Costa Rica

La llamada campaña de miedo lanzada por la burguesía en su cacería de brujas contra José María Villalta, candidato del FA y que repercute sobre los tres partidos de izquierda en estas elecciones, nos obliga a plantearnos la necesidad de  unificar esfuerzos en defensa de una votación limpia y donde la clase asalariada del país vote por quien ella plazca y no por quien le diga su patrón.

Si esta tarea se realiza, entonces el crecimiento de la izquierda estará acompañado de una primera ruptura de la clase obrera con la patronal, lo que es más importante para oprimidos y explotados que cualquier otra cosa. En las próximas horas haremos circular una propuesta a los partidos de izquierda para organizar esta orientación.

Sin embargo, ante el evidente crecimiento que ha tenido Villalta en su apoyo popular, es necesario para el Nuevo Partido Socialista (NPS) actualizar su posición ante las elecciones presidenciales. Posición que esbozamos a continuación y en la que asumimos que las discusiones entre organizaciones de izquierda deben, cuando es el caso, darse de manera directa y enfática, más no sectaria e infantil, siempre en el marco de la aspiración general de unificación de la izquierda.

 

La discusión más importante para la izquierda: José María Villalta

 

Estas elecciones, sin duda alguna, han sido un “terremoto” político nacional, pues José María Villalta, candidato del Frente Amplio (FA), ha pasado de ser un único opositor de izquierda en el Parlamento a pelear por ganar las elecciones de febrero. El pasar tan bruscamente de un lugar discreto a ser el principal opositor de los partidos burgueses ha creado toda una serie de discusiones y expectativas dentro de sectores amplios de oprimidos y explotados. Las discusiones más interesantes giran en torno a un gobierno “socialista” en Costa Rica y las expectativas más honestas en lograr  “un cambio” en la Costa Rica neoliberal.

El FA ha planteado en un segmento significativo de la población, más allá de que sus cuadros lo quieran o no, la posibilidad de distanciarse de los dos principales partidos de la burguesía (Liberación y el PAC). En un país conservador y que sigue caracterizado por la derrota de la clase obrera en el 48, este hecho no es un dato menor, sino que refleja el hartazgo de sectores, sobre todo medios, de décadas de ataque neoliberal, que han puesto al país al borde de una ruptura que en un plano sería histórica, pues se podría romper el acuerdo de propietarios (grandes y chicos) sobre los que se construyó la Segunda República.

El que el FA haya logrado esto ha dado paso a una campaña mediática anticomunista, propia de la derrota del 48, y que procura evitar cualquier giro a la izquierda de la clase trabajadora, a partir de una campaña de miedo en que se atrapa a la inmensa mayoría de la clase trabajadora del país, pues se hace creer que tener independencia política implica que las distintas empresas de capital transnacional se irán a lugares “más competitivos”, por lo que se perdería el trabajo.

Denunciamos esta campaña como parte del operativo burgués para mantener la explotación continua de la clase trabajadora del país e insistimos en la necesidad de luchar por el derecho a sindicalización, como un primer elemento para ganar independencia política frente a los políticos empresarios y el capital transnacional.

En todo caso, las expectativas electorales de José María Villalta reflejan, por un lado, la recomposición y generalización del ciclo de luchas y, por otro lado un giro de sectores un poco más conservadores, vinculados mayoritariamente a simpatías históricas con el PUSC. En general y a pesar de que se constata un distanciamiento de los partidos históricos de la burguesía, el carácter de la votación de Villalta es políticamente confuso, reflejando así el límite “anti neoliberal” en que se encuentra la conciencia mayoritaria de los sectores que han luchado en estos años.

No es una conciencia de ruptura con el capitalismo, sino más bien se establecen expectativas en que, cambiando al gobierno cambiará la situación del país, cosa imposible para el NPS si no está vinculada a un proceso de organización general de oprimidos y explotados, que sin duda alguna debería romper con el capitalismo y establecer una república socialista. El voto a Villalta expresa una cierta aspiración al regreso del nivel de vida de Costa Rica de los 60 y 70, por parte de capas medias y de sectores más populares (e incluso obreros).

En el plano internacional, una eventual victoria de Villalta, repetirá algunos fenómenos de numerosas rebeliones del siglo XXI, donde en el plano electoral se expresa una “ruptura” con la burguesía por parte de masas o franjas de ella, sin que, por otra parte, los gobiernos que han salido de esas rebeliones hayan roto definitivamente con la burguesía en el plano económico y en los fundamentos del Estado burgués (la defensa de la propiedad privada sobre todo).

