Cristina en la Asamblea General de las Naciones Unidas

 

 

En estos días se desarrolló de manera rutinaria la Asamblea General anual de la ONU. la cual brindó a Cristina una oportunidad para de salir del país, tratar de dejar momentáneamente atrás los problemas de una resquebrajante situación económica, y de ser posible, apuntalar su fortaleza política. Entonces allí estuvo ella, se paró frente a un semi vacío salón, y se dedicó durante 37 minutos a dar un discurso que tuvo como objetivo el defender su accionar político.

 

Entre la inocencia y el cinismo

 

Cristina abrió su discurso felicitando a la Asamblea General de la ONU por haber aprobado el 10 de septiembre pasado una resolución a favor de tratar de construir un marco jurídico general para avanzar en ponerle algún freno a los fondos buitres. El gobierno hizo mucha alharaca con eso pero, como ya lo anticipamos en estas páginas, esa votación tiene tanto peso como la espuma. Nadie se tomó realmente en serio esa resolución, más teniendo en cuenta que entre los 11 países que votaron en contra se cuentan a Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Japón.

Ante esta realidad Cristina se quejó de la falta de democracia en el seno de la ONU y en tono casi épico exclamó: “Debemos luchar, esta Asamblea debe retomar los poderes que ha delegado, poderes que ha delegado en un Consejo (el de seguridad)… debemos rescatar que esta Asamblea, la soberana, la de Naciones Unidas, donde cada uno de nosotros valemos un voto, sea la verdadera democracia global.”

¡Impresionante!¡Parece escuchar la voz de Dantón ante la Asamblea Nacional en la Francia revolucionaria de 1789!¡La del Che Guevara llamando a hacer uno, dos, mil Vietnam!… Pero veamos todo un poco más detenidamente.

Ante este escenario Cristina nos dijo: “Yo no soy ni pesimista ni optimista, quiero ser realista. En todo caso, entre el pesimismo y el optimismo, elijo siempre el optimismo, pero con realismo, porque el optimismo sin realismo, o es ingenuidad o es cinismo.”

La verdad es que nos cuesta decidirnos por una de las dos opciones que nos ofrece la señora presidente. No obstante creemos que sería un exceso de ingenuidad el querer destruir el imperialismo y todas las relaciones de fuerza militares y económicas que supone, por medio de una votación a mano alzada. Esta nos parece una opción poco “realista”.

Es que el problema no es la falta de democracia en la ONU, está nunca podría ser de otra manera. Puesto que la ONU no es más que el reflejo institucional de este orden jerárquico internacional en donde hay potencias imperialistas  y semicolonias periféricas.

En más de una oportunidad hemos hablado en estas páginas sobre el rol de las Naciones Unidas y de la falsa democracia internacional que pretende simular su Asamblea General. Con justicia el socialismo revolucionario a caracterizado históricamente a la ONU como una cueva de bandidos dominada por el quinteto formado por EE.UU., China, Rusia, Inglaterra, y Francia,  quienes  integran de manera permanente su Consejo de Seguridad, y donde cada uno tiene el poder de vetar toda resolución que no sea conveniente a sus intereses o los de sus aliados.

Dicho esto, no nos queda más que deducir que la cruzada de la jefa del kirchnerismo en el seno de la Asamblea General de la ONU, lejos de ser un llamado a la lucha antiimperialista es una maniobra cínica destinada a ocultar el verdadero objeto de su política en dicha asamblea.

Veamos de qué se trata.

 

El pez por la boca muere

 

Las palabras de la presidenta de nuestro país estuvo pensado más con miras en la agenda interna que en la situación internacional. En su discurso hizo un pormenorizado repaso por los “logros” de los gobiernos kirchneristas desde el 2003, y habló de varios temas como el terrorismo y medio oriente, pero el centro de su alocución fue el problema de los fondos buitres y una defensa cerrada a la estrategia K para pagar la deuda externa.

Sus dichos son importantes porque reflejan, más allá de los fuegos de artificio de su oratoria, el carácter intrínsecamente entreguista de este gobierno.

Escuchemos sus palabras: “ (en 2003 declaramos ante esta asamblea) que asumíamos como país el haber adoptado políticas que nos habían impuesto; que asumíamos nuestra responsabilidad, pero que también pedíamos y pretendíamos que el Fondo Monetario Internacional y los acreedores, asumieran parte de la responsabilidad de ese endeudamiento.” Dejemos de lado el cándido pedido al FMI de “asumir sus responsabilidades”, lo único concreto aquí es el reconocimiento por parte de Cristina de que ellos han decidido que Argentina asuma “como país” las consecuencias de las políticas “que nos habían impuesto”, y con esto, todo el costo de la fiesta de las ultimas seis décadas. Cristina lejos de repudiar el saqueo que diezmó al país, decide que los trabajadores de la Argentina paguen los platos rotos de una fiesta en beneficio de la burguesía y el imperialismo que armaron los milicos, la UCR, el PJ durante décadas. Es decir que el bautismo internacional del kirchnerismo constituyó una agachada onda y lironda en beneficio del capital financiero internacional.

En su vocación pagadora hay que creerle, puesto que no solo lo dijo de palabra en la ONU, sino que el kirchenrismo lo transformó en ley en el parlamento. Puesto que en eso y no en otra cosa consiste la “Ley de Pago Soberano” que se aprobó en el Congreso hace dos semanas. Esta norma además de plantear la posibilidad de cambiar la ventanilla de pago de los bonos, establece que el pago de la deuda es de “orden público” y que por lo tanto la misma es prioritaria para el Estado argentino y de esta forma queda de hecho excluida de cualquier investigación sobre su origen y renegociación… y los funcionarios a resguardo de cualquier juicio por su responsabilidad.

Pero no satisfecha con esto, la presidente quiso dejar bien en claro su leal compromiso con el capital financiero internacional: “Porque bueno es también recalcarlo, que nuestros gobiernos no fueron los que declararon el default, fuimos, sencillamente, los que nos hicimos cargo, como correspondía y pagamos, desde el año 2003 a la fecha, más de 190.000 millones de dólares” una verdadera “década ganada” para los que saquearon al país.

Es preciso rechazar este falso progresismo de “pagadores seriales”. Los trabajadores y la juventud debemos denunciar esta política que consolida y profundiza la entrega del esfuerzo nacional a los capitales internacionales. Debemos prepararnos para enfrentar la futura devaluación y el alza de la inflación y organizar la lucha por nuestros intereses.

 

Martín Primo

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