Entrevista a jóvenes tranquistas de Monimbo refugiados en Costa Rica

Johan Madriz

Desde San José de Costa Rica

 

Es una noche fría, ventosa en San José. En el centro de la ciudad el transito enloquece a quienes entran o salen de la capital. Las tiendas reciben a sus clientes. Los autobuses abarrotados salen con más pasajeros que su capacidad máxima hacia los barrios obreros de los alrededores.

Justo al final del Paseo Colon, entre el Hospital San Juan de Dios y la imponente iglesia gótica dedicada a Nuestra Señora de la Merced está el parque Braulio Carrillo, el “Parque de la Merced”, donde una pequeña multitud se agolpa con banderas azul y blanco, en medio de los gritos de vendedoras de nacatamales, vigorones y refrescos de pinolillo en bolsas plásticas.

Es justo en este parque donde se agrupa tradicionalmente la comunidad nicaragüense de la capital. En este parque es donde resulta lógica esta concentración. Acá, desde el inicio se han convocado acciones de solidaridad de la comunidad migrante con su país. Acá se han recolectado fondos, comida, ropa para enviar a las madres de los manifestantes muertos, fondos para los tranques. Ahora se coordinan acciones para darle refugio a los que están llegando, a los que vienen a pedir asilo al país huyendo de la persecución, de las amenazas de muerte, de la masacre.

Los consulados ticos en Chinandega y Managua están recibiendo más de mil solicitudes diarias de visa. Cientos más no tienen tiempo para recoger papeles para hacer las filas y cumplir la burocracia. Simplemente pasan la frontera. Solo en junio la Dirección de Migración y Extranjería recibió más de 5200 solicitudes de refugio.

Es 19 de julio, hace 39 años la revolución sandinista triunfaba y acababa con la dictadura de los Somoza. Hoy el excomandante guerrillero reprime y asesina a su pueblo para mantenerse en el poder. Justamente para conmemorar este aniversario se han ordenado operaciones de limpieza para abrir los caminos trancados, para recuperar los pueblos declarados en rebeldía. Una ofensiva sobre la heroica Masaya que inevitablemente conduce a una masacre, más de dos mil policías y paramilitares asedian la ciudad. Lo mismo ocurre en otros departamentos.

Mientras tanto en San José se concentran cientos de personas para protestar contra Ortega, es una fecha viva, donde el pasado y el presente se entremezclan y las viejas historias de la guerrilla se confunden con la lucha de la juventud. Los relatos de padres y abuelos cobran vida en los hijos y nietos.

De fondo se arenga contra Ortega-Murillo, se habla de días mejores, se recuerda a los muertos y se exige la caída del régimen. En medio, conversamos con un par de jóvenes, no pueden ser mayores de 30 años, que recién hace un par de días cruzaron la frontera de forma irregular. Vienen de los tranques, vienen de Monimbo.

Se ven tensos, dicen que no se han acostumbrado a que la policía y las luces de las patrullas no signifiquen alerta. Se disculpan por eso. Es que la policía vigila de cerca la manifestación. Da orden de bajar el volumen de los parlantes.

Lo primero que nos dicen es que tiene que ser anónimo, ni siquiera su voz puede ser reproducida, por razones de seguridad. Ni siquiera les preguntamos sus nombres para que se sientan un poco más seguros, así que les asignamos unos ficticios: Carlos y Mario.

Nos hablan de la vida en los tranques, de meses sin dormir bien, de ver a compañeros y familiares caídos. En medio de la conversación muestran sus heridas de guerra: golpes y quemaduras en las extremidades, dientes quebrados, magulladuras, cejas partidas. Carlos nos cuenta que un “sapo” lo alcanzó con un maquete al rojo vivo y lo marcó en la espalda. En sus teléfonos celulares nos muestran videos de los tranques, de las batallas, imágenes de los niños carbonizados en el barrio Karl Marx.

Nos cuenta que salieron de Nicaragua porque la ofensiva del gobierno fue brutal y ya están fichados. Salieron de su país en medio de lágrimas, con el corazón confundido: aliviados de estar a salvo pero intranquilos porque temporalmente dejan la pelea. Mario afirma que es un repliegue táctico, “nos vinimos para recuperarnos y tomar fuerza”.

Les preguntamos si piensan volver, la respuesta es afirmativa. Solo hay una opción y es que Ortega salga del poder, no hay otra posibilidad. Piensan que la mesa de diálogo es un engaño, solo una forma de desmovilizar a ciertos sectores y engatusar a los observadores internacionales. Ellos no creen en ese proceso. Dicen que no se puede hablar con quién al mismo tiempo los “caza como perros”.

Es así que ante una San José que vive una noche de jueves normal, sin irrupciones en su cotidianeidad, dos jóvenes tranquistas respiran seguros y le piden toda la ayuda que sea posible a los costarricenses para que el régimen de Ortega se termine.

Al final un apretón de manos y desearles suerte en lo venidero. Se alejan a fumar un cigarro rápidamente ya que pronto es la hora en que en un refugio cercano sirve cenas a los refugiados.

Reproducimos el testimonio de estos dos jóvenes tranquistas y sus perspectivas a futuro

 

Carlos: “Nosotros venimos del lado de Monimbo, somos de Masaya.

 

“Nuestra situación política en Nicaragua es que la pasamos muy feo allá. Tuvimos que venirnos a refugiar a otro país. La verdad allá fue una masacre, brutalidad, hubo demasiados muertos, muchos heridos, tortura por parte de paramilitares, Policía Nacional, también por la gente de la Juventud Sandinista.

