Compartir el post "Acuerdo de Bruselas – “Unidad europea” para aplicar un plan genocida contra los migrantes"
Por Claudio Testa
“En la Unión Europea, la situación es compleja ya que no se trata meramente de un solo Estado, sino de una «Unión» de 28 Estados. Y escribimos «Unión» entre comillas, porque en los últimos tiempos la UE ha mostrado principalmente «desuniones»; es decir, un crecimiento evidente de desacuerdos y fuerzas centrífugas que no se agotaron ni quedaron circunscriptas al «Brexit», la ruptura con ella del Reino Unido. (“Mal momento para la Unión Europea – El infierno de la guerra de tarifas con EEUU”, Socialismo o Barbarie N° 475, 28/06/2018)
A inicios de la semana pasada, escribimos para Socialismo o Barbarie el artículo citado más arriba, acerca del inicio de la guerra comercial de la Unión Europea con Estados Unidos. Allí subrayábamos las grietas, desuniones y tendencias centrífugas que viene exhibiendo la UE desde hace tiempo. Una situación no muy conveniente para enfrentar la guerra de tarifas declarada por Trump.
Lo que no previmos fue que otro tema candente –las disputas por la cuestión de los inmigrantes– daría un salto y pondría días después a la UE al borde de un estallido. O, mejor dicho de un doble estallido.
El primero, en la hegemónica Alemania, se ha llegado casi a la ruptura de la coalición CDU-CSU, que sostiene al gobierno de Angela Merkel.
La canciller, que pertenece a la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), venía enzarzada en una pelea pública y cada vez más violenta con su propio ministro del Interior, Horst Seehofer, por el tema inmigrantes.
Seehofer representa a la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), que sostiene las posiciones más racistas y xenófobas en ese tema, similares a las del nuevo gobierno de extrema derecha en Italia. Si esta violenta riña que ha hecho pública, acababa en divorcio, también sería el final del gobierno Merkel.
Esta rencilla rápidamente dejó de lado la “diplomacia” y los “buenos modales”; es decir, la hipocresía con que se manejan habitualmente las “cuestiones de Estado” en la “civilizada” Unión Europea. Seehofer dio el ejemplo, denunciando ruidosamente la “traición” de Angela Merkel: “No me voy a dejar destituir por alguien que es canciller gracias a mí.” –declaró Seehofer– “Estoy en una situación inimaginable. La persona a la que ayudé a llegar donde está, quiere ahora quitarme de en medio”.
Pero este enfrentamiento no es solamente local. Es que, como señalamos, su eje es el tema de los inmigrantes. Por eso se proyectó instantáneamente a toda la Unión Europea, sumando más participantes en la pelea… A esa altura, el peligro de estallidos y rupturas ya no fue sólo en Alemania, que gobierna de hecho a la UE, sino en la propia Unión Europea.
Minicumbre y Reunión del Consejo de Europa: “soluciones” sanguinarias del problema inmigrantes… pero de dudosa aplicación
Los días 28 y 29 de junio debía realizarse una reunión ordinaria del Consejo de Europa. Se aprovechó esto para convocar casi simultáneamente una “Conferencia” o “Minicumbre Europea”, donde concurrieron Merkel, Macron y otros gobiernos de la UE.
Lo primero a advertir es que el tema “inmigrantes” hoy está en buena medida artificialmente exagerado. Es que el número de migrantes ha descendido radicalmente en relación a las cifras de tres años atrás, cuando en octubre del 2015 se alcanzó el pico de más de 216.000 “ilegales” por mes. Pero lo que no se dice, es que esta cifra máxima fue bajando velozmente. En mayo de este año 2018 descendió a sólo un 4% en relación a la de octubre de 2015. [Cifras del “Consejo de la Unión Europea, Migration flows: Eastern, Central, and Western Mediterranean routes”]
Dicho de otro modo, la migración “ilegal” descendió un 96% en relación a la de tres años atrás!!!
En mayo de este año, el último mes en que hay cifras oficiales, habrían entrado a la Unión Europea menos de 12.000 ilegales. ¿Una cifra arrasadora para la UE, que tiene 508 millones de habitantes, y es tercera en el mundo en población después de China y la India?
¡Pese a la realidad de esas cifras, en la UE se viene fogoneando hasta el delirio el tema racista de la arrasadora invasión de africanos, árabes y orientales, que nos roban el pan y que van a terminar con la civilización europea! ¡Algo muy conveniente para desviar el creciente y justificado descontento de las masas trabajadoras y populares hacia el “chivo emisario” de los inmigrantes!
Pero para la Unión Europea y las burguesías que la hegemonizan, en primer lugar las de Alemania y Francia, esto ha sido un arma de doble filo. El descontento no sólo golpea sobre los migrantes sino también sobre la Unión Europea, agrietándola y poniendo en cuestión su misma existencia. Eso se reflejó en la reunión de la UE que comentamos, que fue una reunión de crisis.
Después de tensos debates al borde de la ruptura, se llegó a un supuesto “acuerdo de mínima”… pero que en verdad ante todo satisface las demandas de los gobiernos de extrema derecha, como los de Italia, Austria y el Este europeo. Si pudiesen implementarse, significarían medidas brutales contra los seres humanos que no arriesgan su vida emigrando porque deseen hacer turismo. Son víctimas no sólo de guerras sino también de catástrofes económico-sociales. Y, en ambos aspectos, los imperialismos europeos tienen responsabilidades de primer orden.
