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En la última semana no habido grandes novedades respecto del cuadro que venimos trazando en estas páginas. El dólar paralelo sigue cayendo conforme la tranquilidad cambiaria se estima que durará hasta fin de año. El mix de controles administrativos sumado al ingreso de divisas por el swap con China (que permitió llevar las reservas nuevamente por encima de los 28.000 millones de dólares), el adelanto de liquidación de exportaciones por parte de las cerealeras, así como la promesa de ingresos en dólares a partir de las licitaciones para el servicio de Internet de 3 G y 4 G son los elementos que crean la idea de que no se viene una devaluación en el corto plazo y planchan la divisa.

 

La pax cambiaria

 

A esto se debe agregar un elemento de importancia: las declaraciones de Kicilloff de que en enero, una vez vencida la cláusula RUFO, habría “mejores condiciones para negociar” por los holds out levantaron las expectativas entre los “hombres de negocios” de que en el verano se llegaría a un arreglo con los buitres. Diversos medios han dejado trascender que el gobierno impulsaría en el Congreso la derogación de las leyes que ponen impedimentos en este curso de las cosas (se volvería a abrir el cerrojo del canje de deuda) y Cristina anunciaría el próximo 1° de marzo que su gobierno ha “solucionado” el problema de la deuda… ¡Que el costo de este operativo sea reanudar nuevamente una espiral de fenomenal endeudamiento del país, es lo de menos!

Frenada en lo inmediato la corrida contra el peso y con la expectativa de que si se acuerda con los buitres podrían ingresar divisas al país, la coyuntura luce “planchada” con el gobierno tomando la iniciativa en una serie de materias. Luego de la sanción del nuevo código civil y comercial y de la nueva ley de hidrocarburos, sigue adelante con la nueva ley procesal penal al tiempo que ha anunciado que llevará al Congreso una nueva ley de telecomunicaciones que a lo más que se parece es a un acuerdo de tipo “salomónico” por intermedio del cual para compensar el poder monopólico del grupo Clarín dejaría ingresar en el mercado de la televisión por cable a Telefe (ver nota específica al respecto).

En el frente sindical Moyano dice ahora que podría llevar adelante una “medida masiva” con el reclamo de algún tipo de compensación de fin de año por la pérdida salarial. Mientras los petroleros privados del sur del país parecen haber aceptado que el gobierno no está dispuesto a elevar el mínimo no imponible en ganancias y los bancarios amenazan ir a un paro por un reclamo similar, lo más probable es que los gremios lleguen a diverso tipo de acuerdos alrededor de sumas fijas, bonos navideños o compensaciones por el estilo pero que en ningún caso signifiquen reapertura de las paritarias.

En este escenario: ¿por dónde podría “estallar” la coyuntura? Si las tendencias estabilizadoras parecen más fuertes en este momento, desastres como las inundaciones del último fin de semana están allí para subrayar la crisis estructural que en materia energética y de infraestructura arrastra el país y que en cualquier giro de las circunstancias podría dar lugar a un evento desestabilizador.

 

Especulaciones electorales

 

Es la propia estabilización de la coyuntura la que está mostrando una suerte de “puesta al día” en el debate sobre las elecciones que vienen. El que luce a la cabeza de las encuestas, aunque todavía por poco margen, es Scioli. La estabilización de las últimas semanas aunada al triunfo más allá que exiguo del PT en Brasil, es lo que le ha dado este espaldarazo. A esto se suma un dato más “estructural”: el peronismo en cualquiera de sus variantes ha sido el “partido del orden” en la Argentina en las últimas décadas, el que sacó las brazas del fuego cuando las salidas anticipadas de Alfonsín y De la Rua del gobierno. Además de esto, es el partido que controla los principales aparatos sindicales del país, un factor estabilizador para cualquier gestión presidencial que se precie.   

