La tarea de la hora es convocar a un gran encuentro nacional unificado de luchadores para enfrentar el nuevo ajuste – 


En las últimas semanas se ha estado discutiendo entre el activismo qué iniciativa tomar frente al deterioro del país. Lamentablemente, ninguna iniciativa digna de tal nombre se está logrando en la izquierda clasista, sobre todo por responsabilidad de la verdadera “maquina de impedir” en la que se ha transformado el “frente de izquierda” a lo largo de todo el año.


La realidad es que el FIT vino rengueando por detrás de los acontecimientos desde la devaluación y el ajuste largado por el gobierno en enero pasado. No fue siquiera capaz de sacar una declaración en común frente a los dos paros generales de Moyano;menos que menos logró poner en marcha una campaña por el no pago de la deuda externa o intervenir de manera conjunta en algunos de los conflictos obreros más importantes del 2014.


Frente a tanta inacción, a medidos de marzo de este año logramos poner en pie con varias tendencias el Encuentro de Atlanta, encuentro que con una participación de 3.000 compañeros y compañeras se manifestó, principalmente, contra el ajuste K y a favor de un paro general (una pelea que dimos desde nuestro partido), paro que se concretó el 10 de abril pasado con gran participación de las fuerzas del encuentro en los cortes de Panamericana y el resto del país.


Sobre esa base, desde nuestro partido impulsamos la realización de un 1o de Mayo unitario, iniciativa que se impuso luego del paro, pero que el PTS e IS se negaron a apoyar durante el encuentro en marzo.


Finalmente, ante la presión de los acontecimientos, en el seno del FIT se llevó a cabo una negociación mediante la cual se logró un 1o de Mayo unitario entre las cuatro fuerzas: el PO, el PTS, el nuevo MAS e IS, a la que se sumaron el “Perro” Santillán y otras fuerzas menores.


Inmediatamente estalló el histórico conflicto en la autopartista Gestamp. Un conflicto liderado por nuestro partido, que llegó a la ocupación parcial de la planta y logró el hecho inédito de paralizar toda la producción automotriz del país por varios días. Cristina Kirchner en persona tuvo que intervenir denunciando a los obreros que todavía “soñaban con la toma del Palacio de Invierno”.


Demás está decir que durante el conflicto de Gestamp, uno de los más importantes del año, se realizó un encuentro regional del Encuentro de Atlanta con la participación de cientos de trabajadores, además de la joven militancia de nuestro partido, cuya primera y más importante resolución fue el apoyo a la heroica lucha de los compañeros de Gestamp.


Luego de esta iniciativa, sin embargo, no se realizaron más encuentros. IS adujo que “no era el momento porque se venía el Mundial”, y el PTS, con su clásica orientación ultimatista cuando encabeza un conflicto, se negó a cualquier otra cosa que no fuera subordinarse a sus decisiones unilateralmente resueltas y que la mayoría de las veces significan debilitar las luchas en vez de fortalecerlas.


Con un método opuesto, nuestro partido impulsó la realización de una reunión abierta a todas las fuerzas en el Hotel Bauen para tratar de concretar una gran jornada nacional de apoyo a la lucha de Gestamp.


En todo este tiempo de durísimas luchas de la nueva generación obrera, nadie sabe a qué se dedicó el Partido Obrero. A lo largo de todo el año su agenda estuvo ordenada alrededor de la participación electoral en el 2015; no fue protagonista, realmente, de ninguno de los dos principales conflictos de vanguardia del año, como los de Gestamp y Lear, conflictos que, por añadidura, conmovieron el control monopólico del gremio mecánico por parte de una de las burocracias más fuertes del país, la Verde del gordo Pignanelli.


Tanto el PTS e IS, como el PO, dejaron pasar el momento más álgido de las luchas de vanguardia contra el ajuste sin tener iniciativa de conjunto alguna. Durante meses nuestro partido insistió en la necesidad de realizar un gran encuentro nacional unificado que incluyera, a la vez, al SUTNA San Fernando, dirigido por la lista Negra orientada hoy en día por el PO, conducción que lamentablemente también se caracterizó por su parálisis durante lo que va del 2014.


