La muerte de Juan Gelman

Hace pocos días, precisamente el 14 de enero, falleció en la hospitalaria ciudad de México, el poeta y periodista, pero sobre todo juglar visceral, Juan Gelman. Dos coordenadas cruzaron el destino de este hombre que vivió más de lo que podía. Como las agujas de un reloj de arena, la militancia política marcó sus horas, la poesía cada uno de sus minutos.

Ésta no lo traicionó nunca, porque como sus hijos desaparecidos, era fruto de su sangre. Su muerte es el punto final de un poema inconcluso que sólo se puede descifrar en clave de tragedia. A los 83 años falleció un gigante de la poesía de habla hispana, su obra resulta una telaraña entretejida en el pesar, el destierro y el amor.

Gelman barajaba las palabras como un ilusionista, y su lírica garabateada para ser leída con los ojos del alma, no toleraba sujeciones, suena como un piedrazo en el cristal que escinde el drama y la belleza, y para esto hay que tener coraje, hay que poder transmutar el dolor de la derrota en letras.

 

(Fragmento) [1]

…….te voy a matar, derrota.

nunca me faltará un rostro amado para

matarte otra vez.

vivo o muerto/un rostro amado.

hasta que mueras/

dolida como estás/ya lo sé.

te voy a matar/yo

te voy a matar.

Gelman evolucionó en su poesía, ésta poseía las virtudes de la arcilla y a través de los años la plasticidad implícita en las palabras se transformó en arma de fuego, en proclama libertaria, en desgarrador aullido, en búsqueda implacable de sus amores arrancados, sólo el reencuentro con su nieta Andrea nacida en cautiverio la apaciguó en ternura.

 

¿Cómo? (fragmento) [2]

¿Cómo sabe Andrea que la poesía no tiene cuerpo, no tiene corazón y

en su hálito de niña pasa o puede pasar

y habla de lo que siempre no habla?

En la boca cuaja el mundo y a la luz

de pasados que Andrea ignora para nunca

su memoria es una casa nueva donde

otros rostros vivirán,…..

Sólo la muerte puede detener semejante maquinaria literaria, y desafiante, su último poema la enfrenta, escribió su última elegía en octubre pasado en México, que le regaló y dedicó al cantautor J. Sabina.

 

Verdad es (fragmento) [3]

Cada día

me acerco más a mi esqueleto.

Se está asomando con razón.

Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,…..

Esqueleto saqueado, pronto

no estorbará tu vista ninguna veleidad.

Aguantarás el universo desnudo”.

La conflictiva relación entre el arte y la poesía fue resuelta en buenos términos por Gelman quien en un reportaje declaró: “… ¿qué pasa con la poesía y la política? Creo que son dos planos absolutamente diferentes. La poesía son botellas tiradas al mar que, por ahí, alguien recoge. Hablabas del compromiso en la poesía… Yo a la poesía comprometida prefiero la poesía casada, casada con la poesía. El verdadero tema de la poesía es la poesía y por eso puede hablar de cualquier cosa. Los que en cierto momento se escandalizaron porque creían que la poesía no podía tratar temas políticos es gente que no leyó a Shakespeare, que no leyó al Dante… efectivamente se incurre en el panfleto y en cosas que no tienen demasiado que ver. Yo creo que es legítimo que si un poeta tiene necesidad de expresar esas preocupaciones porque le producen una obsesión poética –no porque se lo indique el comité central del partido– es legítimo hablar de temas sociales, políticos, revolucionarios. Pero a la vez, lo otro también es legítimo.”

 

Biografía política

 

La tortuosa vida militante de Juan Gelman se desarrolló dentro de las tendencias predominantes en la izquierda mundial de posguerra, fundamentalmente, la del frente popular, la revolución etapista y la guerra de guerrillas, a pesar de que el frente popular demostró en la fallida revolución española su impotencia para derrotar a la burguesía y construir el socialismo. Se persistió en el equívoco, que termina revelándose como política consciente del stalinismo en cumplimiento de su rol contrarrevolucionario en el status quo pactado en Yalta y que tuviera su Waterloo latinoamericano en las ensangrentadas calles de Santiago.

Cabe señalar que las corrientes militaristas obtuvieron heroicos triunfos en China, en el sudeste asiático, y de gran repercusión en nuestro continente la imponente revolución cubana de 1959, cuyo ícono, el Che Guevara, se instalará en el imaginario de una generación rebelde, es preciso destacar que esta concepción, la “vanguardia armada”, resultó hegemónica; semejante tsunami ideológico sólo pudo resistirse desde el clasismo en pequeñas organizaciones enclavadas en el proletariado industrial.

