Por Johan Madriz, desde Costa Rica

Desde inicios de la semana se han sucedido una serie de movilizaciones y bloqueos de carreteras para reclamar contra el alza de un 8.4% en la electricidad anunciada por el gobierno canalero.

Desde el martes las clases se encuentran suspendidas en la Universidad de Panamá, al tiempo que estudiantes, docentes y administrativos se han manifestado cerrando la céntrica Avenida Transístmica colocando barricadas y quemando llantas y desechos.

La policía, mostrando su naturaleza agresiva y represiva, ha atacado las manifestaciones disparando salvas y gases lacrimógenos. Tras horas de enfrentamientos los estudiantes –que se han defendido a punta de palos y piedras– se han replegado y las autoridades despejaron la zona.

Cada vez más sectores se suman al rechazo a esta medida incluyendo al sector magisterial que ha anunciado un paro de labores para este lunes 16 por 24 horas. La medida adoptada por 17 gremios a nivel nacional aglutinará a 42 mil educadores. Ellos también reclaman el incumplimiento de la promesa del gobierno de destinar el equivalente a un 6% del PIB al sistema educativo (en 2017 se destinó un 4.6%).

Ante la presión el presidente Varela anunció el viernes la suspensión del alza tarifaria a la espera de que la Asamblea Nacional apruebe una dispensa fiscal por $300 millones para cubrir el costo de no aplicarla medida.

Sin embargo, los ánimos no han bajado ya que el costo de la electricidad no ha dejado de subir desde que se inició el proceso de privatización del sistema eléctrico en 1997. Esto ha generado un gran negocio, con tintes oligopólicos, en este servicio esencial. Ante esta realidad son cada vez son más las voces que reclaman una renacionalización del servicio.

Solo hace falta una chispa para que se encienda el fuego. La región centroamericana se está poniendo caliente y no es para menos ya que viene de décadas de estar sometida al ajuste dictado por el imperialismo yanqui y sus cómplices los organismos financieros internacionales. Esto sumado a la entrada en vigencia del TLC de la región con Estados Unidos que allanó el camino para que los gobiernos nacionales justificaran las medidas de ajuste con el afán de ser competitivos e insertarse en el mercado global.

Esto ha provocado una serie de distorsiones que no logran ser resueltas en países que son económicamente atrasados y dependientes del capital transnacional. Es así que años de ajustes han provocado un enorme cumulo de descontento e ira que solo requiere de algún disparador para expresarse. Es así como un golpe a las pensiones en Nicaragua ha desembocado en una rebelión contra el gobierno de Ortega, un aumento en los hidrocarburos tiene paralizado Haití y ahora el costo de la electricidad moviliza Panamá.

Las corrientes reaccionarias dominan la escena política mundial. En la región hay un reposicionamiento de las burguesías principalmente en el sur del continente. Sin embargo, ahora el centro y el norte de Latinoamérica giran la veleta sirviendo de contrapeso y demostrando una vez más que el fin de la historia no es tal, que se recompone, muta, retrocede y avanza pero mientras exista explotación capitalista existirá resistencia.

¡Alto al ajuste del gobierno panameño! ¡Renacionalización del sistema eléctrico y su manejo por la clase trabajadora! ¡Por el aumento en el presupuesto a la educación!

Dejanos tu comentario!