Así se llega al escenario actual, en una coyuntura donde venimos de dos fuertes derrotas en las luchas de la vanguardia, pero en la que se está deteriorando a ojos vista la situación económica mientras el gobierno está rumiando alrededor de cuándo convalidar una nueva y dramática devaluación que licuaría del todo los acuerdos paritarios, lo que podría desestabilizar de conjunto la coyuntura nacional. Un escenario donde nadie en la oposición patronal quiere “hacer olas”; tampoco Moyano, que parece decidido a no convocar a un nuevo paro general, al menos por este año.


En estas condiciones, el PO y el PTS pretenden convertir todo lo que ocurre a nivel de la vanguardia y la izquierda en un epifenómeno de sus disputas de mini-aparatos dentro del FIT. Ambas fuerzas son campeonas de la autoproclamación hasta llegar al ridículo. Las dos están infladas como un globo por los votos obtenidos por el FIT, elección de importancia pero caracterizada por la volatilidad tremenda del voto, más aún en las condiciones del mundo actual, donde no se vive aún un proceso de radicalización política hacia la izquierda.


Si el PO vive y muere por los votos sin reparar en las dificultades para su traducción en influencia real orgánica en el seno de la clase obrera y sus luchas, el PTS es una corriente “esclava de los medios”: su “enfermedad” es similar a la del PO pero en lo que hace a los medios; no repara, tampoco, que también la relación con estos es volátil, y tampoco se traduce, mecánicamente, en influencia orgánica en el seno de la clase, influencia que en ningún caso es de masas (como parece estar afirmando), sino de amplia vanguardia, algo muy importante pero que tiene otra escala, evidentemente.


En medio de este clima de autoproclamación sin medida, el PO lanzó meses atrás una iniciativa en el Luna Park que es de autoconstrucción, no una respuesta de conjunto: un “encuentro” consigo mismo. Lo único que le interesa es defender su lugar de primacía en el FIT, una cooperativa electoral que no logró pasar un solo acuerdo en el terreno de la lucha de clases y que se caracteriza por la exclusión mezquina y electorera de otras fuerzas como nuestro partido.
Por su parte, el Encuentro de Atlanta se vio disminuido por algunos de sus mismos integrantes, como IS y el PTS, que se negaron a convocar con anterioridad a un nuevo encuentro nacional (u otras iniciativas comunes, como levantar listas clasistas en ambas CTAs, como está haciendo ahora nuestro partido con la Lista 5 encabezada por Maximiliano Cisneros, compañero reinstalado en Firestone luego de una larga lucha).
A nuestro modo de ver, un paso superador sería convocar a un encuentro unificado bajo un esquema similar al del acto del 1o de Mayo. Un encuentro así podría ser de enorme importancia y es una necesidad en la medida en que, de una u otra manera, se viene una devaluación, que será una conmoción para la cual la izquierda revolucionaria debe prepararse.


En esa perspectiva participaremos del encuentro reducido que se realizará el 25 de octubre.
Por otra parte, insistimos en que parte importantísima de cualquier discusión, en cualquier ámbito, es sacar las lecciones de las luchas que venimos dando desde la nueva generación obrera y la izquierda. Utilizar dichas luchas para construir el propio aparato y no al servicio de que esta nueva generación haga una experiencia de lucha real y avance en los métodos tradicionales de pelea de la clase obrera, sólo puede conducir a derrotas.


El desarrollo de la lucha de clases plantea avanzar de manera unitaria. Hay tiempo todavía para convocar a un gran encuentro nacional unificado acordado entre todas las fuerzas que defendemos la independencia de clase, así como para abrir camino al 2015 una discusión honesta entre el FIT, nuestro partido (que está a punto de obtener su legalidad nacional) y otras figuras de peso electoral que se hanacercado últimamente a los conflictos obreros, de cara a las próximas elecciones.


Ernesto Aldana y “Chino” Heberling por el comité ejecutivo del Nuevo MAS, 6 de
octubre del 2014

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