Pero, simultáneamente, estos “acuerdos” no son de fácil aplicación. No sólo tienen una redacción confusa, que puede admitir diversas interpretaciones… y por eso seguramente van dar lugar a nuevas disputas. También tienen aspectos de dudosa implementación. Por ejemplo, unos de sus “remedios” principales y más brutales es la instalación de «plataformas de desembarco» fuera de la UE, «en estrecha cooperación con terceros países”.
¿Qué significa esto? Que los migrantes que sean capturados en el Mediterráneo, serían “desembarcados” en esos “terceros países” para ser encarcelados en campos de concentración… y de exterminio. Como ese nombre “suena mal” por los recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, se disfraza este operativo genocida hablando de «plataformas de desembarco»… ¡palabras de aspecto más “humanitario”!
Pero hay otro inconveniente: hasta ahora ningún país fuera de la UE se ha ofrecido para instalar esos Auschwitz del Siglo XXI… Sin embargo, los angelicales humanistas de la Unión Europea, confían en que mandatarios tan interesados en la defensa de los derechos humanos, como los dos gobiernos que existen en Libia o alguna otra dictadura del Magreb o africana, finalmente se hagan cargo del trabajo sucio… a costa de una buena comisión…
Para los migrantes que lamentablemente logren desembarcar vivos en tierras europeas, se los encerrará en «centros controlados»…. ¡¡más palabras ingeniosas para evitar hablar de “campos de concentración”!! Para saber la que les espera, basta enterarse de los horrores de esos campos que ya existen en Grecia… por ejemplo, el de Moria, que se ha hecho famoso en la isla de Lesbos… donde los que aún sobreviven esperan pacientemente… ser deportados a otros lugares peores en la Turquía de Erdogan…
Hasta ahora, una minoría que tenía suerte, podía ser admitida en la Unión Europea como refugiados políticos. En verdad, aunque una buena parte emigra para huir de la miseria, también lo hace de países con regímenes atroces, guerras, etc. ¡Pero esto ya no va a ser tan sencillo!
Es que, simultáneamente, la reciente “Cumbre Europea” resolvió comenzar a modificar los criterios por los cuales la Unión Europea otorgaba el derecho de asilo político… Va a hacerlos muchísimo más estrictos.
En resumen: un giro a la derecha, pero que está en medio de una serie de crisis en la misma cúspide de la Unión Europea y también en el gobierno de su Estado “conductor”, Alemania.
No engañarse con el “rostro humano” de frau Merkel
En estas peleas –tanto la iniciada en Alemania contra Seehofer, como la que siguió a continuación en las reuniones cumbres de la Unión Europea– Angela Merkel y sus aliados, en primer lugar Macron, presidente de Francia, aparecieron “a la izquierda” de sus oponentes. A saber, el citado ministro del Interior de Alemania –Horst Seehofer– y gobiernos como los de Austria, Italia y los del Este europeo del llamado grupo de Visegrad (Hungría, Eslovaquia, Polonia y República Checa).
Estos opositores a Merkel están clasificados como de “extrema derecha”. Y efectivamente terminaron imponiendo en esas reuniones un giro derechista a la UE. Aparecen también más fortalecidos, no sólo por la crisis política que atraviesa Alemania, sino principalmente por el nuevo gobierno constituido en Italia.
Desde allí, Matteo Salvini, el fascistoide vicepresidente y ministro de Interior, ha conquistado fama (o mala fama) en toda Europa por su desalmada negativa a que el barco Aquarius (que se hundía con centenares de personas a bordo) arribase a un puerto italiano. También, Salvini recoge los laureles de desatar una persecución racista contra los gitanos en Italia.
Sin embargo, esto no implica que sus adversarios, como la señora Merkel, hayan tomado un rumbo “progresivo” y/o de “izquierda”.
La preocupación de Merkel es, por encima de todo, la de garantizar la continuidad de la Unión Europea y, dentro de eso, la hegemonía de Alemania. Pero las propuestas (y acciones) de esta “extrema derecha” provocan cortocircuitos en esta cuestión.
Por ejemplo, las barreras absolutas al desplazamiento de los migrantes que exige (e impone) la extrema derecha donde gobierna, pueden llevar objetivamente a la liquidación del “espacio Schengen”. O sea, de la Europa sin controles fronterizos, que impera hoy en la Unión Europea. La “ultraderecha” quiere volver (y en algunos países como Hungría ha vuelto) a las alambradas de púa y los controles de frontera por los respectivos gobiernos… Y muchos esperaran que el día de mañana también regresen las aduanas nacionales… y allí se acabó la Unión Europea…
Liquidar de hecho Schengen y otras medidas que propone la ultraderecha –con el justificativo de impedir el paso de la migrantes– es objetivamente restaurar fronteras, con todo lo que ello implica, política y económicamente.
Merkel, como “administradora” de la hegemonía alemana sobre Europa y la Unión Europea, sabe muy bien que eso no conviene a Alemania… aunque por culpa del “espacio Schengen” se cuelen inmigrantes.