El asesinato de Paola pone una vez más sobre la mesa que el accionar de la justicia, sus fiscales y jueces, no es otro que el de proteger femicidas y dejarlos libres para que vuelvan a matar a otra de nosotras. ¡Lizarralde estuvo caminando libremente por las calle cuatro días, como Molina, el asesino de Silvana Córdoba y Elsa Cano, estuvo libre siete años hasta que volvió a matar y luego otros 15 días prófugo! Cuando se trata de buscar a las mujeres desaparecidas y detener a los principales sospechosos, siempre hay una excusa, como las que utilizó el fiscal misógino Oyhanarte: “que no hay pruebas suficientes”, o que “se fue por voluntad propia”. Cuando se trata de condenar a los femicidas, siempre hay un atenuante, el más escandaloso es el argumento de la “emoción violenta”, que utilizaron los jueces Crucella, Guerrero Marín y Ottonelo de la Cámara sexta del Crímen, para absolver al doble femicida Molina. Y así, quedan impunes y se legitiman las formas más extremas y aberrantes de violencia hacia las mujeres que acaban con nuestras vidas. Es precisamente ese el rol que cumplen estas instituciones como la justicia, y por eso decimos que son patriarcales, porque reproducen nuestra situación de opresión.

Hace tres meses el movimiento de mujeres junto con las compañeras de trabajo de Silvana Córdoba, salía a las calles a escrachar a los jueces misóginos, porque no queríamos que el noveno femicidio de Córdoba quedara impune, y pedíamos la destitución de los mismos. El lunes pasado en una movilización histórica, que convocó a miles y miles de mujeres y hombres, pedimos justicia por Paola Acosta y la destitución inmediata de Oyhanarte.

Son estas luchas concretas contra la justicia las que han sacado a las calles al movimiento de mujeres. Las Rojas creemos que este es el camino a seguir. No desviamos nuestros reclamos a la legislatura, pidiendo leyes que ya existen y que son inaplicables por falta de presupuesto, como plantea el Plenario de Trabajadoras, como tampoco creemos como Mumalá, que sea suficiente que se declare la “emergencia provincial por violencia de género”, una ley para otra ley, como decretó el kirchnerista Urtubey recientemente en Salta para lavarse las manos.

Para que las leyes se cumplan hay que imponerlas con la lucha y la movilización de las mujeres en las calles. Y hoy la lucha que está en las calles es contra la justicia y sus funcionarios machistas, que protegen femicidas. De nada ha servido tener leyes contra la violencia de género, ¡si los femicidas entran y salen cómodamente de las cárceles en el mismo día!.

Tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas y hacer crecer este movimiento. Gracias a la presión que ejercimos los familiares, agrupaciones de mujeres y políticas desde el jueves, la justicia retrocedió, detuvo al femicida Lizarralde, desvinculó a Oyhanarte de la causa y encontramos con vida a Martina.

Lamentablemente, cuando urgía salir con todo a pedir la aparición inmediata de Paola y Martina, cuando había que presionar a la policía y a la justicia, la izquierda independiente y sus corrientes estudiantiles como CAUCE-(COB-LA BRECHA) brillaron por su ausencia. Estaban muy ocupados en la jornada que convocaron de limpieza del pabellón España de la Facultad de Filosofía. Y esto no nos sorprende, porque no es la primera vez que la lucha por nuestros derechos está en el último lugar de sus prioridades. Los mismos que hacen campañas vacías contra violencia machista, cuelgan bombachas para “denunciar” la explotación sexual, hacen charlas y jornadas sobre “géneros”,  son los mismos que se borran cuando de luchar contra el gobierno y la justicia se trata. Los mismos que convocaron por facebook a las movilizaciones para exigir justicia por Silvana y después ni un sólo militante se hizo presente. Fue el masivo repudio popular lo que los obligó a retroceder de su acostumbrada política de no salir de las cuatro paredes de la universidad, y sumarse a la última movilización. Esperamos volverlos a encontrar en las calles.

Hacemos otro llamado de atención al MST, que no quiso coordinar las acciones con el conjunto del movimiento, actitud que hubiese servido para fortalecerlas y estar en las calles todos los días, y que no permitió que las organizaciones, ni los familiares de otras víctimas pudieramos tener un lugar en el acto de la marcha, como si fuese “su” marcha y no una expresión de bronca y lucha real.

Las Rojas creemos que es necesario multiplicar nuestras fuerzas y seguir movilizadas porque no confiamos ni un gramo en esta justicia podrida. Hay que arrancarle la condena perpetua para el femicida de Paola, y el de todas víctimas. Para eso debemos trabajar en unidad, el conjunto del movimiento de mujeres y los estudiantes, y salir con todo a las calles el próximo lunes.  Porque es la única forma de golpear con un sólo puño a la justicia patriarcal, al gobierno de Cristina y De la Sota y todos sus funcionarios misóginos.

 

Paola Acosta PRESENTE!

Destitución YA de los jueces y fiscales que amparan femicidas!

Ni una MUERTA MAS!

 

 

Flor, Las Rojas Córdoba.

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