La Crisis en Gaza ha pegado un nuevo salto, las tropas del ejecito sionista de Israel han iniciado una intervención terrestre en los territorios de Gaza. El objetivo de este es claro, incrementar la violencia y efectividad del genocidio que han comenzado desde hace décadas con la complicidad del imperialismo.

Las consecuencias de esta intervención son impredecibles, el primer resultado es que las víctimas se han incrementado exponencialmente, ya son más de 600 los muertos del lado de la población palestina lo que aumenta dramáticamente la barbarie sionista. Pero este no es el único resultado. La incursión en los territorios de Gaza ha redundado en crecientes bajas de soldados israelíes que empieza a preocupar a los jerarcas sionistas. Aunque la situación no es la misma, Israel aún tiene fresco el recuerdo del desastre de Libano en 2006 cuando luego de entrar en territorio defendido por Hezbola, tuvieron que huir humillados con la cola entre las patas.

En todo caso, la situación no es la misma, la resistencia en Gaza está mucho más debilitada y acorralada que en oportunidad del Líbano, las consecuencias de esta escalada no se pueden prever, ni el alcance de este genocidio tiene techo conocido.

Desde la Corriente Socialismo o Barbarie somos parte en todos los sitios del mundo donde nos encontramos de la lucha contra este genocidio interminable, y la denuncia contra el criminal estado de Israel. Esta campaña sostenida durante años empieza a dar sus primeros resultados, la legitimidad del Estado sionista viene siendo cuestionada por cada vez mayores sectores de la población mundial, inclusive dentro de la misma colectividad judía alrededor del mundo, aunque aún con demasiada poca fuerza, se hacen a oír las voces de repudio que denuncian la masacre: “no en mi nombre” es la consigna que empieza a repetirse en varios idiomas.

Exigimos a todos los gobiernos la ruptura de relaciones con Israel, y llamamos a todos los sectores democráticos y humanitarios a ponerse de pie contra esta criminal guerra de extermino contra la población palestina.

Fuera Israel de Gaza y palestina.

Por una palestina libre laica y socialista

Abajo el estado de Israel

A continuación publicamos un artículo de Ilan Pappé, nacido en Haifa en 1954, es considerado el mayor historiador israelí, especialmente en el tema de la conformación del actual Estado de Israel. Los ataques sufridos después de la publicación de su obra monumental, “La limpieza étnica de Palestina”, lo obligaron a exiliarse. Hoy es profesor de Historia y director del Centro Europeo de Estudios Palestinos de la Universidad de Exeter, Gran Bretaña.

La visión sionista de un Israel que se extienda sobre la totalidad de la Palestina histórica, exige el exterminio del pueblo palestino

Por Ilan Pappé, The Electronic Intifada, 13/07/2014

Nota de SoB: Ilan Pappé, nacido en Haifa en 1954, es considerado el mayor historiador israelí, especialmente en el tema de la conformación del actual Estado de Israel. Los ataques sufridos después de la publicación de su obra monumental, “La limpieza étnica de Palestina”, lo obligaron a exiliarse. Hoy es profesor de Historia y director del Centro Europeo de Estudios Palestinos de la Universidad de Exeter, Gran Bretaña.

En un artículo publicado en septiembre de 2006 en The Electronic Intifada calificábamos la política israelí referente a Gaza de genocidio progresivo.1

Por desgracia, el actual ataque de Israel a Gaza indica que esta política continúa con toda su furia. El término es importante ya que sitúa adecuadamente la brutal acción de Israel (la de entonces y la de ahora) en un marco histórico más amplio.

Se debe insistir en este contexto ya que la maquinaria de propaganda israelí intenta una y otra vez caracterizar sus políticas como políticas situadas fuera de contexto y convierte el pretexto para una nueva oleada de destrucción que en cada ocasión encuentra en la principal justificación para otra serie de matanzas indiscriminadas en los campos de la muerte de Palestina.

El contexto

La estrategia sionista de caracterizar sus políticas brutales como una respuesta ad hoc a tal o cual acción palestina es tan vieja como la propia presencia sionista en Palestina. Se utilizó continuamente como justificación para implementar la visión sionista de una futura Palestina en la que habría muy pocos palestinos originarios, si es que había alguno.

