La recaudación de la Ciudad es de las más altas del país, pero no llega al hospital ni a la escuela.

El trabajador de la salud está completamente desbordado. La cantidad de pacientes por enfermero excede largamente la recomendada por la Organización Mundial de la Salud. Las enfermeras y enfermeros trabajan doble turno, contraviniendo también con esto todas las reglas internacionales de salubridad. No les queda más remedio si quieren redondear algo que se parezca a un sueldo.

Este sistema de salud colapsado, que se sostiene gracias al esfuerzo de sus trabajadores, sufre además los intentos de vaciamiento por parte del gobierno de la Ciudad. La gente que se jubila no es reemplazada, no se reparan los daños edilicios, los servicios de capacitación gratuita para los trabajadores están amenazados de cierre.

Los puestos de trabajo en los hospitales de la Ciudad, los ascensos y traslados, no se deciden por concurso, sino a través de la dirigencia sindical tradicional del Sutecba (hace décadas enfeudada en el gremio) yla patota de Macri, ambas encargadas de “disciplinar” a los trabajadores del sector.

En estos hospitales sin recursos, con su personal superexplotado y desbordado, se atiende la salud de los sectores populares y los miles de trabajadores precarizados de la Ciudad que no tienen obra social. Macri se queja de que sus hospitales atienden a mucha gente de la provincia, pero “se olvida” de que esa gente son los miles de trabajadores que todos los días se desloman en restaurantes, hoteles y comercios de “la ciudad más visitada del mundo”, a los que no les alcanza un Metrobús para compensar unos salarios demasiado bajos y unos servicios públicos que a nadie le dan ganas de “visitar”.

En la educación, el modelo macrista promueve y financia las escuelas privadas y religiosas, mientras las escuelas públicas se convierten en depósitos de chicos que, además, se derrumban. El último ataque del gobierno de la Ciudad a la educación pública fue la famosa “inscripción online”, con el resultado de que a esta altura del año todavía quedan un montón de chicos sin vacante, sin asistir a clases.

Los docentes porteños, junto con un salario que se achata año a año, sufren la persecución de las “evaluaciones” realizadas por agentes del gobierno cuyo único fin es culpar a las maestras y maestros de la debacle de la educación.

Una buena muestra de la verdadera política del kirchnerismo frente a todo esto, es la actitud de los dirigentes del gremio docente de la Ciudad, afines al gobierno K, que le dejan pasar al macrismo todas sus políticas. Gritan por televisión, pero siempre “arreglan” antes de empezar las clases.

Los candidatos del Nuevo MAS para la Ciudad son trabajadores que pelean todos los días por el salario, contra el vaciamiento de escuelas y hospitales, y para que el dinero de la Ciudad que se llevan hoy los privados y la iglesia se destine a construir una salud y educación públicas de calidad, donde se respete a trabajadores, pacientes y alumnos.

Votanos en abril para que la voz de los trabajadores de la Ciudad se escuche en las elecciones.

 

Epis:

 

Oscar Eduardo Quinteros, enfermero del Hospital Argerich y docente de Enfermería, reconocido luchador por los trabajadores de la Salud.

 

Inés Zadunaisky, docente y delegada de escuela de la Ciudad, dirigente de la agrupación de mujeres Las Rojas.

 

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