“Esa misma gente andaba señalando quieres eran los que estaban en los tranques. Por esa misma situación nosotros tuvimos que tomar este refugio. Venir aquí y refugiarnos, para así tener un lugar seguro y recuperarnos porque a como decimos: la lucha sigue pero la batalla siempre está, aún no hemos vencido, aun no estamos vencidos.

“Siempre vamos a estar y vamos a quitar esa dictadura. Siempre vamos a permanecer en pie, ni un paso atrás –como ellos mismos dicen.

“Ellos nos atacaron desprevenidamente, porque vos sabes que ellos no te van a decir “mira ya vamos para allá”. Nada. Allá, por lo menos, agarraron a chavalos, chavalos jóvenes. No importa que hayan sido universitarios, qué importa que hayan sido de la calle, vagos, delincuentes, como ellos querían decir minúsculos. Lo que ellos quieran decirnos.

“Pero hay algunos a los que nos agarraron desprevenidamente. Unos dormidos, otros iban para sus trabajos, otros estaban en las trincheras reguardando la seguridad de nuestro pueblo. Porque para eso se pusieron las trincheras para resguardar nuestro pueblo. Para que ellos no pudieran entrar de una sola vez, porque la verdad es que si esas trincheras no hubiesen existido ya estuviéramos muertos la mayoría del pueblo de Monimbo.

“Desde Costa Rica lo que pueden realizar sería un apoyo como lo están haciendo aquí con la gente refugiada. Darnos el máximo apoyo, el más que puedan. No les pedimos grandezas, si no que les pedimos el corazón, que realicen un buen apoyo a Nicaragua para unir al pueblo como se está haciendo. No por una revolución sino por una democracia, por la masacre que está pasando con nuestro pueblo de Masaya, de Monimbo especialmente. No solo nosotros, no porque nosotros seamos los más afectados, sino hablo por todo nuestro país, por toda Nicaragua. Porque así como nosotros pasamos esta situación así hicieron limpia en todos los departamentos de Nicaragua.

“Nuestros hermanos, acá en Costa Rica, nos están diciendo que hay un apoyo para los que queramos regresar. Esta gente que está aquí de Nicaragua no se va a correr, no se está poniendo en que “vamos a dejar pasar todo esto”. No, si aquí nosotros nos ponemos de acuerdo, si nos equipamos bien, vamos a luchar porque vamos a luchar. A como nosotros decimos: esto no se ha terminado, esto aún sigue y si nuestros hermanos ticos nos apoyan y dan ese afecto para seguir adelante e ir a luchar estamos dispuestos a ir a luchar. Así que esto aún no se ha acabado y vamos a ir de nuevo porque vamos a ir”.

 

Mario

 

“Pues aquí estamos no huyendo realmente, aquí estamos descansando luego de la masacre que llegaron a hacer. Nos venimos porque se nos acabó la munición que teníamos. Nos quisieron cazar como animales, como perros y la realidad es que por lo menos acá le damos gracias, primero a Dios y segundo al pueblo tico que nos está apoyando.

“En cuanto no más nosotros podamos, o sea, cuando tengamos un apoyo ya sea… vos sabes que allá no nos están tirando caramelos, me entendes. Entonces si nosotros llegáramos a tener un apoyo por lo menos de armas, nosotros estamos dispuesto a ir a dar nuestra vida para sacar a ese gobierno genocida para que así se acabe esta mierda, que se vaya a la verga él y todos sus sapos, eso es en los que estamos.

“Aquí nadie está huyendo, nadie tiene miedo, estamos dispuestos –te vuelvo a repetir– a dar nuestras vidas. A como expusimos nuestras vidas al estar allá en esas trincheras. Ellos dicen que éramos ladrones, que éramos delincuentes, eso es una base de ellos, que ellos utilizan. Quién es más delincuente que quien llega a tu casa y te la desbarata, te la quema, mata a cualquiera de tu familia, te roba lo que tenes, o sea, creo que los verdaderos delincuentes son ellos, entonces acá la lucha está.

“Si me hablas de cómo está políticamente Nicaragua, está hecho mierda porque los que lo están gobernando son un montón de perros asquerosos que están usando nuestro propio dinero para volarle verga a la misma población. Entonces, políticamente esta hecho mierda el país, esa es una realidad. No podemos tapar las cosas y la verdad es que lo único que se puede decir es que estamos dispuestos a volver y a volar verga hasta que se pueda.

“Yo pertenezco a la barricada del Rinconcito en Monimbo pero no solo ahí. Estuvimos en muchos lugares volando verga porque cuando comenzaba la turqueadera en un lado teníamos que ir a hacer la campaña allí y fortalecer esa posición para que no pasaran esos perros.

“Lo único que aquí podemos hacer es que nos ayuden. El que pueda ayudarnos con caramelitos, con armas, con lo que ustedes quieran nosotros lo estamos esperando. Eso es lo que nosotros queremos fortalecernos para ir a volar verga como ellos andan volando verga, porque ellos no andan con morteros, no andan con bombas caseras. Ellos andan con M16, R15, con bazucas. Andan con todo tipo de armamento pesado.

“Que conste que el mismo Ejército es el que les está dando armamento para ir a acabar con el pueblo porque de dónde va a sacar el gobierno un M30, dónde va a sacar bazucas. Es del mismo Ejército. Entonces aquí es volarle verga al Ejército y a todo el mierda Estado de Nicaragua”.

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