Sin embargo, en Costa Rica habrían por lo menos dos particularidades: el lugar que ocupa políticamente Villalta no se debe a un proceso más radical y general de movilización, como el Argentinazo de 2001, que dio vida al kirchnerismo o las movilizaciones antigolpistas en Venezuela, que le dieron a Chávez en 2001 un sustento fundamental de apoyo político.

La segunda particularidad expresada es que Costa Rica es parte directa del “patio trasero” del imperialismo norteamericano y ha sido uno de los puntos de apoyo permanente del imperialismo más o menos desde la segunda mitad del siglo XX, por lo que una victoria de Villalta incluso podría convertirse en un talón de Aquiles del imperialismo, en medio de un relativo proceso de debilitamiento del propio imperialismo norteamericano en el mundo.

A pesar de estas posibilidades, Villalta se mantiene dentro de los márgenes tanto de esas victorias electorales (que significa que su candidatura no está en función de la organización de las luchas sociales) como dentro de los márgenes del Estado burgués heredado del 48, lo que le ha dado a su candidatura un muy marcado carácter conciliador y conservador, al punto que Villalta ni siquiera ha apoyado el aborto y hace un esfuerzo permanente para parecer un candidato confiable a la burguesía.

Ya hace unos años habíamos establecido nuestras diferencias estratégicas con las posiciones de Villalta (ver Alternativa Socialista y Teoría de los Campos en http://www.npscostarica.com/2012/08/alternativa-socialista-y-teoria-de-los.html) y no nos queda más que constatar la validez de la crítica que hemos sostenido respecto de Villalta, pues nunca deja de moverse dentro de los márgenes del Estado burgués y por tanto no es una opción realmente socialista, pero ni siquiera es una opción realmente reformista, pues no se plantea la reforma del Estado de conjunto, sino solamente una suerte de “democratización de baja intensidad”, que bajo ninguna circunstancia busca cuestionar los fundamentos de opresión y explotación en que se basa nuestro centroamericano Estado.

Sus concepciones políticas siempre están hechas desde el ángulo de la pequeña burguesía y nunca de los intereses globales de oprimidos y explotados. Podemos decir con Marx y Engels que “el contenido positivo de ese socialismo consiste, bien en su anhelo de restablecer los antiguos medios de producción y de cambio, y con ello las antiguas relaciones de propiedad y toda la sociedad antigua, bien en querer encajar por la fuerza los medios modernos de producción y de cambio en el marco estrecho de las antiguas relaciones de propiedad, que ya fueron rotas, que fatalmente debían ser rotas por ellos. En uno y otro caso, este socialismo es a la vez reaccionario y utópico”.

Comprendemos que capas significativas del activismo y segmentos de sectores populares votarán a Villalta con la esperanza de quitarse el dominio burgués de encima y, sin embargo, desde el NPS señalamos claramente que con Villalta el dominio burgués no se detendrá, sino que probablemente se hará insostenible, ya que Villalta quiere hacer sostenible aquello que se deteriora rápidamente: el Estado burgués costarricense.

Por estos motivos no podemos acompañar la campaña de Villalta, porque nos parece que su perspectiva tímidamente reformista es inaplicable respecto de las principales formas de opresión y explotación en Costa Rica, contra las que desde el NPS creemos necesario militar y militar de manera inagotable.

El socialismo, para el NPS, es una actividad práctica dirigida de manera consciente a socavar las relaciones opresivas y explotadoras de la sociedad capitalista y de eso el FA no tiene prácticamente nada que decir. El ideario del FA se basa en una mezcla de la Costa Rica de los 30 con las de los 60 y 70, pero sin siquiera considerar que las conquistas que se consiguieron en los 30 no fueron por ninguna capacidad visionaria de los burgueses de la época, sino porque la clase obrera estaba organizada y luchó por esas conquistas.

El FA quiere esa sociedad pero sin el sujeto social que la hace posible y sin siquiera plantearse militantemente la tarea de reorganizar esa clase.

Es por esta perspectiva estratégica diferente que el NPS se ha constituido como un proyecto político diferenciado del FA. Además de esto, ya hemos aclarado que no le daremos nuestro voto a Villalta porque su diputación no fue punto de apoyo para el matrimonio igualitario y ni siquiera para la organización sindical de la clase trabajadora de la empresa privada. Además José María votó el préstamo con el Banco Mundial para la educación superior (lo que previsiblemente implica mayor “neoliberalización” de la educación universitaria pública) y se enorgulleció de ser el primer partido en dar apoyo político al gobierno de Chinchilla en defensa de los “intereses nacionales” con motivo de la “invasión” a Calero, cuyas consecuencias inmediatas fueron el desfalco de la trocha y la xenofobia desatada entre oprimidos y explotados a uno y otro lado de la frontera por parte de ambos gobiernos burgueses, Chinchilla y Ortega.

