Por cinco centímetros de prensa –

 

En el número 159 de la revista “Democracia”, publicación semanal del Grupo Crónica, aparecen las fotos de políticos de varios partidos, todos con una pelota a sus pies y levantando el nuevo elemento de merchandising de la empresa, el logo de Crónica impreso sobre una camiseta de la Selección. Una de esas fotos es de Néstor Pitrola. “Mi candidato es Argentina”, dice el diputado, pero asegura que “también seguimos las grandes movilizaciones y huelgas” que ocurren en Brasil.

Batiendo sus propios récords, el PO se las arregla para subirse al mismo tiempo a dos trenes que van al desastre: uno, el de la lobotomía mundialista que los gobiernos argentino y brasileño intentan perpetrar contra ambos pueblos; el otro, el de la campaña de la patronal de Crónica-BAE contra sus trabajadores.

En cuanto a lo primero, ya que están “siguiendo” las movilizaciones del pueblo brasileño, deberían pegar una carrerita y alcanzarlas, así le preguntan a la gente por qué se está movilizando. Resulta que todas esas marchas tienen en común la posición de estar en contra de la realización del Mundial en su país. Que en Brasil haya marchas masivas en repudio a algo que venga del fútbol, y encima un mundial, más allá de las corrientes que actúen al interior de ese movimiento ya de por sí es un avance increíble en la conciencia de ese pueblo. Lo que cabría para cualquier partido de izquierda sería, por lo menos, no quedar por detrás del movimiento de masas y acompañar a los luchadores brasileños en su boicot al Mundial.

Pero el PO no va a cometer semejante pecado de leso populismo; hay que sumarse a la ronda y tocar la vuvuzela, no vaya a ser que algún votante del FIT se les vaya a enojar. Para justificarse, tergiversan el contenido del movimiento brasileño, pretendiendo que no es contra el Mundial, sino contra “la corrupción capitalista que se ha mostrado en este Mundial” (Pitrola en la nota de Democracia). ¿Alguien vio en esas marchas un cartel que reclame “queremos un mundial sin corrupción”? Solo el PO. El resto del mundo solo ve gente que reclama que los dineros públicos NO se gasten en el mundial, y en cambio se utilicen en hospitales y escuelas.

Pero acá en la Argentina, además, los trabajadores tenemos también muy buenas razones para rechazar la idiotización de la “fiesta del fútbol” 2014, que llega justito cuando el gobierno y los patrones lanzan una ofensiva en toda la regla con despidos, suspensiones, represión, listas negras y la política cada vez más desembozada de la Triple A en boca de los dirigentes sindicales oficialistas.

Y hablando de listas negras, pasemos al segundo tren equivocado que se ha tomado el compañero Pitrola.

La camiseta celeste y blanca con el logo de Crónica, no es “inocente”, sino parte de la campaña con que la patronal pretende enfrentar las denuncias de los trabajadores expulsados de la redacción. No es casual que la publicidad televisiva del diario esté protagonizada por jefes y carneros en persona, que esté filmada en la nueva redacción ni que termine con un “trabajador” del diario besando al mismo tiempo la camiseta argentina y el logo de Crónica. Los Olmos son vanguardia en la utilización del Mundial para disfrazar su ataque flexibilizador y sus planes de reducir los puestos de trabajo a la mitad. El reparto por todos lados de camisetas de Crónica, es una contraofensiva de los patrones frente a los escraches de los trabajadores y la solidaridad que recibimos.

Pitrola debería haberse negado a esa foto, porque Crónica está en este momento atacando a sus trabajadores. En varias instancias de este conflicto Pitrola nos acompañó, incluso vino a hablar a uno de los actos que hicimos; todo esto hace poco tiempo, no pudo olvidarse tan pronto de la situación. Lo más increíble es que la comisión interna de BAE, expulsada por Los Olmos junto con la de Crónica, está conformada por militantes del PO.

Estos compañeros intentaron justificar a su dirigente diciendo que “no se dio cuenta”. Si es así, cabe concluir lo que ya sospechamos cuando leímos la edición de Prensa Obrera que salió justo cuando los compañeros de Gestamp estaban tomando el puente grúa, y no vimos una palabra en toda la edición sobre el conflicto obrero más duro de las últimas décadas de la Argentina. La vida del movimiento obrero ya no forma parte del reflejo cotidiano del PO. Lo cotidiano es charlar en los medios y juntar votos; al lado de eso, las luchas de los trabajadores son una neblina lejana para el diputado “obrero”.

 

Patricia López

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