CASO MARITA VERÓN

El 11 de diciembre de 2012 la indignación recorrió el país. Los trece proxenetas imputados en la causa de la desaparición de Marita Verón salían libres. Un fallo aberrante, que demostraba los estrechos vínculos entre el poder político y la Justicia patriarcal para encubrir y proteger a las redes de trata y explotación sexual de mujeres. Esa misma noche muchas, entre otras Las Rojas, fuimos a la casa de la provincia de Tucumán en Buenos Aires y al día siguiente, en todo el país, fuimos miles y miles los que salimos a la calle a expresar la bronca.
Este año además, los estudiantes tucumanos se levantaron. Fue después de una serie de violaciones en las cercanías de las Facultades, porque no se garantiza transporte y condiciones para que las y los estudiantes se muevan libremente. Una toma que duró semanas y que tuvo como centro la exigencia de que se garantizara el boleto universitario y el comedor, como parte de las demandas para proteger a las mujeres de los ataques de violadores. También cobró fuerza la lucha por justicia para Paulina Lebbos, una joven asesinada por los hijos del poder.
En ese caldo de impunidad, hubo un punto de inflexión el último martes 10 por la noche, cuando Alperovich cedía ante la presión de la policía provincial acuartelada, como también lo hicieron todos los demás gobiernos provinciales y el gobierno nacional. Y apenas arreglado esto, la policía se dedicó a reprimir a la población que se manifestaba frente a la Casa de Gobierno, por orden de Alperovich. Todo el país vio la ferocidad con la que reprimía la policía tucumana… mientras en Plaza de Mayo, el gobierno K bailaba y festejaba “30 años de democracia”.
Aunque pasó un año de ese fallo aberrante, las cosas no fueron gratis para el gobierno de Alperovich. Fue creciendo la convicción, no sólo en Tucumán sino en todas partes, de que su gobierno claramente ampara y protege a las redes de trata y explotación sexual de mujeres. Que su gobierno tiene indiscutibles lazos con la Chancha Alé, uno de los capos del narcotráfico y la trata y explotación de mujeres. Pero todo Tucumán y toda la Argentina sabe que Alperovich siguió amparando los negocios de los explotadores. Y ya no se banca más. Sobre todo cuando el gobierno cede a la presión policial y reprime a la población. Los carteles de comerciantes tucumanos que decían “acá no se les vende a los policías” expresaban con toda claridad el hartazgo.
Más de 15 mil personas marcharon contra el gobernador para repudiar la represión y el acuerdo con la policía, a la que toda la población también repudia.
Hoy se conoció que el Superior Tribunal de Justicia de Tucumán revocó el fallo absolutorio para 11 de los trece acusados de aquel juicio. Todos menos María Jesús Rivero y su hermano Víctor. ¡Este es un triunfo de la lucha del pueblo tucumano y de todos los que salimos a la calle contra el escandaloso fallo! Es un triunfo también del movimiento de mujeres que se viene movilizando con la exigencia de Justicia para Marita. ¡Pero todavía falta!

Alperovich se tiene que ir

En aquel juicio no estuvo sentado el principal regente de prostíbulos de Tucumán, la Chancha Alé, de aceitados vínculos con el anterior gobernador de la provincia, Miranda, y también con el actual, Alperovich. Pero sí su ex pareja, María Jesús Rivero, y su ex cuñado Víctor Rivero. La vuelta atrás que plantea ahora la Justicia de Tucumán revela que esa indignación por los vínculos entre el gobierno, la policía y los proxenetas son bien conocidos por toda la población. Y también que volvieron atrás la absolución de 11 de los imputados, todos de La Rioja. Pero lo que no toca la Justicia tucumana es a los parientes de la Chancha Alé. Porque tocar a la Chancha Alé es tocar al gobernador Alperovich, a toda la policía tucumana, a todos los funcionarios cómplices de que Tucumán sea una gran fiesta del poder, explotando y abusando de mujeres, manejando los negocios de la droga y del juego. Por eso, festejamos la nueva condena a los 11 proxenetas… pero no nos quedamos quietas. Las Rojas seguimos exigiendo justicia para Marita. Y eso significa luchar para que paguen todos los responsables. ¡Y para que se vaya Alperovich!

Inés Zeta

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