Reapertura de las sesiones en el Congreso –

Pasado el Mundial, comenzaron los partidos de la Copa Argentina, se preparan los inicios de los campeonatos nacionales. Eso en el terreno futbolístico. En el ámbito del Congreso Nacional, en agosto se larga el campeonato represivo: ¿qué ley antirepresiva votamos? Es la pregunta que se hacen los legisladores. Hasta ahora tienen once proyectos diferentes para debatir y consensuar.

Las diputadas Diana Conti y Alicia Comelli se colocaron a la “ultraizquierda” del espectro político burgués porque en su iniciativa para “regular” la protesta social, incluyen la amnistía para los luchadores procesados a partir de diciembre de 2001. Con algunas variantes, Araceli Ferreyra presenta una iniciativa semejante. A ellas se sumó Virginia Linares del GEN. ¡Horror! Si todos se corren cada vez más a la derecha, cómo estas chicas osan esta postura “izquierdista”.

Los macristas protestaron contra la amnistía, los massistas plantearon la genial idea de crear algo así como un protestódromo, no se sabe si con salida directa a la comisaría más cercana.

Pero quedémonos tranquilos porque, en la búsqueda de consenso, las principales legisladoras que impulsan el proyecto convocaron, en la Comisión de Asuntos Constitucionales, al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, al CELS, la CTA y a dirigentes de la organización Quebracho, que tiene detenidos a dos de sus integrantes, uno de ellos en grave estado. En declaraciones públicas estas organizaciones desaprobaron tajantemente la iniciativa. El que dejó la puerta abierta en la discusión de la amnistía fue Facundo Escobar, referente de Quebracho: “Nosotros no fuimos a hablar de la regularización de la protesta porque entendemos que es algo que no se puede hacer. Por lo tanto, planteamos que cualquier intento de discusión al respecto requiere de ir a un punto cero, es decir, que deben amnistiar a todos los luchadores populares presos o procesados”. (agenciapacourondo.com.ar, 24/6/14, negritas nuestras)

Lo que quiere evitar el kirchnerismo es un nuevo fracaso político (como ocurrió con el anteproyecto Kunkel que era burdamente reaccionario) y entonces busca aliados por derecha y por “izquierda”. Para cubrir el flanco “izquierdo” lanza el señuelo del levantamiento de todos los procesos a los luchadores. Con algunas excepciones, por supuesto. ¿Cuáles son estas? En el segundo párrafo del art. 6° lo dice claramente: “‘Se excluyen los delitos de homicidio, lesiones graves y cualquier otro que implique el ejercicio directo de violencia física sobre las personas’”.

Los primeros que quedan excluidos son los compañeros de Las Heras, sobre los que pesa el cargo de homicidio calificado y coacción agravada. ¿Pero cuántos más quedarán por fuera del alcance de esta “amnistía”? Porque los cargos que pesan sobre los compañeros en su mayoría son “atentado o resistencia a la autoridad” y “ejercicio directo de violencia física sobre las personas”. (Datos extraídos del Boletín CORREPI N° 723, 21/7/14)

No sabemos cuántos de los compañeros procesados quedarían por fuera de esta tipificación. Es más, si ésta es más leve, la justicia tiene tiempo de cambiar la carátula antes de que se sancione la ley. Por lo tanto, la cantidad de compañeros beneficiados podría ser mínima y abarcaría a los menos afectados desde el punto de vista penal. Pero no es una discusión sobre números ni tipo de causas. Para nosotros no hay distinción entre luchadores. Estamos por la absolución, libertad y desprocesamiento de todos y en contra de toda maniobra extorsiva por parte del gobierno y la oposición.

La legitimación de la represión en tiempos difíciles

Sin ley votada aún, la represión a los trabajadores de Lear y de EmFer hizo poner el pie en el acelerador al kirchnerismo sobre su ley antipiquetes. ¿Por qué, si sin ley igual nos corren de las calles y las rutas y nos sitian fábricas con policías y gendarmes? Porque para que la represión sea orgánica, parte medular de las instituciones del Estado y herramienta para su utilización cotidiana, es más eficaz y genera menos contradicciones en su aplicación si se convierte en ley. Es la diferencia entre un modus operandi y una ley o decreto. Porque le otorga legitimidad ante el conjunto de la población, incluidos los trabajadores. No son lo mismo los palos de Berni o de la Metropolitana que los que surgen dispuestos desde las sagradas instituciones “democráticas” que, aunque haya bronca contra el gobierno, no son cuestionadas todavía como tales en su totalidad.

Por eso el kirchnerismo necesita blandir la ley antipiquete en sus manos. No va a haber ningún “tirón de orejas” a algún gobernador “díscolo” que reprima duramente ni tampoco al derechista de Macri: todos juntos aplicarán la misma letra impuesta en el Congreso.

Desde los socialistas del Nuevo MAS redoblamos su rechazo, incluida su amnistía, que es la trampa por la que quieren hacer pasar su ofensiva antiobrera.

Llamamos a repudiarla en su totalidad y luchar por una verdadera y total amnistía y la libertad de todos los luchadores procesados sin ningún condicionamiento ni como prenda de negociación para imponernos una nueva legislación represiva.

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