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El vicepresidente al banquillo de acusados –

 

En las últimas semanas la vida política nacional parece haberse quedado detenida en un solo acontecimiento político: la llamada a indagatoria del vicepresidente de la nación Amado Boudou. Enderredor de este asunto podemos ver como se desenvuelven todos los actores políticos de la “gran política burguesa”. La Nación, Clarín y su “Mega Star” Jorge Lanata encontraron un filón inagotable para machacar contra el gobierno nacional. Detrás de ellos, todo (o casi todo) el arco opositor burgués se prendió como becerro hambriento a la teta de la vaca acusando al gobierno nacional de ser el mayor corrupto de la historia. Ni tanto ni tan poco, el kirchnerismo no ha sido nada original en esto de apoyarse en el poder del Estado y hacerse con una buena tajada, en todo caso ha seguido la vieja costumbre de los administradores del Estado que junto con la burguesía nativa han acuñado el concepto de “patria contratista” para describir el mecanismo por medio del cual todos se llevan su cuotaparte del negocio, pero  donde “el que parte y reparte, se queda con la mayor parte”.

Dijimos casi todos, porque hay un sector que prefirió ser cauteloso. El PRO del “niño” Mauricio, llamó a la prudencia y a no prejuzgar al bien amado Amado. Es que ellos no son zonzos, saben que con el llamado a indagatoria del vicepresidente, este no hace más que estar en el mismo estado judicial que el Jefe de Gobierno Porteño, el cual esta procesado por el caso de escuchas ilegales. Por eso no quieren saber nada con el pedido de que Boudou renuncie o se pida licencia, para ellos acá hay que dejar actuar a la justicia y no hacer demasiadas olas. Pero del otro lado del ring se encuentran los K, para ellos el papel que les toca actuar es más amargo y deslucido. La defensa a la persona del Vicepresidente cheto, es un sapo muy difícil de tragar. Pero la situación, y la presión ejercida por la señora presidente de la nación, los llama a hacer de tripas corazón y salir a deglutir batracios y poner cara de saborear  un bife de chorizo a punto. Así fue como salió la jefa del bloque de diputados del FPV a levantar la presunción de inocencia y a acusar a la “Corpo” de estar desarrollando un linchamiento mediático contra el vicepresidente, campaña que tiene como único objetivo desestabilizar a Cristina. Pero en todo caso la comilona de escuerzos tiene un límite, sino basta ver como a la abundante campaña grafica que se verifico con millares de afiches en defensa del “vice”  nadie le quiso poner la firma… ni siquiera el anónimo “equipos de difusión” que rubrica tantos afiches oficialistas.

Sin lugar a dudas, toda esta polvareda que levanta el caso “Ciccone” y la investigación de Boudou, le viene muy bien a la oposición burguesa, no solo porque les permite cargar contra el kirchnerismo, sino porque además les permite ocultar la gran comunión de intereses que los une a la presidente de la nación y a su gobierno. Boudou y sus tropelías, les permite a estos “opositores” ser opositores al gobierno, sin oponerse ni al ajuste, ni a la represión de todas las luchas obreras que están despuntando; ni la entrega de los hidrocarburos en vaca muerta, ni al pacto con el Club de París; ni a la devaluación, ni a las masivas suspensiones de trabajadores. No es que nos extrañe, pero nunca esta de más remarcar que de 257 diputados y de 72 senadores, menos de 10 se expresaron en repudio a la brutal militarización de la planta Gestamp en el gran Buenos Aires.

Pero que la campaña alrededor de la investigación a Amado Boudou funcione como una inmensa cortina de humo que trata de ocultar lo que pasa en la realidad, y el deterioro económico que afecta a los trabajadores, no quiere decir que carezca de importancia. Que el afano sea moneda corriente, no quiere decir que siempre se llegue al caso de que un Vicepresidente este directamente involucrado. El hecho de que la segunda figura institucional del país este siendo investigada por tráfico de influencias, presiones para hacerse con una empresa que monopoliza parte de los contratos con el estado (como es la impresión de billetes) es un tema de una extrema gravedad institucional, y que en el marco de una situación económica precaria puede tener importantes derivaciones político-institucionales.

Desde fines del año pasado el deterioro de la situación política-económica ha estado emergiendo con sus altos y bajos. Por el momento parecería que el gobierno nacional ha podido pilotear los momentos más álgidos de la tormenta, y podría encaminar la situación, mundial mediante, hacia las próximas elecciones. Por lo menos ese es el deseo de Cristina y de toda la oposición burguesa que no quieren saber nada con una salida anticipada y traumática del gobierno nacional. Pero de los deseos a la realidad hay un gran trecho. Es que la crisis económica esta pegando y pegando incesantemente sobre las espaldas de las masas y no esta nada claro cual puede ser el golpe que quiebre el status quo. No es interés de este artículo profundizar en el análisis de esta variable, solo dar cuenta de que de ninguna manera se puede afirmar que la estabilidad del gobierno de Cristina Kirchner este asegurada de acá a fines del 2015. Y es precisamente ante este supuesto fáctico que la crisis de la institución vicepresidencial recobra su valor. No olvidemos que en oportunidad de la crisis que se llevo puesto a De la Rua en diciembre de 2001, un hecho no menor (aunque no determinante) fue que su vicepresidente, Carlos “Chacho” Alvarez, había renunciado unos meses antes en medio de la crisis que supuso el soborno y compra de legisladores para aprobar la ley de flexibilización laboral. Este hecho fue un durísimo golpe a la estabilidad del Poder Ejecutivo, y cobró toda su importancia en el momento que el presidente tuvo que huir de la casa rosada en helicóptero sin estar garantizada la normal sucesión presidencial.

No es que acá estemos pronosticando un desenlace similar al de 2001, no pasa por ahí la comparación. Pero no es del todo desatinada la advertencia que les hacen los K al resto de los partidos patronales cuando afirman que el perseguir a un vicepresidente es un juego institucionalmente muy riesgoso que amenaza con debilitar las instituciones de la democracia patronal. Por parte de los trabajadores no tenemos ningún inconveniente en que la burguesía ventile sus miserias a vista de todos, y aun sabiendo que nuestras energías deben estar centradas en derrotar el ajuste que de común acuerdo nos cargan tanto oficialistas como opositores, con la firme complicidad de la burocracia sindical, nunca esta de más levantar un ojo y ver que habas se cuecen en las alturas.

 

Martín Primo

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