Por Martiniano Rodríguez, para Socialismo o Barbarie, 10/02/2015


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Cuando se nombran los héroes de los países latinoamericanos, a Uruguay le toca Artigas. Este estanciero y militar de campaña, devenido en caudillo popular, es considerado el padre de la patria uruguaya. Para otros, es el líder de una verdadera revolución popular que cambiará el destino de las provincias del Río de la Plata.

Pero José Gervasio Artigas, este héroe popular, nunca buscó crear un país nuevo, separado del resto del Virreinato del Río de la Plata. De hecho rechazó dos veces la oferta de quedarse con la Banda Oriental (así se llamaba el actual Uruguay cuando era parte del Virreinato).

Sin duda su idea era la de mantener la unidad de las provincias, pero no bajo control de la ciudad-puerto de Buenos Aires. Así nació el federalismo que pedía la libre navegación de los ríos (Uruguay, Paraná y de la Plata, bloqueados y controlados por Buenos Aires) y la nacionalización de la aduana (principal y casi única forma de obtener ingresos para los estados en esos tiempos).

Artigas fue un héroe popular, logró acaudillar incluso a los indios de las Misiones. Pero hay que ver un poco más en profundidad para determinar si éste era una alternativa a la burguesía portuaria que encabezaba la revolución en la cuenca del Plata a partir de 1810.

La Banda Oriental

Fue una zona de tardía conquista, con buenas tierras y arroyos para el pastoreo de ganado. Por su posición al sur del Brasil, fue zona de contrabando (la fundación de Colonia del Sacramento responde a esto) y guerra con esta colonia portuguesa.

Aunque había también tierra desocupada, la ganadería permitió el desarrollo de los grandes terratenientes, que incluso se dedicaron al contrabando como el mismo Gervasio Artigas. Dentro de este sector se desarrollan los Artigas, familia tradicional de aquellos años.

El contrabando, el trabajo ganadero y su rol como miliciano en la campaña, lo llevan a entablar relaciones con caciques y gauchos, que al estallar la guerra civil en las provincias le servirían y mucho.

Con los ecos de los hechos de  Mayo de 1810 en Buenos  Aires y la postura contraria a ellos que tomó el Cabildo de Montevideo, Artigas volcó la campaña (el campo) a favor de los cambios y contra el Cabildo de esa ciudad. Fue el inicio de la carrera de caudillo de Gervasio. Pero la alianza con los líderes de Buenos Aires se irá enturbiando a medida que la ciudad porteña buscaba monopolizar el poder en perjuicio del resto de las provincias, incluida la Banda Oriental. Artigas comenzaría a proponer autonomía, autogobierno sin intervención de otros, idea que molestaba a Buenos Aires.

Ya en 1814 la relación se rompe. Una  vez derrotados los españoles y sus aliados de Montevideo (el enemigo común), la pelea se volvió entre Artigas y Buenos Aires. La Banda Oriental se levantaba contra el centralismo porteño, y Artigas se ponía a la cabeza de la lucha por la autonomía y la libre navegación de los ríos.

Esta resistencia se tradujo en la creación de la “Liga de los Pueblos Libres”, un pacto defensivo/ofensivo contra Buenos Aires que agrupaba a Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos y la zona de las Misiones (todavía un territorio en disputa y sin fronteras claras). Su influencia política llegó hasta Córdoba. El federalismo se hacía fuerte en el Litoral, región dedicada a la exportación de cueros y perjudicada por el control sin límites sobre los ríos y la aduana que realizaba Buenos Aires, y que obstaculizaba el libre comercio. Ese era el meollo del problema.

Artigas, el caudillo popular

Como máximo dirigentes del federalismo litoraleño, Artigas esbozó y llevó a la práctica una serie de ideas que le dieron fama de caudillo popular, de líder del pueblo pobre. Hay cosas que realmente quedaron en el imaginario: su relación con los indígenas, por ejemplo. A pesar de ser una persona de alta alcurnia, Artigas fue conocido por sus buenos vínculos con algunos caciques. Hasta adoptó a un indígena que estuvo entre sus principales lugartenientes, el conocido como Andresito, fiel seguidor de la causa artiguista.

También Artigas es recordado por sus repartos de tierra, y su “Reglamento Provisorio de Tierras”. El reparto de tierras para poblar la Banda Oriental y reavivar su economía, fue real y le atrajo la simpatía de los gauchos y campesinos pobres (aunque muchos no estaban interesados en tierras, ya que el campo abierto proveía de todo). Algunos quieren ver esto como una reforma agraria o el comienzo de ella. Dejemos en claro que este reglamento es más avanzado que lo que ocurría en el resto del litoral.

Pero que esto no nos ciegue. Artigas podía tener ideas avanzadas. Pero eran ideas avanzadas de un representante de la burguesía agraria, y como tal tenía serios límites. La Banda Oriental tenía tierras libres, porque era una provincia de tardía colonización. Pero además de esta ventaja, Artigas repartió las tierras abandonadas durante los primeros años de la guerra de la independencia.

Otro ítem del reparto fueron las tierras de españoles y “peores americanos” (o sea americanos enemigos). En definitiva, los terratenientes aliados de la causa artiguista (o con buenos contactos) no fueron perjudicados. Es decir, la estructura de la tenencia de la tierra apenas se reformaba y dejaba intactas las grandes propiedades (que como demuestra la historia, siempre avanzan con éxito sobre la pequeña propiedad). El objetivo de la “reforma” estaba muy lejos de la eliminación del latifundio.

Su sentido de respeto a la propiedad privada estuvo siempre presente en sus cartas. No era un representante del caos, como decían los partidarios de Buenos Aires. “Ponga usted su especial cuidado… que se respeten los derechos privados”[1], sostenía Artigas.

Si, en gran medida, el reparto de tierras tenía como objetivo la reactivación de la economía de la Banda Oriental, otras disposiciones de Artigas, como la persecución de los “vagos”, buscaba lo mismo, obligándolos a trabajar para los terratenientes. No es llamativo que del otro lado del río, el gobierno de Buenos Aires utilizara la “papeleta de conchabo” con el mismo objetivo: la continua búsqueda de mano de obra.

Artigas era un representante de la burguesía local, es verdad que con algunas ideas adelantadas como tantos otros en nuestra América. Pero, como parte de la burguesía ganadera naciente, nunca llegó al fondo de la cuestión. Por lo tanto su proyecto dejaba atada la Banda Oriental al imperialismo de su época, no atacaba la dependencia de Inglaterra o Francia. En cartas a Andresito le recomienda poner el acento en las actividades agrícolas de exportación, no en el desarrollo de alguna industria que procesará estos productos agrícolas. Sobrevivía el latifundio y apostaba al libre comercio para la exportación de productos agrícolas o ganaderos. El mismo límite que otras personalidades o grupos más radicales de la historia latinoamericana.

[1] Gallego, Egger-Brass y Gil Lozan: “Historia Latinoamericana 1700-2005”, Maipue, 2013, Bs As.. Pág. 92.

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