Los medios para lograrlo fueron cambiando con los años, pero la fórmula sigue siendo la misma: sea cual sea la visión sionista de un “Estado judío”, sólo puede materializarse sin una cantidad significativa de palestinos y palestinas en él. Y hoy en día la visión es la de un Israel que se extiende sobre la casi totalidad de la Palestina histórica en la que todavía viven millones de palestinos y palestinas.

Como todas las anteriores, la actual oleada genocida también tiene unos antecedentes más inmediatos. Nació de un intento de frustrar la decisión palestina de formar un gobierno de unidad al que ni siquiera Estados Unidos pondría objeciones.

El fracaso de la desesperada iniciativa de “paz” del secretario de Estado estadounidense John Kerry legitimó el llamamiento palestino a las organizaciones internacionales de detener la ocupación. Al mismo tiempo los palestinos se ganaron una vez más el reconocimiento internacional debido al prudente intento del gobierno de unidad de crear una vez más una estrategia para coordinar las políticas de los diferentes grupos y agendas palestinos.

Ya desde junio de 1967 Israel buscó la manera de mantener los territorios que había ocupado ese año sin incorporar a la población palestina originaria como ciudadanos de pleno derecho. Al mismo tiempo participó en una farsa de un “proceso de paz” para encubrir sus políticas unilaterales de colonización a base de hechos consumados o para ganar tiempo.

Durante décadas Israel diferenció entre las zonas que quería controlar directamente y aquellas que controlaba indirectamente, y ello con el objetivo a largo plazo de reducir la población palestina al mínimo por medio, entre otras cosas, de la limpieza étnica y la asfixia tanto económica como geográfica.

La ubicación geopolítica de Cisjordania da la impresión, al menos en Israel, de que es posible lograr esto sin que se prevea un tercer levantamiento o demasiada condena internacional.

Debido a su excepcional ubicación geopolítica, la Franja de Gaza no se prestaba tan fácilmente a esta estrategia. Ya desde 1994 y todavía más cuando Ariel Sharon llegó al poder como primer ministro a principios de la década de 2000 la estrategia respecto a Gaza fue convertirla en un gueto y de alguna manera esperar que su población (que a día de hoy asciende a 1.800.000 personas) cayera en el olvido eterno.

Pero resultó que el gueto era rebelde y que no estaba dispuesto a vivir en unas condiciones de asfixia, aislamiento, hambruna y colapso económico. Por consiguiente, había que continuar con las políticas genocidas para volver a enviarlo al olvido.

El pretexto

El 15 de mayo las fuerzas israelíes asesinaron a dos niños palestinos en la ciudad cisjordana de Beitunia. Un vídeo grabó su asesinato a sangre fría a causa de los disparos de un francotirador. Sus nombres –Nadim Nuwara y Muhammad Abu al-Thahir– se sumaron a una larga lista de asesinatos similares en los últimos meses y años.

Puede que el asesinato de tres adolescentes israelíes, dos de ellos menores, que habían sido secuestrados en la ocupada Cisjordania en junio, fuera una represalia por el asesinato de los dos niños palestinos. Pero proporcionó a todas las depredaciones de la opresiva ocupación el pretexto para, en primer lugar y sobre todo, destruir la delicada unidad en Cisjordania, pero también para llevar a cabo el viejo sueño de eliminar a Hamás de Gaza con el fin de que el gueto recuperara la calma.

Desde 1994, incluso antes de que Hamás llegara al poder en Gaza, la muy peculiar ubicación geopolítica de la Franja hizo evidente que toda acción de castigo colectivo, como la que se está llevando a cabo ahora, sólo podría ser una operación de asesinatos y destrucción masivos. En otras palabras, un progresivo genocidio.

El hecho de reconocer esto no impide a los generales que dan órdenes bombardear a la población por tierra, mar y aire. Reducir la cantidad de palestinos y palestinas de toda la Palestina histórica sigue siendo la visión sionista. En Gaza su implementación adopta su forma más inhumana.

