En los medios se pueden ver imágenes de olas de personas agitando pañuelos celestes llevando el carro del feto gigante por estandarte. La foto que adjuntamos a esta nota debería ser suficiente para poner en evidencia la poca seriedad de La Nación, TN y tantos otros, que engañan con descaro al público. La «división de la sociedad» es un globo mal inflado.

En las cercanías del Congreso, en el subte, en las calles aledañas, se puede ver sin discusión alguna donde está la mayoría, el color verde tiñe a todos los demás. Con el verde hay también banderas rojas de la izquierda, que tienen una larga historia de lucha por el derecho al aborto. Pero la imponente concentración de mujeres jóvenes (mayoritariamente), adultas, mayores, es de una amplia mayoría auto convocada que despierta a una posibilidad histórica con esta pelea. La convicción de que se puede conquistar un derecho negado por siglos mueve la tierra.

En contraste, el inmenso aparato de la Iglesia, con sus colegios, sus universidades, sus colectivos alquilados, su multimillonario financiamiento estatal, tiene una clarísima minoría. Esta institución tiene siglos de dominación sobre las vidas y las conciencias. Así fue con la conquista, con la colonia, con la independencia y con todos los gobiernos. No puede ser para nada casual que a pesar de su defensa de las dictaduras, de la esclavitud, de la dependencia, siga teniendo un fuerte peso ideológico. Su fuerza es la del estancamiento, la de la sociedad pasada. Y a pesar de ella, contra ella, la sociedad avanza. Incluso siendo una organización de proporciones monstruosas de recursos más que millonarios, no puede imponerse. Su “defensa de la vida” es de una hipocresía tan clara, que arrastra a cada vez menos gente, incluso en días como hoy, que pone todos sus recursos a disposición de su lucha contra las mujeres.

Ya perdieron la discusión del divorcio, ya perdieron el debate del Matrimonio Igualitario, más atrás en el tiempo perdieron con con su apoyo a las dictaduras militares. El movimiento de mujeres le puede propinar una nueva derrota histórica ¡De las mujeres presentes en el Congreso y las calles de todo el país depende!

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