El colmo fue ni siquiera haber protestado contra la presencia del responsable político directo del imperialismo mundial: Barack Obama. Esto con la excusa de que nuestra organización era muy radical y no harían el acto conjunto con nosotros. Además apoyó la Reforma Procesal Laboral, rechazada por la mayoría de los sindicatos por contener elementos regresivos, entre ellos el ataque al derecho de realizar huelgas. Finalmente criticamos la postura de Villalta contra los incentivos médicos obtenidos en la heroica huelga de 1982 en función de una supuesta “interpretación correcta” de la ley donde Villalta quedó del lado de los partidos burgueses. Además se ha sumado a movilizaciones de la Policía solicitando aumentos salariales para los represores, que para el NPS no constituyen parte de los oprimidos y explotados, sino las fuerzas armadas del Estado burgués, que usa para defender los intereses de la gran burguesía.

Por esto no llamamos a votar a Villalta, pero hacemos un llamado a los simpatizantes de izquierda del FA en Heredia para que en diputación voten por el NPS, que sí es una alternativa socialista  y anti-capitalista.

 

El NPS llama críticamente a votar por Héctor Monestel

 

En los debates organizados por el TSE el único candidato que señaló su abierta postura a favor del matrimonio igualitario y el derecho al aborto fue Héctor Monestel. Concordamos con diversos puntos del programa electoral (Asamblea Constituyente, aborto legal, etc.), sin embargo, diferimos con su forma de hacer política puesto que no vinculan su programa con su militancia.

Para el NPS, que ha militado junto con el Frente por los Derechos Igualitarios la campaña de matrimonio igualitario, es muy significativo que esta discusión se confirme como un tema nacional, ya que aclara que cuando las campañas se militan, entonces las relaciones sociales opresivas y explotadoras se pueden modificar y abrir la perspectiva para su abolición.

Es por esta postura que el NPS hace un llamado crítico a votar por Monestel para presidente. Sin embargo no podemos dejar de señalar algunas diferencias con la manera en que Monestel ha hecho su campaña y con el PT, más de conjunto.

En primer lugar tanto Monestel como el PT nunca han recogido ni siquiera una firma por la campaña de matrimonio igualitario. Por eso no deja de ser altamente preocupante que el PT se coloque como el legítimo representante de intereses que ellos no militan. Esto no es nuevo dentro de la izquierda y si algo distingue al PT es su funcionamiento, de cabo a rabo, exclusivamente electoral. El PT no milita callejeramente ninguna campaña.

Y en este elemento reside nuestra principal crítica al PT. El PT (particularmente su dirección) carece de cualquier iniciativa militante real y efectiva; el PT ha quedado por fuera de la organización y politización de la mayoría de las luchas más significativas desde el 2010, siendo casi un escándalo el que su posición en torno a la Marcha del Repudio a Obama haya estado con horas de anticipación a la venida del presidente imperialista y nunca asumiendo ninguna tarea organizativa. Otro momento fueron las movilizaciones del 8N, donde el PT quedó del lado del PAC y del FA, abandonando la movilización independiente de la burguesía como herramienta de politización de oprimidos y explotados.

Por si esto fuera poco, el PT ha lanzado ya dos campañas de mentiras contra nuestra organización. La primera, recién estábamos inscriptos, cuando el PT caracterizó a partir de los titulares de prensa, que el NPS quería ir en coalición con el PAC y otras mentiras. Además de esto han dicho públicamente que el NPS les oculta las hojas de firmas del matrimonio igualitario y por eso no militan esa campaña. En ambos casos mentiras y nada más que mentiras. Lamentamos mucho que una dirección que se reivindica revolucionaria tenga que recurrir a este tipo de maniobras cada vez que siente la presión de nuestra organización por izquierda y en la calle. El caso extremo ha sido el rol prácticamente inexistente que jugó Monestel en la lucha del PAIS, en la UCR, donde su experiencia habría sido más que útil, siendo que él debe ser el militante de izquierda que mejor conoce a la patronal de la UCR.

En general, hemos visto como el PT se construye por fuera de las luchas, por fuera de las asambleas, por fuera de las calles. Es por esto que es un proyecto electoral y no militante.

 

 

Comité Ejecutivo del NPS Lunes 20 de enero de 2014

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