Marcha del 19 de diciembre

 

El pasado jueves 19 se realizo la marcha y acto contra el ajuste inflacionario que ha desatado el gobierno. Con una participación de unas 8.000 personas, se trató de la primera acción política contra el ajuste de Cristina.

No pudo ser más oportuna. Es que los análisis de fin de año están poblados de alertas acerca de la crisis que viene y el interrogante acerca de quién pagará las cuentas del acelerado deterioro que vive la economía.

Si en los últimos días el gobierno logró postergar el inicio de las negociaciones paritarias para comienzos de marzo, nadie sabe cómo evitara que los trabajadores sientan que el valor de referencia son los aumentos otorgados a las fuerzas represivas.

Aquí asoma una dramática contradicción: el gobierno viene «inflacionando» una economía que ya arrastra una enorme inflación de base. Esto al haber dejado correr aumentos de precios generalizados en las últimas semanas, el aumento formal de las naftas, de la medicina prepaga y demás. Y, al mismo tiempo, pretende salarios a la baja.

Para este objetivo ahora resulta que comenzará a partir de comienzos del año una nueva «canasta» de productos con precios «congelados»; pero todo el mundo sabe que la susodicha canasta es una estafa: se agota en cinco minutos y abarca demasiado pocos productos y marcas.

Conclusión: no sirve para nada, mientras los precios se van a las nubes.

Al mismo tiempo, los salarios a la baja casi han muerto antes de empezar como efecto indirecto de la rebelión policial. Los gremios hablan de algo en torno al 30 por ciento, más o menos la inflación esperada para el 2014, de manera tal que si el gobierno propone cifras muy debajo de eso, se irá inevitablemente a un clima caldeado.

Sin embargo, habrá que desbordar a la burocracia sindical si se quiere llevar adelante una lucha consecuente.

Ahí se coloca el acto del 19 pasado. Encabezado por la CTA Micheli, una burocracia que es la debilidad en persona, casi no llevó estatales a la marcha. Sin embargo fue una acción muy progresiva porque colocó políticamente en la agenda la lucha contra el ajuste K.

Su debilidad: ninguno de los oradores de dicho acto (incluyendo a Pitrola del PO) planteó lo que había que plantear y es evidente: hay que trabajar desde ahora por un paro general a comienzos de marzo si se quiere evitar que el gobierno imponga a los trabajadores paritarias a la baja.

Por su parte el PTS dio un espectáculo ridículo al marchar el 20 en una movilización raquítica y marginal que no tuvo como eje la lucha contra el ajuste y tampoco el plantear la necesidad del paro general; solo tomaron el ángulo democrático.

La realidad es que han perdido la brújula en cuanto las cosas se han comenzado a mover; esto además del hecho que en los dos acontecimientos de fin de año: crisis policial y ajuste K, el FIT se ha mostrado a cielo abierto como lo que es: una cooperativa electoral para juntar porotos, no un polo político al servicio de la lucha de clases.

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