Como balance y a la luz del presente, estas revoluciones se apagan como un candil en la madrugada, sin haber llegado en ningún caso a alumbrar el soñado socialismo por el que se jugaron la vida millares de honestos revolucionarios entre los que se encontraba aquel niño precoz de la barriada “moishe” de Villa Crespo, que a los 15 años debutara en la militancia como alumno del Nacional Buenos Aires en la entonces Federación Juvenil Comunista.

Pocos años después se convertirá en uno de los pioneros de la guerrilla guevarista en la FAR que a posteriori se disolvería en Montoneros.

Gelman formó parte del Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero, perteneciendo a su rama de profesionales, intelectuales y artistas. En 1979, en ocasión de la denominada “Contraofensiva Montonera”, indignado por las negociaciones de la cúpula “monto” con el genocida almirante Massera y en desacuerdo frontal con su verticalismo militarista, abandonó la organización. La cúpula de Montoneros lo acusó de traición y lo condenó a muerte. Gelman, entonces, firmó esta carta de ruptura:

 

(fragmento) [4]

“…El sectarismo maniático que pretende negar toda representatividad en el campo popular a quien no esté bajo el control estricto del partido, con consecuencias nefastas para todos los intentos de desarrollar la organización revolucionaria de la clase obrera.

La definitiva burocratización de todos los niveles de la conducción del partido, cuya máxima expresión es la ausencia absoluta de democracia interna, que yugula todos los intentos de reflexión crítica, calificándola de defección o traición…”

Esta misiva que merece permanecer en toda antología del poeta, habla de su coraje intelectual y su integridad moral a la vez que desnuda la característica dominante en las organizaciones guerrilleras, es decir la sustitución de toda democracia obrera por el burocrático “ordene mi comandante”. Esta misma dignidad la demostró en ocasión del indulto decretado por el entonces presidente Menem; Juan Gelman rechazó la medida y protestó públicamente contra ella a través de una nota publicada en el diario Página/12: “Me están canjeando por los secuestradores de mis hijos y de otros miles de muchachos que ahora son mis hijos.”

Este es el dramático contexto de los que algunos han dado a llamar los “límites” de J. Gelman, en realidad son los límites de una generación derrotada.

Al final de sus días declaró en uno de sus últimos reportajes: “el «gobierno actual es el mejor en varias décadas»… Explicó que su apoyo, entre otros motivos, se relacionaba a que el gobierno iniciado por Néstor Kirchner y continuado por Cristina Fernández de Kirchner «no quiere hacer la revolución socialista, sino volver al capitalismo clásico, basado en la producción y no en la especulación». (El País, abril 2013)

 

Triste solitario y final

 

La última etapa de su vida se sostuvo en la búsqueda de su hijo y nuera desaparecidos. . En 1978 Gelman supo a través de la Iglesia católica que su nuera había dado a luz, sin precisar dónde ni el sexo.

El 7 de enero de 1990 los restos de su hijo Marcelo fueron encontrados en el canal San Fernando (GBA), dentro de un tambor lleno de cemento, asesinado de un tiro en la nuca. En 2000, la nieta de Gelman, de nombre Andrea (Andreíta la menciona en varios poemas) fue encontrada en Uruguay y finalmente pudo reunirse con ella.

Este reencuentro fue un bálsamo al inmenso pesar de uno de los protagonistas paradigmáticos de la tragedia guerrillera. Conocida su muerte, los tres días de duelo oficial, suenan a campana de palo, ante el tronar colérico de una poesía tormentosa. En tanto el emblema patrio de sus traidores íntimos pende flácido a media asta, los socialistas revolucionarios te despedimos con el puño en alto: ¡hasta el socialismo compañero poeta Juan Gelman!

Jorge Terracota

FINAL

 

Ha muerto un hombre y están juntando su sangre en cucharitas,

querido Juan, has muerto finalmente.

De nada te valieron tus pedazos

mojados en ternura.

Cómo ha sido posible

que te fueras por un agujerito

y nadie haya ponido el dedo

para que te quedaras.

Se habrá comido toda la rabia del mundo

por antes de morir

y después se quedaba triste triste

apoyado en sus huesos.

Ya te abajaron, hermanito,

la tierra está temblando de ti.

Vigilemos a ver dónde brotan sus manos

empujadas por su rabia inmortal.

 

Gotán (1962)

Notas

1- Poema publicado el 10 de noviembre de 2008.

2- Perteneciente al libro Valer la pena, editado por Seix Barral (2001).

3- La Condesa, DF, el 28 de octubre último. Publicado en el sitio digital del diario español El País, “Verdad es”, un conmovedor testamento que refleja con humor y profundidad lo que vendría, fue entregado “en secreto”, contó Sabina al sitio.

4- Ruptura de Galimberti y Gelman con la Dirección de Montoneros, 22 de febrero de 1979.

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