por Gala Chilavert y Ana Clío

Hace algunos días se hizo público el anuncio del aumento salarial para los miembros de las Fuerzas Armadas luego de una reunión que convocó a miembros de las cúpulas de las FFAA, el ministro Oscar Aguad y a Macri en la quinta de Olivos el pasado 12 de julio. El aumento concedido será del 20% para alrededor de 84 mil milicos en actividad, para los pensionados y retirados la suma del aumento asciende a 24 y 28%. Entre los beneficios se incluye un blanqueo del 3% para sumas no remunerativas y el compromiso de eliminar progresivamente las sumas fijas.

En contrapartida los docentes bonaerenses esperan una “reunión técnica” con la gobernadora Vidal recién para el lunes 23 de julio. En contraste, los docentes de la Provincia de Buenos Aires vienen de tres meses sin respuesta para discutir la situación de su miserable salario.  Los militares obtuvieron este jugoso aumento luego de poner el grito en el cielo por la propuesta de 8% inicial tras un decreto firmado por Dujovne y Aguad. Para nada sirvió el pedido de un esfuerzo patriótico por ajuste que les pidiera el gobierno.

Algunos trascendidos señalan que el desfile militar por el 9 de julio que fue suspendido tuvo que ver con una medida de presión para rechazar el “insuficiente” 8% según consideraban los militares. Alegaron para desmentir esta información desde medios oficiales que no era un buen mensaje gastar 10.000.000 en tiempos de ajuste. Suena a una broma de mal gusto esta explicación por parte de ambos sectores.

Mientras tanto continúan los despidos en el Estado, el recorte presupuestario a la educación y salud públicas, se realizan informes desde el gobierno para señalar que hay empresas estatales que producen “pérdidas”, son cotidianas y se reafirman las tantas medidas de recorte brutal del gasto público exigidas por el acuerdo con el FMI. Todo esto se palpa en todos los lugares de trabajo, de estudio y las casas de los trabajadores.

En las distintas notas publicadas en los diarios respecto a la noticia se menciona como tema de discusión bastante fuerte, el hecho de que está planteado o latente el uso de las Fuerzas Armadas “en tareas de apoyo a las fuerzas policiales”, esto es, tareas que van más allá de la endeble excusa del cuidado de las fronteras y enfrentamiento al narcotráfico. Sobran motivos para estar alertas y desconfiar de las buenas intenciones de un gobierno que necesita para imponer su ajuste una derrota categórica a los sectores de trabajadores y populares. La represión es una herramienta a seguir siendo utilizada, esto al calor de ver como el único sector que no se ajusta, no se achica y es premiado son los perros guardianes de los empresarios, las distintas “fuerzas de seguridad”, esos que están para cuidar a los de arriba y violentar a los de abajo, como el 14 y 18 de diciembre vimos bien en las calles.

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