Compartir el post "Redoblemos los esfuerzos por el triunfo de todas las luchas"
A los 23 minutos del alargue, el germano Mario Götze paró una pelota en el área chica y sin dejar que toque el suelo, la metió en el segundo palo, en ese segundo se acabó el sueño de la copa, fue el principio del fin del clima mundialista y el retorno del país a la realidad de la crisis económica (de la que nunca se había ido).
La fiesta se acabó
En las últimas semanas la situación política parecía haber entrado en un impasse; nada parecía perturbar la hegemonía del único acontecimiento que dominaba los grandes titulares y ocupaba la atención de la población. La televisión se solazaba repitiendo las hazañas deportivas del 86 y la “heroica” frustración del 90. Todo cobraba un tinte épico, Argentina “volvía” después de 24 años a una final del mundo. ¡Volvíamos a estar!. Mascherano había dejado de ser un excelente jugador de futbol y había elevado su jerarquía hasta convertirse en la encarnación de “la garra y tenacidad nacional”,;Romero, de cuestionado arquero del seleccionado, pasó a ser un nuevo héroe ungido por las palabras del “Masche” y dos oportunos aciertos que nos abrieron las puertas al Olimpo futbolístico.
La burguesía, el gobierno y la burocracia sindical saben cómo usurpar y aprovechar para sí las ilusiones y anhelos de los trabajadores y sectores populares. La selección “éramos todos”, el mundial “unía al país”, cada cuatro años este “sueño nos hace mejores argentinos”… Esta y otras frases por el estilo pulularon por todos los medios y llegaron a tocar el corazón de muchas personas.
Pero bajo esta fantasía había otra realidad que se seguía desarrollando. El humo celeste y blanco, y la legitima pasión futbolística exaltada por los medios de comunicación de la patronal tenían la intención de ocultar otra verdad. La verdad que se está viviendo y sufriendo en las fábricas: las suspensiones que se transforman en despidos, además de la inflación, el continuo aumento de los precios, los salarios que no alcanzan, y demás “delicias” del ajuste k.
El mundial no frenó la crisis que se está viviendo en la industria metalmecánica (entre otras), pero si veló la política que se estuvo aplicando en las plantas: la “racionalización” de la producción que apunta a aumentar los ritmos de producción y la explotación de los trabajadores para aumentar las ganancias de la patronal a costa de una reducción en la plantilla del personal.
Los objetivos que persigue la alianza del gobierno, patronal y burocracia no están limitados al plano económico; los de arriba buscaron aprovechar la borrachera del Mundial para barrer con las direcciones independientes y de izquierda que, afincadas en el interior de las fábricas, se enfrentan al ajuste.
Pero no todo fue acción de la burguesía; los trabajadores, negando el mito de la unidad nacional con los patrones, salieron a dar sus peleas. Ahí están los trabajadores de la EmFer, que salieron a plantear sus reclamos y fueron brutalmente reprimidos en dos oportunidades por la gendarmería de Berni y Cristina, pero que en respuesta a este atropello, ocuparon la planta. O los trabajadores de Lear, que siguen en su lucha frente a los despidos masivos y que se encuentran ante la necesidad de endurecer sus métodos de pelea para doblegar a una patronal durísima que cuenta con la complicidad del gobierno y la Verde.
“Tristeza não tem fim”
El gobierno brasileño del PT, con Dilma Rousseff a la cabeza, estaba al frente de una gran iniciativa de la burguesía de ese país. Quería hacer del Mundial de futbol de 2014, y los futuros Juegos Olímpicos de Río 2016, dos mega eventos que mostrasen al mundo que Brasil es “una potencia en serio”. Algo parecido a lo que realizó China con los anteriores JJ.OO. de Beijing 2008, donde mostró un despliegue de recursos que impactó al mundo luciendo su infraestructura deportiva y turística, la imponente fiesta de inauguración y cierre de los mismos y en el plano deportivo alzándose como triunfador, desplazando a los EE.UU. al segundo puesto en el medallero.
Pero Brasil 2014 fue un fracaso estrepitoso que mostró las profundas contradicciones que están madurando en el país vecino. E l mundial llegó con un impresionante cuestionamiento de la población: el despilfarro de recursos y la corrupción de políticos y empresarios fue el epicentro de todas las críticas. Como si esto fuera poco, la imagen que quedó fue de una increíble improvisación: los estadios se terminaron junto con el pitido inicial de los partidos, la infraestructura quedó en gran medida inconclusa, la fiesta inaugural se pareció más a un acto escolar que a un evento internacional, y, para colmo de colmos, la performance de la “verde-amarela” terminó con sendos papelones que quedaran en la memoria de millones entre las páginas más negras de la historia del futbol brasileño.