Los trascendidos vienen siendo que el kirchnerismo se estaría inclinando a cerrar un “acuerdo global” con Scioli. Seguramente también se sientan envalentonados por la marcha de los asuntos, lo que augura una negociación que no será sencilla, sobre todo en el caso que si se llega a un acuerdo con los buitres, les permita encarar la situación económica del año que viene con menos zozobras que en el año que se cierra.

Un Frente para la Victoria triunfante con Scioli en octubre del año que viene sería un experimento seguramente “poskirchnerista” pero es difícil anticipar la dosis en que esto sería así; el condicionamiento de una Cristina que llega al final de su mandato sin salida anticipada seguramente será de gran peso por lo que apenas asumiera el ex motonauta se desencadenaría una puja de proporciones entre K y no K. De todos modos, como está dicho, se tratan estas de especulaciones; habrá que ver cómo sigue la marcha de la coyuntura y si a los K no se les “suben los humos a la cabeza” y buscan patear de alguna manera el tablero.

Luego está la situación de Massa, el gran triunfador en octubre del 2013. Sus perspectivas no lucen tan claras. Si la economía no se va al tacho el año próximo (aunque su crecimiento sea más o menos mediocre); si las condiciones generales del empleo y el nivel de vida no se deterioran de manera cualitativa, le va a ser difícil presentarse como una alternativa ganadora. De momento luce sin aliados muy claros: con la tarea de seguir horadado la base electoral del Frente para la Victoria y simultáneamente el problema de cómo ser atractivo para la clase media. Desde ya lo que estamos haciendo aquí es una mera “especulación” de tendencias político-electorales que todavía están por delante; pero de cualquier manera tampoco lo que señalamos es algo que está en el “aire”: hay analistas que están marcando el tipo de problemas que señalamos aquí sobre las perspectivas de Massa.

Finalmente, esta el caso de Macri: su proyecto de presentarse por fuera de los partidos patronales históricos es un punto débil de su proyección. Sin embargo, si la alianza que se especula con Carrió prosperara, las cosas podrían tomar un rumbo algo distinto: amplias porciones de las clases medias altas no “progresistas” podrían ir a parar a ese acuerdo.

Por fuera de esto lo que queda es la UCR, que deshoja la margarita a estas horas sobre qué hacer. Su presidenciable más fuerte es Cobos, pero está de todos modos lejos de los tres candidatos que acabamos de mencionar. El radicalismo se parece cada vez más al PMDB (Partido Movimiento Democrático de Brasil): un partido que conserva una inserción territorial nacional, pero que no puede aspirar a encabezar una alternativa presidencial ganadora. 

 

La izquierda

 

En este contexto debemos insertar la posible performance electoral de la izquierda. Está ocurriendo un fenómeno contradictorio: si no hay mayor radicalización política ni un ascenso generalizado de las luchas, la izquierda clasista en nuestro país ha logrado abrirse un espacio electoral de suma importancia que habrá que ver cuan estable es. El millón de votos obtenido por el FIT y la representación parlamentaria lograda, aunada a los 115.000 votos obtenidos en las últimas PASO por nuestro partido, no son una franja electoral menor; franja que salvo que cambien globalmente las condiciones políticas y electorales, está llamada a mantenerse.

En esto es importante subrayar como en las últimas dos elecciones las alternativas centroizquierdistas (sojeras y K) terminaron derrotadas. El degennarismo (sumando al PCR y el MST) no logró levantar el amperímetro, superando incluso por muy pocos votos a nuestro partido en la provincia de Buenos Aires; también fue un fracaso la participación en la Capital Federal del conglomerado pro-K que ahora se llama Patria Grande, un ejemplo de poroterismo feróz que no tuvo empacho en aliarse a Lozano de la CTA sojera para participar conjuntamente en este distrito.

En las perspectivas de esta centro izquierda no parecen que vayan a haber grandes modificaciones, desgarrada como está entre el kirchnerismo y la izquierda clasista; esto más allá que candidaturas “socialistas liberales” como las de Binner también le “roben” votos por derecha. Este escenario podría cambiar si Solanas termina yéndose del UNEN por un acuerdo de este con Macri.

