Socialismo o Barbarie Brasil 01.06.2018

La burocracia sindical que dirige el sindicato petrolero contuvo hasta donde puede la presión huelguista, los trabajadores querían iniciar la huelga desde lunes para empalmar con la huelga de los camioneros y disputar la dirección del sector con la derecha. Además de retrasada, la huelga nacional de los petroleros parecía salir derrotada porque incluso antes de su inicio sufrió un duro ataque del poder judicial (que ya advertía que la decretaría como ilegal). Y aún así, la huelga acaba de obtener una victoria política extraordinaria, la dimisión de Pedro Parente, el principal responsable en aplicar la política de privatización en la petrolera estatal, fundamental en el alza de los precios.

Otro elemento positivo es que los camioneros no parecen haberse desmovilizado por completo, hay residuos de manifestaciones por todo el país y algunos grupos prometen una nueva huelga para el lunes. La correlación de fuerzas no cambió por completo, el gobierno quiere «compensar» la reducción del precio del diésel reduciendo fondos para salud y educación y atacó duramente la huelga de los petroleros. Pero la polarización política se agudizó nuevamente en el pais, la política de precios de Petrobras – sometida directamente a la oscilación de los precios internacionales – está totalmente cuestionada, el mercado está «nervioso» y la sensación es de derrota de la política gubernamental.

Así, estamos en una nueva crisis política nacional al rojo vivo, la extrema derecha tiene infiltración organizada entre los camioneros que ha sido base para su acción desde la crisis que llevó al impeachment de Dilma Rousseff, pero el espacio a la izquierda es grande porque la extrema derecha obviamente no puede ofrecer una salida real para los camioneros, para la crisis de los precios y para los trabajadores en general. El problema sigue siendo el tremendo muro de contención del lulismo para que la crisis tenga un desenlace de enfrentamiento consecuente con el neoliberalismo, con la institucionalidad y con la extrema derecha para que podamos disputar la ola de indignación por la izquierda, cambiando la correlación de fuerzas para comenzar a imponer derrotas más significativas al gobierno. En las bases del lulismo el apoyo a la huelga de los camioneros es de más del 80%, lo que coloca un espacio para la disputa de la izquierda socialista, particularmente para el PSOL.

Por eso, urge enfrentar esta nueva crisis política con una clara diferenciación y con una política independiente de los patrones, de la derecha, de la burocracia lulista y del sectarismo estéril. Presentando así claramente un programa de los trabajadores para la crisis, con banderas propias de diferenciación de la burocracia y con presencia física en las manifestaciones.

Defendemos unificar las luchas por la reducción general de los precios de todos los combustibles, por un Petrobras 100% estatal y bajo control de los trabajadores, en defensa de los fondos de salud y educación, que los ricos paguen la crisis, por la defensa de todos los derechos democráticos, ningún castigo o multa a los huelguistas, defensa del derecho de huelga de los petroleros y de lucha de todos los trabajadores y oprimidos, el fin de la intervención militar en Rio de Janero ¡El pueblo debe decidir, por elecciones generales democráticas ya!

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