Yamila Cuello desaparecía en Córdoba el 25 de octubre de 2009 con veintiún años de edad. Ella es de Coronel Olmedo, un barrio de los tantos que viven en la pobreza de la ciudad de Córdoba. Salió un mediodía de su casa y pidió que le prepararan el agua para bañarse para la tarde, cuando volvería. Desde ese entonces, nunca más volvió.

La familia quiso realizar la denuncia en la Comisaría, pero como es habitual en el país de los derechos humanos, dieron las vueltas de protocolo para realizarla. Tres días se tomaron para recibir la denuncia. Y hace cinco años que la causa dio vueltas de juzgado provincial a federal hasta ubicarse en la Fiscalía Federal Nº 1 a cargo del Dr. Enrique Senestrari (conocido por sus investigaciones de la narcopolicía de De La Sota).

Hasta el momento, el único imputado y sospechoso de la desaparición de Yamila, quedó sobreseído en 2010. Habiendo testimonios de que el hombre ejercía violencia hacia Yamila. Incluso la familia denuncia que obligaba a Yamila a pagar por sus apuestas haciéndola tener sexo con distintos hombres. Es decir, casi como un proxeneta.

Lo cierto es que la complicidad del poder político está a la orden del día en la causa de Yamila. Una causa que no ha dado ni un solo paso concreto en la obtención de justicia ni mucho menos en la aparición de Yamila.

La lucha por la aparición de Yamila

La lucha por la aparición de Yamila tomó un tinte diferente el año pasado, cuando se conformó la Coordinadora por la Aparición de Yamila Cuello. Un espacio que se fundó con el fin de “realizar acciones concretas para difundir la búsqueda de esta joven, conseguir asesoramiento legal y recaudar fondos para tales fines”.

Durante todo el año pasado se hicieron acciones callejeras con radio abierta, escraches y marchas que dieron gran difusión al caso y que generaron incluso movimiento en la causa. De hecho, fueron citados a declarar por esos meses distintos familiares de Yamila.

Pero fue hacia fin de año que la Coordinadora recibió fondos del Estado Provincial. Desde ese entonces como organización de mujeres independientes del gobierno, nos retiramos de la Coordinadora. Es que la cooptación por parte del Estado no es nada nuevo ni en el movimiento de mujeres ni en las organizaciones sociales. El financiamiento estatal, como discutimos en la Coordinadora hacia fin de año, te pone otras presiones. Como por ejemplo, a quién se denuncia y cómo, te saca de la calle, te deja sin los principales recursos que te da la pelea independiente. Como lo fue la denuncia fuerte y clara en la calle con el caso de Karen Magalí Vivanco, quien apareció tras haberse movilizado familiares y organizaciones que estamos al salto ante cada caso.

Y así fue que lamentablemente este año la Coordinadora no encaró ni una sola acción callejera excepto la marcha por los cinco años de la desaparición, así como no convocó ni a una sola instancia de coordinación en todo el año. Y tampoco tuvo como eje una denuncia contundente hacia el gobierno nacional ni provincial que sin duda son enteramente responsables del vacío que hay en cuanto al caso de Yamila.Cabe también un llamado a las organizaciones que conforman este espacio como AMMAR CTA Córdoba, el MST, el PTS y el PO. Tanto AMMAR, que pasó de denunciar a la Secretaría deAsistencia y Prevención de la Trata de Personas a celebrar el diálogo que ha abierto el gobierno provincial hacia ellas, a organizaciones que se dicen independientes pero que hoy por hoy, forman parte de un espacio que ha recibido financiamiento estatal y que no denuncia al gobierno desde que esto ocurrió.

Seguimos en las calles…

Desde Las Rojas, después de la experiencia hecha con Magalí Vivanco y con tantas otras mujeres que acompañamos en Buenos Aires, en Moreno, en La Plata, en Rosario, en Mar del Plata, en Olavarría, reafirmamos que la lucha en las calles y con la necesaria independencia política, es la única manera de conseguir verdaderas respuestas para el movimiento de mujeres.

Julia Di Santi

 

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