La performance electoral de la izquierda supone un debate estratégico: cómo utilizar ese mayor peso electoral relativo para avanzar con una política revolucionaria en el seno de los trabajadores. El PO expresa la variante electoralista de este desarrollo, mientras que el PTS ha hecho gala de un reiterado sindicalismo.

El PO ha privilegiado una construcción territorial componente que es imprescindible para toda ampliación de la influencia entre más amplios sectores; pero esto jamás debería hacerse a costa de una construcción orgánica en el seno del proletariado como ocurre en su caso.

La tara del PTS es de otra índole. Tiene pocos anticuerpos ante una construcción que parece adaptarse a orientar reivindicativamente algunas experiencias antiburocráticas pero sin lograr resolver el difícil problema de cómo batallar para elevar dichas experiencias a un plano más político: cómo hacer para que las presiones sindicalistas no terminen vaciando de contenido las posiciones conquistadas.

 

Hagamos un gran acto el sábado 6 de diciembre

 

Nuestro partido tiene el orgullo de haber soportado las presiones de haber sido dejado afuera de un frente electoralmente exitoso. Amparándose en los mecanismos proscriptivos de la ley electoral, los integrantes del FIT pretendieron marginarnos aprovechándose que para la convocatoria a las elecciones del 2011 la justicia electoral nos había quitado la legalidad nacional.

Cuando comenzamos a recuperarla en el 2013 realizamos una importante elección del 1% en los cuatro distritos donde nos presentamos: Capital Federal, Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Neuquén. Los integrantes del FIT no se preocuparon demasiado porque aprovechándose del mecanismo proscriptivo de las PASO se podían “apropiar” de nuestros votos para llegar a los pisos necesarios para ingresar diputados y legisladores.

Sin embargo, para el año que viene las cosas no se presentarán de manera similar: estamos al borde de nuestra legalización nacional, ¡la que cuando se concrete significará una enorme conquista partidaria!

Más allá de lo anterior, lo más importante es que venimos de llevar adelante una experiencia de lucha enorme como la de Gestamp, la que aportó al aprendizaje de las nuevas generaciones obreras y militantes, a la recuperación de los métodos de lucha tradicionales de nuestra clase más allá que terminara en una dura derrota. Esta experiencia quedó acumulada en el acervo de nuestro partido para los desafíos que están por delante, para el esfuerzo de redoblar nuestra inserción entre el proletariado.

Parte de esta ubicación es la pelea por lograr consagrar a Maximiliano Cisneros como delegado en Firestone. Pelea con no sólo nos hemos visto obligados a encarar contra la patronal de la planta y la burocracia Violeta que dirige el sindicato, sino incluso contra el PO y la Negra del SUTNA San Fernando que no han tenido empacho en intentar dividir el sector de nuestro compañero. Pelea esta que se enmarca en las elecciones de la CTA Yasky que se realizará el próximo 17 y 18 de noviembre y que es a estas horas la principal tarea partidaria.

En tercer lugar está el nuevo salto que está viviendo la experiencia de Las Rojas. Luego de una exitosa participación en el Encuentro de Mujeres en Salta (donde asistimos con una nutrida delegación de la que participó Rocio Girat), estamos redoblando los esfuerzos para sumar nuevas compañeras a la agrupación haciendo de la misma una construcción cada vez más nacional, al tiempo que tensando las fuerzas para la próxima marcha del 25 de noviembre en el día de la lucha contra la violencia hacia las mujeres.

Y en cuarto lugar, nuestra juventud de ¡Ya Basta! y Tinta Roja está participando en elecciones estudiantiles en decenas de facultades y colegios; una participación que desde el punto de vista de nuestra inserción estudiantil, debe ser la más extendida desde la fundación de nuestro partido.

Finalmente, nuestro partido está poniendo a punto la organización de un gran acto partidario el próximo sábado 6 de diciembre en la Capital Federal, iniciativa de la que daremos más detalles en nuestra próxima edición pero estamos pensando como un acto nacional en el cual participen delegaciones de las regionales de todo el país.

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