Las consecuencias de este traspié, en un Brasil que viene sufriendo una fuerte desaceleración económica, es que quedó cuestionada –más allá que no esté escrito el resultado de la elección- la posibilidad para Dilma de ser reelecta a la presidencia en 2015. Esta claro que el futuro del desarrollo de la situación política en el país vecino no dependerá solo de eso. Es que durante el mundial el movimiento de resistencia contra las políticas social-liberales del PT sufrió un retroceso. El mundial finalmente logró instalarse como un hecho consumado, la población que no estaba de acuerdo con los gastos del mundial, tampoco deseaba que todo terminase en un papelón. Pero el papelón en buena medida se consumó igual. Ahora, con el amargo gusto de fin de fiesta, puede ser que el movimiento vuelva a despuntar. En todo caso la resultante final de este proceso dependerá de cuales sean los desarrollos de la lucha de los trabajadores, junto a los estudiantes y otras capas de la población.
Para el gobierno argentino la cosa es distinta, pero los interrogantes se mantienen. Cristina esperaba que Messi y compañía se alzaran con la Copa y prolongaran durante unas semanas el clima de festejos. La final no había empezado y el gobierno ya estaba planeando cual sería el operativo del “megafestejo”. En todo caso la presidenta no fue zonza, sabe que su popularidad esta muy golpeada y no quería quedar expuesta a ser la cabeza de turco de una posible derrota del combinado nacional… lo único que le faltaba es que la tilden de mufa. Por eso ni bien le llegó la invitación de Dilma para compartir palco en el Maracaná junto a Merkel y Putin, prefirió declinar el convite.
Pero la realidad volvió a ser esquiva con la selección y los planes se fueron al tacho. El “megafestejo” devino en desbordes en el obelisco brutalmente reprimidos por la federal. El recibimiento se redujo a una digna recepción que terminó trunca y en escándalo, puesto que los jugadores se negaron a pasearse por el centro de la Ciudad de Buenos Aires al no estar garantizada su seguridad.
No pasaran
Con el pasar de las horas el clima mundialista llega a su fin. De a poco la gente vuelve a su quehacer cotidiano y reaparecen los problemas del país: Inflación, ajuste, despidos, deuda externa, fondos buitre, procesamiento de Boudou…
El gobierno y la oposición burguesa se apuran a encarrilar el debate político de cara a las elecciones de 2015, no quieren que nada se salga del redil de las instituciones de la democracia de ricos que gobierna este país.
Sin embargo, la crisis económica, los tironeos en la negociación con los fondos buitres y las suspensiones y despidos, siguen ahí, lo mismo que la persecución a las direcciones obreras independientes ligadas a la izquierda.
Esto es lo que nos plantea el problema de las tareas colocadas en la coyuntura, en primer lugar alrededor de conflictos como el de Lear, acerca del cual hay que “afinar el lápiz” para ver como ayudar a su triunfo.
Al cierre de esta edición, las provocaciones de la patronal se refuerzan y profundizan. Con la complicidad de la Verde y el gobierno, maniobran hablando de la “reincorporación” de un pequeño núcleo de trabajadores ligados a la burocracia, mientras ratifican el despido del grueso de los compañeros que están afuera. Para peor, la interna sigue sin poder ingresar a la planta, mientras que adentro la empresa buscar crear un clima de terror despidiendo cuatro compañeros que osaron cuestionar su arbitrariedad.
Es esto lo que plantea reforzar los métodos de lucha que vienen ensayando los compañeros. Como señalamos en una nota específica al respecto, los medios legales y políticos son muy importantes en cada lucha. Pero en Lear parece ponerse cada vez más al rojo vivo quien orienta al grueso de los trabajadores adentro de la planta: si la comisión interna independiente ratificada hace solo seis meses por el grueso de los compañeros, o la patronal y la Verde, a la que no quiere nadie.
No existen recetas para ninguna lucha. Pero los desarrollos en Lear, así como el triunfo con el que se acaban de alzar los compañeros de la EmFer, parecen estar ratificando que para enfrentar la ofensiva patronal es siempre mejor hacerlo desde dentro de las plantas que sólo desde fuera.
Nuestras tareas inmediatas
La coyuntura marca así las tareas de la izquierda en general y nuestro partido en particular. En primer lugar, lo que está dicho: el vuelco al apoyo a las luchas obreras para que no sean derrotadas. En segundo lugar, redoblar la campaña contra el pago a los fondos buitres en momentos que el gobierno parece estar dando señales “combativas” mientras ratifica por lo bajo que va a pagar. Y, tercero, una tarea que es un lugar de honor para todos los revolucionarios: redoblar los esfuerzos de movilización y campaña por el cese del ataque genocida del Estado de Israel en Gaza, al tiempo que se le exige al gobierno kirchnerista –que dice condenarlos- que pase de la palabra a los hechos rompiendo relaciones con el mismo.