un 1 de Mayo unificado por la independencia de clase.

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