por Migue Jimenez

El martes 31, el presidente visitó la provincia de Córdoba. Fue una visita fugaz, con una agenda bastante cómoda. Esto lo podemos certificar, porque se reunió básicamente con empresarios, CEOs, políticos, funcionarios amigos y burócratas sindicales de la peor calaña. No son muchos los lugares donde Macri puede sentirse de esa manera, tan distendido y despreocupado (le pasó en su visita a la Rural y ahora en Córdoba).

Una de las paradas de Macri, junto con el gobernador de la provincia y el intendente, fue en la nueva planta de Nissan, ubicada dentro del predio de Renault en Santa Isabel. Allí dio un discurso como nos tiene acostumbrado, al mejor estilo pastor evangélico, resaltando los problemas económicos y sociales que ocasionó la llamada “tormenta”, como si fuera que los inconvenientes de los trabajadores y de las clases populares son cosas de un factor climático, y no de políticas deliberadas de transferencias de recursos de los trabajadores a los empresarios. Este tipo de discursos pueden ser del agrado de CEOs, empresarios, supervisores, lideres. Pero no sería agradable para los trabajadores y trabajadoras, que ven como el incremento de los ritmos de producción deteriora nuestros cuerpos, que ven como el salario día a día se devalúa, ante la suba de los precios de los alimentos y servicios, que consumen nuestros hijos. Este tipo de arengas causan mucha bronca por abajo, por eso, Renault el día de la visita de Macri, suspendió a toda la planta.

Y esto no se queda ahí, al día siguiente, despidieron alrededor de 150 trabajadores entre contratados y efectivos, y largaron programas de retiros mal llamados “voluntarios” (son compulsivos). Además a los contratados que quedaron, les extendieron el contrato hasta enero, pero informándoles que lo iban a ir viendo semana tras semana, y como si esto fuera poco se iba a suspender a la totalidad de las plantas  los lunes y viernes hasta fin de año.

Los trabajadores nos damos cuenta, con mayor claridad, quienes son los que nos explotan y denigran cada vez que tienen oportunidad, también empezamos a comprender quienes son los que nos traicionan, y dejan que todo esto pase. Claramente todo esto sucede gracias a la complicidad de la dirección del  Smata, este gremio prácticamente empresarial y gendarme de los grandes patrones.

Esta no es cualquier crisis, lo que empieza haber es un párate en la producción industrial. La recesión en la industria está cada vez más acentuada. No solo despide y suspende Renault, también lo está haciendo Iveco, CNH, FIAT. Esto va ocasionar que todas las autopartistas más chicas lo hagan también. Lo que queda a los trabajadores es organizarnos para sacarnos de encima a esa losa de representantes gremiales que no luchan, que nos traicionan. Porque los ataques van a ser cada vez más brutales.

 

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