Como en el pasado, el momento particular en el que se ha llevado a cabo esta oleada está determinado por otras consideraciones. Continúa el descontento social interno de 2011 y durante un tiempo el público israelí pidió recortar los gastos militares y dedicar a servicios sociales dinero del inflado presupuesto de “defensa”. El ejército calificó esta posibilidad de suicida.

No hay nada como una operación militar para acallar cualquier voz que pida a un gobierno que recorte sus gastos militares.

En la actual oleada también aparecen las típicas características de etapas anteriores de este genocidio progresivo. Se puede ver una vez más el apoyo generalizado judío-israelí a la masacre de civiles en Gaza sin que haya una sola voz disidente significativa. En Tel Aviv las pocas personas que se atrevieron a manifestarse en contra de la masacre fueron golpeadas por fanáticos sionistas mientras la policía se mantenía al margen y observaba.

Como siempre, las instituciones académicas se convierten en parte de la maquinaria. La prestigiosa universidad privada Centro Interdisciplinar Herzliya ha establecido un “cuartel general civil” en el que los alumnos se prestan a ejercer de altavoz de la campaña de propaganda en el extranjero.

Los medios de comunicación participan lealmente sin mostrar imagen alguna de la catástrofe humana que está provocando Israel e informando a su público de que esta vez “el mundo nos comprende y nos apoya”.

Esta afirmación es hasta cierto punto válida ya que las elites políticas occidentales siguen concediendo al “Estado judío” la impunidad de siempre. Con todo, los medios no han concedido a Israel el mismo nivel de legitimidad que éste buscaba para sus políticas criminales.

Entre las obvias excepciones encontramos a los medios franceses, especialmente France 24, y la BBC, que de manera vergonzosa siguen repitiendo como loros la propaganda israelí.

Esto no es sorprendente ya que los lobbies sionistas continúan trabajando sin descanso para presionar a favor de Israel tanto en Francia como en el resto de Europa, como hacen en EEUU.

El camino que tenemos por delante

Actos como quemar vivo a un adolescente palestino de Jerusalén, matar a tiros a otros dos sólo por diversión en Beitunia o asesinar a familias enteras en Gaza son todos ellos actos que únicamente se pueden perpetrar si se deshumaniza a la víctima.

Reconoceré que por todo Oriente Próximo hay actualmente casos espantosos en los que la deshumanización ha cosechado horrores inimaginables como los de hoy en Gaza. Pero hay una diferencia fundamental entre estos casos y la brutalidad israelí: en todo el mundo se condenan los primeros por ser brutales e inhumanos, mientras que el presidente de Estados Unidos, los dirigentes de la Unión Europea y otros amigos de Israel en el mundo autorizan y aprueban públicamente los que comete Israel.

La única lucha fructífera posible contra el sionismo en Palestina es una lucha basada en un programa de derechos humanos y civiles que no diferencie entre unas violaciones y otras, aunque diferencie claramente entre la víctima y los victimarios.

Habría que juzgar con los mismos principios morales y éticos tanto a quienes cometen atrocidades en el mundo árabe contra minorías oprimidas y comunidades indefensas como a los israelíes que cometen estos crímenes contra el pueblo palestino. Todos ellos son criminales, aunque en el caso de Palestina llevan más tiempo actuando que ningún otro.

La identidad religiosa de quienes cometen estas atrocidades o en nombre de qué religión pretenden hablar en realidad no tiene importancia alguna. Ya se califiquen a sí mismos de yihadistas, judaístas o sionistas habría que tratarlos a todos de la misma manera.

Un mundo que dejara de utilizar un doble rasero en su trato con Israel sería un mundo mucho más eficaz en sus respuestas a los crímenes de guerra en cualquier otra parte del mundo.

Poner fin al genocidio progresivo en Gaza y restituir los derechos humanos y civiles básicos de los y las palestinas estén donde estén, incluido el derecho al retorno, es la única manera de abrir una nueva perspectiva de una intervención internacional productiva en Oriente Próximo en su conjunto.

1.- Ilan Pappé, “Genocide in Gaza”, The Electronic Intifada, September 2, 2006.

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