El pasado viernes 13 el SMATA (mecánicos) y la Unión Obrera Metalúrgica realizaron una movilización al Ministerio de Producción. La consigna central, pintada en la bandera que encabezaba la marcha, decía: “Gobernar es dar trabajo”, “En defensa de la industria nacional” y “En época de crisis se redoblan los esfuerzos”, más que una bandera es toda una declaración de principios y de la política que llevan adelante tanto Pignanelli como Caló.

La industria viene atravesando una grave crisis con cierres de talleres y fábricas, la consecuencia son suspensiones, “arreglos voluntarios” y despidos.

Los metalúrgicos son uno de los sectores más castigados. El sindicato denunció en una solicitada el mes pasado que, desde la asunción de Macri, se perdieron 28 mil puestos y otros 20 mil trabajadores se vieron afectados por suspensiones.

En el caso del SMATA la situación también es crítica. El caso más grave es el de Metalpar, fábrica de carrocerías de colectivos, que despidió 150 trabajadores y amenaza con cerrar. También Yamaha, Honda y Suzuki manifestaron que tienen pensado despedir personal.

En este marco, las conducciones de ambos gremios realizaron la movilización, con el aval de un sector de la patronal perjudicada con la apertura indiscriminada de las importaciones y la caída estrepitosa del mercado interno: la recesión es la consecuencia inevitable de la política impulsada por Macri.

A pesar de la bronca que hay en las bases por el deterioro del nivel de vida, por el salario que no alcanza y por los despidos y las suspensiones, la burocracia decidió movilizar sólo al aparato, delegados y comisiones internas, acompañado de algunos pocos trabajadores elegidos a dedo. No hizo asambleas informativas en ninguna de las grandes fábricas de ambos gremios.

Pignanelli viene de ser el sindicalista “fetiche” de Macri, se mostraban juntos por todos lados; en Toyota, en VW y en la clínica que tiene el gremio en Mataderos. En todos lados estaban a los besos y a los abrazos. Es más, en varios medios periodísticos se especuló que Pignanelli era el candidato del Gobierno para dirigir la CGT. El deterioro del gobierno y la crisis en que ha metido al país hizo que el SMATA realice un giro, ha pasado a la oposición. Pero su oposición es tan firme como fue su oficialismo. Ellos van para donde soplen los vientos patronales.

La burocracia del SMATA como de la UOM nunca tienen una política propia, es decir, una política que defienda consecuentemente los intereses de los trabajadores. Siempre siguen la política y las necesidades de algún sector patronal.

Dos programas ante la crisis

La bandera con las consignas que encabezó la marcha también es el título de una carta que el SMATA le dejó a Dante Sica, flamante ministro de Industria. En ésta además de quejarse de cómo el gobierno les toma el pelo, recordemos que el gobierno prometió créditos blandos para el cambio de unidades de colectivos que nunca llegaron, el SMATA salió a aplaudir la ley de autopartes de Macri que no sólo no consiguió que se aumente el componente nacional de las unidades armadas en el país, sino que la producción cayó.

 

Además del caso de Metalpar expone el caso de Yamaha y Honda “donde se está expulsando trabajadores porque ya no pueden competir con la importación indiscriminada de motos”. En concreto, el SMATA y la UOM piden créditos blandos para las patronales, que se regulen las importaciones.

Para los trabajadores nada, ni siquiera exige que se paren con los despidos, las suspensiones, los “retiros voluntarios”, ni una palabra de reabrir las paritarias, para que se recomponga el poder adquisitivo de los trabajadores. Nada, de nada para los afiliados. El pedido que llevó el SMATA y la UOM es lo que quieren y necesitan algunas empresas.

No negamos que algunas empresas estén en crisis. Pero nos preguntamos ¿qué significa una crisis para una Pyme metalúrgica? ¿Para una Pyme de 25 trabajadores? ¿El dueño va a quedar en la calle?  ¿No va a tener para comer? ¿Va a pagar las indemnizaciones?

Por lo general se mandan a mudar, dejan el tendal, quiebran y no pagan nada. Para reponerse se van a Miami. Esa es la pura verdad, te explotan toda la vida y cuando la cosa les empieza a ir mal te echan como a un “perro”, mientras ellos “sufren un montón”… con la panza llena y las cuentas bancarias repletas.

Por eso no podemos más que indignarnos con estos dirigentes “sindicales” que están más preocupados en los patrones que en los obreros. Los patrones ya tienen la ADEFA, la UIA, la AEA, a Clarín, a la Nación para que los defienda… y también al SMATA y al a UOM. ¡Basta de dirigentes patronales!

“En época de crisis se redoblan los esfuerzos” dice el texto de Pignanelli y tiene razón. En época de crisis las empresas aprovechan a aumentar la productividad y nos están reventando. Los ritmos son de locos, ni en “Tiempos modernos” de Chaplin se trabajaba como ahora en las terminales. Nosotros redoblamos los esfuerzos, pero los beneficios son para la fábrica, para el patrón, a nosotros nos queda el cuerpo roto.

Hay otra salida: prohibición de suspensiones y despidos. Estatización bajo control obrero de toda fábrica que cierre o despida. Aumento de emergencia del 15% y reapertura ya de las paritarias.

Para pelear por esta salida hay que organizarse para sacar a los traidores.

 

Corresponsal

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